Enemigo del Estado: el héroe más peligroso del mundo

Para llegar a entender como Lobezno se convertía en una máquina asesina en el cómic de Millar y John Romita Jr. Hay que entender que sucedió en el universo Marvel en el inicio del nuevo milenio. La compañía daba síntomas de agotamiento en muchas de sus colecciones, que aún vivían de los códigos creados a mediados de los 60. Era evidente que se necesitaba un cambio de rumbo, el mundo había cambiado con la caída de las Torres Gemelas, pero los héroes seguían mostrando una inocencia que les separaba cada vez más de la realidad y por ende de sus lectores. Así que Marvel decidió romper los moldes y puso patas arriba todas sus grandes colecciones. Millar fue la punta de lanza de este movimiento liderado por el nuevo universo Ultimate y que tuvo su máximo representante en el espléndido The Ultimates, una revisión de Los Vengadores mucho más cercana a lo propuesto por Alan Moore en Wacthmen que al cómic original creado por Stan Lee y Jack Kirby. La serie fue un éxito de ventas y dio luz verde para muchos proyectos similares como el de Bendis en Los Nuevos Vengadores.

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De repente los superhéroes se habían vuelto oscuros, las historias emparentaban con el cine negro y de espías y los grandes iconos de Marvel eran reconstruidos. En este punto Millar decide hacerse cargo de un arco argumental de una las colecciones estrella de la casa, Wolwerine. Pero al tratarse del universo canónico no puede ser tan rupturista y se obliga a colocar al personaje dentro de una línea temporal coherente. Para ello revisa de manera exhaustiva todo lo publicado anteriormente y encuentra dos historias que le van a influir en gran manera.

Influencias

La primera es la serie limitada Honor (1982) de Cris Claremont y Frank Miller, en la que el mutante regresa a Japón para buscar a un antiguo amor y se envuelto en una trama en la que luchará contra la Yakuza y los asesinos de La Mano. Una historia que bebe de los códigos de los samuráis y que presenta a Lobezno como un ronin, una figura con la encaja a la perfección. Por primera vez se presenta al hombre en vez de al héroe y las dudas y los miedos sustituyen al ansia asesina como emociones primordiales.

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La segunda es Arma X (1991) de Barry Windsor-Smith, el legendario artista de Conan. En este relato se desvela uno de los grandes misterios de Marvel, el origen de Lobezno. Es un relato brutal, descarnado, en el que el lector entiende de dónde viene ese resentimiento y esa oscuridad que rodea a Logan. Estilísticamente es una obra maestra, el británico es probablemente el dibujante que mejor domina la anatomía humana y cada una de sus viñetas es un auténtico cuadro.

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Más acción que trama

Millar toma estas dos referencias para contar una historia en la que una vez más a Lobezno le lavan el cerebro y se convierte en un instrumento imparable a manos de Hydra, una organización criminal que volvió a coger foco a partir de este relato. Un relato en el que va enfrentándose sucesivamente a diferentes iconos de Marvel: Elektra, Cuatro Fantásticos, Daredevil, Patrulla-X, Capitán América… el problema es que convierte el cómic en una película de acción, donde las batallas priman más que el relato. Si esta misma historia cae en manos de Ed Brubaker estaríamos hablando de uno de los grandes clásicos de Marvel, pero el escocés, que tiene el gran mérito de haber concebido la historia, apuesta todo a la parte más superficial prescindiendo de una instrospección que le hubiera venido muy bien al personaje. Digamos que es un punto de arranque de lo que sí conseguiría años más tarde con El Viejo Logan (2008), una obra más adulta y profunda que cuenta con la ventaja de presentarse en un mundo alternativo.

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Un veterano de Marvel a los lápices

Para los lápices cuenta con uno de los grandes valores de la editorial, John Romita Jr. Un veterano dibujante por cuyas manos han pasado casi todos los personajes de Marvel: Iron Man, X-Men, Spiderman, Daredevil, Punisher, Cable, Thor… Su estilo de dibujo es bastante particular y tiene tantos admiradores como detractores. Sus viñetas saturadas y su gran dominio del movimiento lo hacen ideal para un cómic como Enemigo del Estado. A raíz de este trabajo estableció una gran relación profesional y de amistad con Millar, con el que trabajaría de nuevo en Kick-Ass (2008). Particularmente creo que aquí está bastante por debajo de lo realizado en Daredevil, Spiderman o Punisher, pero también hay que reconocerle que las viñetas de acción (la pelea con los ninjas de La Mano)

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Consecuencias

Enemigo de Estado dio un nuevo impulso a uno de los grandes iconos de Marvel, Lobezno, y supondría la creación de un personaje, Gorgón (no tiene nada que ver con el de los Inhumanos) que estaría en primera fila de varios de los grandes relatos de la casa a partir de este momento. También supuso la recuperación de Hydra como uno de los grandes enemigos ocultos de los superhéroes, con el villano clásico Von Strucker a la cabeza.

Un extra de regalo

La nueva edición de Panini contiene los arcos argumentales Enemigo de Estado (Wolwerine vol 3 USA #20 al #25) y su continuación, Agente de Shield (Wolwerine vol 3 USA #26 al #31). Además de una historia independiente (#32) situada en la Segunda Guerra Mundial dentro de un campo de concentración nazi, que a Miller le costó mucho elaborar y para la que recibió los sabios consejos de Will Eisner. Solo ya por este relato vale ya adquirir la nueva edición (2022).

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