La muerte del Capitán América

Cuando en 1941 Jack Kirby y Joe Simon crearon el Capitán América como gran icono de la lucha contra el nazismo nadie podía imaginar que ese cómic propagandístico, cuya popularidad descendió tras finalizar la Segunda Guerra Mundial e incluso llegó a desaparecer, se convertiría en el santo y seña de Marvel en la llamada Edad de Plata de la Editorial (1964-1971). El capi se erigió en el líder de la colección estrella, Los Vengadores, y evolucionó con los tiempos. A raíz de los atentados del 11-S el personaje recuperó un aspecto más social y se volvió más oscuro. Se vio inmerso de lleno en la Civil War, un evento que involucró a todos los superhéroes del universo Marvel y que era un reflejo de las leyes aprobadas por Bush para luchar contra el terrorismo y que limitaban los derechos civiles.Rogers encabezó el bando rebelde que se negó a registrarse ante el gobierno.

Este es el contexto en el que se mueven los cinco números (Capitán América Vol5#25-30 USA) que componen el volumen que ahora reedita Panini dentro de su colección Must - Have y que se centran en la muerte y las consecuencias que trajo para la comunidad superheroica la muerte de Steve Rogers (abril 2007).

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Un maestro al guion

Ed Brubaker es el guionista encargado de llevar a cargo el ‘magnicidio’, el autor, que había tomado las riendas de la colección en 2004, había dotado al personaje de un aura más oscura gracias a su permanencia fuera de la ley y la recuperación de Bucky como Soldado de Invierno. La idea de terminar de forma abrupta la Civil War fue de Joe Quesada, Director editorial de Marvel, quien le explicó a Brubaker que quería “algo realmente grande para el final de esa historia, que algo debía ocurrirle al Capitán América”. Ed Brubaker le convenció para separar esa historia de la Civil War y crear un evento propio. También impuso su teoría de que no debería ser Cráneo Rojo, némesis de Steve Rogers durante siete décadas, quien apretara el gatillo. Así construyó una historia de intrigas que tiene a los personajes más cercanos a Steve Rogers como actores involuntarios del asesinato.

Es inevitable encontrar paralelismos entre el atentado que sufrió JFK en Dallas y el de Steve Rogers al salir del Palacio de Justicia. Ambos representaban el sueño americano, fueron abatidos por varios disparos, el autor confeso puede ser un señuelo, salen vivos de la escena del crimen y fallecen en el hospital, sus parejas (Sharon Carter y Jacqueline Kenndey ) están presentes y son honrados de la misma manera con un funeral de estado en el que un caballo blanco tira del carro que lleva el ataúd.

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Eco mundial

El suceso tuvo tal impacto que trascendió al mundo del cómic y los principales medios de comunicación del mundo se hicieron eco de la noticia. La historia de Brubaker se convirtió en un suceso de igual magnitud que la del fallecimiento de Superman en 1992, otro de los grandes iconos del mundo del cómic. A diferencia de esta, la marcha de Steve Rogers sacudió todos los cimientos del universo Marvel y propició la entrada de una nueva época, La Iniciativa, en la que Tony Stark, líder de la facción progubernamental en la Civil War, se convertiría en director de Shield.

A modo de colchón entre ambos sucesos salieron al mercado 5 especiales (Negación, Ira, Negociación, Depresión Aceptación) bajo el título común de Fallen Son en los que Jeph Loeb, creador de la que probablemente sea la mejor historia de Batman (The Long Halloween), describía cómo afrontaban la pérdida las personas más cercanas a Rogers. El nivel de todos ellos es excepcional y son de lectura recomendada.

En 2010 Ed Brubaker, el mismo que le quitó la vida, es el encargado de devolver a Steve Rogers al universo Marvel en una serie limitada que en principio iba a tener cinco números, pero que se extendió hasta 16. Aunque eso no supone su vuelta como Capitán América, que durante este periodo había sido Bucky Burnes.

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Estilo oscuro

El dibujo de la serie corre a cargo de Steve Epting, una figura reconocida que se inició en el sello First (Nexus, Dreadstar y Whisper) y que tras la desaparición de esta editorial se enroló en Marvel (1991) para dibujar a Los Vengadores hasta 1994. De ahí pasó al mundo mutante hasta su marcha a DC (1999) donde se encarga de Superman y Aquaman. En 2001 regresa a la Casa de las Ideas y en 2005 forma pareja creativa con Ed Brubaker para dar forma a una de las etapas más brillantes del Capitán América. Su estilo destaca por el uso intensivo de las sombras y primar los colores oscuros y el negro, lo que favorece una línea argumental más dramática.

Como curiosidad este hecho ha sido uno de los eliminados en el universo cinematográfico Marvel y que hubiera debido encuadrarse dentro de la película Capitán América: Civil War (2016) de la Fase 3, pero los guionistas prefirieron mantenerle vivo y que pudiera participar tanto en Infinity War (2018) como en Endgame (2019).

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