Origen II, destapando más secretos del pasado de Lobezno
Kieron Gillen y Adam Kubert realizan un nuevo acercamiento a la vida del mutante antes de convertirse en Logan.
En 2001 Paul Jenkins y Andy Kubert dieron las primeras pinceladas sobre el origen de Lobezno en una miniserie de seis números en los que se desvelaba tanto su verdadero nombre, James Howlett, como las causas que le llevaron a convertirse en una leyenda de Marvel. Durante muchos años el pasado del mutante había sido un terreno vedado y solo el gran Barry Windsor-Smith se atrevió a cazar en esos paisajes ignotos con Arma X (1991). El artista londinense a pesar de todo fue respetuoso con el misterio y se centró solo en cómo el mutante adquiría su esqueleto de adamantium, y no posando su mirada más allá de este hecho aislado.
Jenkins y el hijo del gran Joe Kubert montaron un relato seco, áspero y ambientado a finales del siglo XIX en Canadá, donde relataron sus primeros años, pero sin llegar a desnudar por completo el alma del mutante.
Redescubriendo el pasado
Doce años después Kieron Gillen y Adam Kubert retomaron la misma tarea para llenar los huecos que un su día dejó la serie original, un puente que se extendía entre el final de Origen y el comienzo de Arma X.
La obra bebe de clásicos como El libro de la Selva o Colmillo Blanco para presentar un Lobezno que ha renunciado a su parte humana para vivir dentro de una manada de lobos en las tierras altas de Canadá. Es un relato de una belleza salvaje en el que Adam Kubert, hermano de Andy, hace un alarde estético con viñetas de un gran impacto visual gracias a un uso minimalista del dibujo y la ausencia de diálogos. Durante esta parte inicial se descubre, sin juzgarlo, a Lobezno como un animal que ha recuperado su equilibrio gracias al contacto con la naturaleza. Pero un acontecimiento rompe esa armonía y de nuevo se convierte en presa y cazador.
Baile de personajes conocidos
Con la I Guerra Mundial a las puertas las potencias buscan un arma que les proporcione una ventaja significativa y Lobezno se convierte, sin saberlo, en una pieza importante del tablero internacional. Un moderno Victor Frankenstein, el doctor Nathaniel Essex (futuro Mister Siniestro), quiere experimentar con él para descubrir el secreto de su factor curativo, pero entre medias aparecen dos personajes Clara y Victor Creed, que lo capturan para exhibirlo en un circo. Los paralelismos con la obra de Mary Shelley son más que evidentes y por si quedaban dudas el propio Jenkins se encarga de disiparlas al incluir a la escritora dentro del guion.
A partir de aquí el relato se mueve en otra dirección, la trama belicista pasa a un segundo plano, para coger fuerza la extraña relación que forman los tres personajes principales: Clara, Víctor y Lobezno, un triángulo amoroso que da explicación al odio que más tarde convertirá a Víctor Creed (Dientes de Sable) en el antagonista principal de Logan. Pero más allá de estos sentimientos existe un vínculo entre ellos que va más allá del afecto: comparten un mismo origen.
El círculo se cierra
Kieron Gillen era por entonces uno de los valores seguros de Marvel, por sus manos habían pasado Jóvenes Vengadores, Thor, VENGERS Vs X-Men o Uncanny X-Men, colección que tuvo que dejar para que Bendis se hiciera cargo de ella. Curiosamente el guionista de Cleveland había sido uno de los descartados para el relato original de Lobezno.
Guillen, se enfrentaba a un reto mayúsculo y era consciente de la enorme presión que recibiría la serie, ya que la primera parte recibió todo tipo de críticas. Aunque con el tiempo se ha consolidado como uno de los cinco mejores comics del mutante. Él contaba con la enorme ventaja de que no tenía que ajustarse a ningún canon, todo era territorio virgen que podía explorar como quisiera y su historia, la historia Lobezno antes de Lobezno, bucea en rincones del alma del personaje a los que ni siquiera Logan se había asomado. Por el contrario, tenía el hándicap de que no podía salirse tampoco demasiado del carril porque el futuro de Lobezno ya estaba escrito, así que al final la historia no es todo lo trascendente que debiera y solo aporta algunas pinceladas más al retrato que durante años se ha hecho del personaje.
De una manera orgánica el lector descubre la naturaleza de Lobezno y conduce la trama hacia un punto que no es nada cómodo de asumir. La pulsión asesina de Lobezno siempre ha estado ahí, independientemente de cualquier experimento o de situación extrema, es parte de su esencia y de su herencia compartida con los Creed.
Todo queda en familia
Si su hermano Andy consiguió una obra visualmente bella en la primera entrega, Adam Kubert vuelve a demostrar que la genética es factor determinante en el talento. Origen II es una lección tanto del dibujo, como del color, aunque en este aparado no alcanza el virtuosismo de Origen. Sus viñetas evolucionan al ritmo que cambia el relato, pasando de un minimalismo que le acerca en al principio a Bill Sienkiewicz, a páginas repletas de acción en las que destaca por una disposición bastante arriesgada, pero que no tienen problemas de lectura gracias a la casi ausencia de diálogos. Como curiosidad los rostros de los personajes van perdiendo definición y calidad a medida que se progresa en el relato, probablemente sea un efecto debido más a las prisas por cumplir los plazos de entrega que algo intencionado.
Conclusión
Origen 2 es un nuevo acercamiento al personaje de Lobezno antes de convertirse en Logan que cubre un espacio inédito hasta ahora, pero que no tiene la trascendencia de la primera entrega ni de Arma X. Un cómic de lectura amena y con un dibujo agradable con algunos guiños que reconocerán solo los fans del mutante más salvaje de Marvel.
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