"El tándem Rea-Kawasaki es ahora muy difícil de parar"

Jonathan Rea es el jefe del Mundial de SBK. Cuatro títulos consecutivos, récord histórico de podios, ocho victorias en las últimas ocho mangas, campeón a falta de cinco carreras... Los números ya explican el dominio de este caníbal del motociclismo, pero nadie como Pere Riba, máximo responsable del equipo, para analizar por qué Rea es el rey. "Jonathan tiene unas habilidades increíbles y lo que más le diferencia sobre el resto es la gran capacidad de adaptación que tiene a los cambio. Modifica el pilotaje o la forma de hacer una curva durante un fin de semana. A veces la mejora es cosa de la moto, pero otras es por el piloto. Él lo entiende, lo acepta, escucha y corrige de forma automática. Es muy fácil de ver y entender en la telemetría, pero es muy difícil de hacer. Los pilotos son muy frágiles y casi siempre piensan que el problema es la moto. Hay muy pocos a los que se les puede decir: 'Estás conduciendo fatal porque haces mal esto, esto y esto'. Rea es uno de ellos porque confía plenamente en mí", explica Riba a As.

El trabajo de este expiloto con amplísima experiencia en infinidad de categorías y en especial conocedor del Mundial de Superbike va mucho más allá de dirigir el equipo campeón. "Hay que sacar el máximo rendimiento de las personas que trabajan contigo teniendo a todos contentos pero sabiendo que son diferentes. Hay que hacer un poco de psicólogo. Técnicamente debes saber, pero eso ya se da por hecho. La gente que trabajamos en este nivel o sabemos lo que hay que hacer o no deberíamos estar. Tenemos muchas herramientas y la gente experta que necesito consultar antes de tomar las decisiones. Yo creo que el jefe de equipo, además de entender de técnica, es un gestor del piloto, un organizador. no solo hay que sacar el máximo de la moto sino también del piloto".

Empatía humana que Riba borda con Rea, un piloto especial: "Necesita una familia al lado, además de su mujer y sus dos hijos. Es una persona que necesita ese calor humano". Pero que nadie piense que esa sensibilidad, amabilidad y exquisita educación le hace vulnerable. "Es humilde, muy buena persona, quiere a las personas que le quieren y respeta totalmente nuestro trabajo, pero comparte algo que tienen los grandes campeones: es un killer. Dentro del box, con el compañero, para las cosas que tiene claras le sale ese egoísmo que debes tener en este mundo para triunfar. Vive por la moto, es brutalmente profesional, tiene los pies en el suelo y sabe lo que quiere, explica el dirigente de 49 años.

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Armas emocionales que se unen con una habilidad increíble al manillar de una moto. "Este año cambiaron el reglamento intentado igualar el campeonato, desde su punto de vista, con el tema de la reducción de las revoluciones y Kawasaki fue la más afectada, pero Jonathan tiene una conducción muy suave y su estilo de conducción va en esa dirección. Tiene mucho paso por curva, necesita mucha estabilidad tanto a nivel de paquete estable como de freno motor, que la moto sea suave de reacciones, un motor con mucho par, la conexión del gas con el motor inicial para el paso por curva debe ser también muy suave...", disecciona Riba.

Y deja claro: "Que nadie piense que gana porque no hay nivel. Es más rápido en el tiempo por vuelta y en total de carrera que en los últimos años. Está conduciendo una moto que da 20 o 25 caballos de potencia menos que hace cuatro años y está yendo mucho más rápido. Ahora mismo el paquete Rea-Kawasaki es muy difícil de parar. Es muy sólido y veo difícil que alguien le ponga en dificultades". Y apostilla: "Con tiempo y en un buen equipo lo haría muy bien en MotoGP. Ha tenido ofertas pero para acabar el diez no le compensa. De poder ir a un equipo top se habría ido, pero no era el caso. Las ofertas no eran para demostrar de verdad tus habilidades".

¿Tiene punto flaco? Riba lo piensa y dice: "El único es que cuando se presiona o no controla todo se estresa más de lo que debería, pero lo alucinante es que eso no lo transforma en errores. Tiene una madurez brutal y sabe gestionar esa situación. Si de verdad pudiera sacarle un defecto se lo diría. Es un robot profesional, muy inteligente y metódico pero sin volverse loco".

El año que viene Rea cambiará de compañero: Sykes deja paso a su compatriota Haslam. Y ese tema deja la puerta abierta para hablar sobre el Márquez Lorenzo en el box del Repsol Honda en 2019: "Si los que mandan dejan claras las directrices y saben gestionar la rivalidad de tener dos grandes pilotos será bueno para todos. Esta rivalidad ayuda mucho a mejorar si las reglas se cumplen... sino todo explota y te perjudica. Personalmente creo que Marc es Marc, solo hay uno. Es la bomba. Honda es la fábrica más orgullosa del paddock y por mucho que digan que gana Honda, como pasó con Rossi en el pasado, no gana Honda, lo hace Márquez. A Lorenzo con la filosofía de Honda le va a costar al principio porque es una moto que no tiene nada que ver con la Ducati, es agresiva, mucho más ágil con menos estabilidad y Jorge necesita una moto más tranquila".

Metidos en tema MotoGP, Riba que sabe bien de lo que habla lanza su discrepancia por el poder que han alcanzado algunos pilotos: "Está fuera de lugar. Las marcas les pagan 10 o 15 millones de euros y encima que sea él quien manda diciendo como quiero esto o aquello, con quién quiere trabajar... nos hemos vuelto totalmente locos. Si Rea me exigiera cosas por capricho le sentaría y le diría: '¿Estás contento con el contrato que tienes con la empresa? Tú eres un trabajador y realizas tu labor muy bien, pero yo creo que nosotros también lo hacemos bien'. La fábrica debe estar siempre por encima de los pilotos".

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Y deja aún más claro su discurso con un ejemplo: "Lo de Yamaha es inconcebible. No puede ser que cuando los pilotos hablan y se quejan los jefes bajen la cabeza y pidan perdón. ¡Que eres el dueño de una empresa que factura miles de millones de euros...! Han llegado a un punto que les permiten un poder excesivo. Son los protagonistas, pero eso no les da el control absoluto. Que reciban esa gran cantidad de dinero es parte del acuerdo por ser unos de los mejores realizando un trabajo y quizá ellos no lo están realizando correctamente, quizá el avance no se produce porque no están sabiendo transmitir las sensaciones a los ingenieros para el correcto desarrollo. No lo sé, pero la situación actual para mí es muy errónea".