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Grim Fandango

Grim Fandango

Grim Fandango Remastered, guía completa - El Bosque Petrificado

Te contamos paso a paso como llegar al final de este clásico del género de la aventura gráfica que regresa a PC y debuta en PS4, PSVita y iOS.

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Grim Fandango: EL BOSQUE PETRIFICADO

Salvador le sacó por unos túneles, y por el camino le explicó que debía ir a la ciudad de Rubacaba, ya que todas las almas perdidas debían pasar por allí, y por tanto podría esperar a Merche en ese lugar. Le dejó en el bosque petrificado, el lugar más terrible de la tierra de los muertos, pero Manny como cualquier protagonista de aventura gráfica que se precie no conocía el miedo, o al menos su miedo a volver a la ciudad era aun mayor

Se dirigió a la derecha y llegó a un claro donde encontró a Glottis llorando. Le habían despedido y su vida no tenía sentido sin arreglar motores, por lo que se arrancó el corazón y lo lanzó lejos (eso es amor al trabajo, yo me arrancaría el corazón si tuviera que trabajar un minuto más de lo que lo hago). Allí al lado había una señal que apuntaba hacia Rubacaba que no se podía arrancar, aunque lo cierto es que no sabía para que había de arrancarla. Un poco más allá estaba el coche.

Manny pensó en cogerlo y largarse, pero no podía dejar allí a su amigo moribundo, más que nada porque él no sabía conducir. Detrás de Glottis había un camino que conducía a una tela de araña gigante en la que estaba el corazón de su socio, junto a ella había un montón de huesos del que cogió uno y lo lanzó sobre la tela. Despues enganchó en él su guadaña, tiró, soltó, y por el "efecto tirachinas" el corazón fue a parar junto a su dueño. Cogió cuatro o cinco huesos más, que siempre venían bien para un posible caso de descalcificación, y fue junto a su barrigudo amigo. Cogió el corazón y lo volvió a poner en su sitio, con lo que Glottis despertó.

Mientras tanto, en la ciudad, un tal Hector Lemans salía a la luz y se revelaba como el verdadero jefe de la operación de robo y venta de billetes en primera clase. No le gustaba como iban las cosas, por lo que eliminó a Don por el curioso método de lanzarle un proyectil que le hizo crecer flores por todos los huesos. A esto le llamaban brotar, los muy brutos. Dejó a Dómino a cargo de todo.

Glottis se pusó al volante inmediatamente y en la primera maniobra golpeó la señal que apuntaba a rubacaba. Había cuatro caminos posibles, al sur se volvía a la ciudad, lo cual no era interesante, al norte había unas rocas infranqueables, al noroeste y al este no sabían lo que había, por lo que optaron al noroeste, que era al lugar donde apuntaba la señal. Sin embargo llegaron a otro claro rodeado de cuevas en los árboles que no conducían a ninguna parte. Manny se bajó del coche y volvió andando al lugar de la muerte y resurgimiento de Glottis. Ahora sí que pudo arrancar la señal que apuntaba a Rubacaba.

Por desgracia no le cabía en el bolsillo, por lo que tuvo que llevarla en las manos hasta el claro de las cuevas, donde la clavo en el suelo. Tras dar varias vueltas señaló hacia un punto concreto, anduvo varios pasos en esa dirección con la señal otra vez a cuestas y la volvió a clavar otra vez. Una vez más dió vueltas y señaló en cierta dirección, la arrancó anduvo en esa dirección y repitió la operación hasta que la señal apuntó al suelo y se abrió un pasadizo secreto en el bosque. Montó en el coche y penetraron por él. Llegaron a un cartél con una llave y, a pesar del texto poco amistoso de aquel, Manny cogió la llave y se largaron de allí en el coche por donde habían venido.

Estaban en el claro de las cuevas. Volvierón al primer claro. Ahora solo les quedaba la opción del este y hacía allí tiraron, hasta un complejo industrial bastante extraño. Manny pregunto a Glottis que era aquello y su colega le explicó que esa maquinaria extraía el tuétano de los árboles para construir edificios, de ahí el nombre de la ciudad. En un gran arbol se podía ver una rueda giratoria en la copa y dos bombas de aire a cada lado del tronco. Había una palanca de la que Manny tiró y se paró la rueda.

Glottis tuvo la idea de sacudir el arbol para que las bombas cayeran, hacer con ellas amortiguadores para el coche y poder así pasar por el camino de las rocas. Cogió un peso de una carretilla que había encontrado y se subió a la rueda para desequilibrarla. Cuando bajó volvió a activar la rueda, pero no caían las bombas. Manny observó que del generador de la palanca salían cuatro cables, uno por cada bomba. Si ponía la carretilla encima de uno de ellos se paraba su bomba correspondiente y se volvía a activar cuando la quitaba. De izquierda a derecha fue parando y volviendo a activar las bombas para sincronizarlas de manera que mientras las dos de la izquierda estaban estiradas, las dos de la derecha estaban contraidas y viceversa.

Eso hizo que el árbol se tambaleara al máximo. Volvió a tirar de la palanca y Glottis volvió a subir a equilibrar la rueda. Manny se preguntó que ocurriría si volvía a activar la rueda mientras su amigo estaba colgado en ella. De una cosa estaba seguro, y era de que se iba a reir mucho, por tanto lo hizo. El resultado fue que el arbol cayó y Glotis consiguió las bombas. Las aplicó al coche y ahora ya tenía buena amortiguación.

Volvieron al claro y por fin pudieron tomar el camino del norte. Llegaron a una gran puerta cerrada con un candado que tenía otra más pequeña en su centro. Manny entró por esta última y fue a parar a un río de petróleo. En su centro había un dique de huesos fabricado por unos castore de fuego que le echaron de allí. Volvió a entrar, giró a su izquierda, dejando al fondo el dique, y siguiendo un camino fue a dar a la orilla del río, bajo una gran roca en la que se subió uno de los castores.

Manny lanzó un hueso al petróleo y preparó su extintor. Cuando el castor rugió, gruñó, o lo que quiera que hagan los castores flamígeros, Manny roció el río con el extintor. El castor saltó a por el hueso y quedó apagado para siempre. Repitió la operación dos veces más hasta que no quedaron castores. Volvió al exterior y abrió el candado de la gran puerta con la llave que había conseguido antes. Ahora pudieron cruzarla con el coche. Pasaron sobre el dique y llegron a una carretera que les condujo hasta Rubacaba.

Era una ciudad cubierta de niebla. Manny subió unas escaleras y dejando otras a su izquierda se introdujo en las brumas y, como no veía nada, cayó por un precipicio al mar. Le sacó de allí un marinero, que se fue a hablar con Glottis tras dejarle junto a las escaleras. Manny subió por ellas, hacia una gran torre que recordaba a un pepino. Así llegó a un restaurante donde estaba fregando un antiguo cliente suyo, quien le dijo que Merche no había pasado por Rubacaba y que él estaba buscando a su mujer.

Estuvieron hablando hasta que le dió a Manny una foto de su esposa. Manny observó unas puertecillas que había a lo largo de una pared y que contenían números de alimentos.

Preguntó por el número 22 y resultó ser lengua. Despues volvió junto a Glottis y le enseñó la foto al tipo que le había sacado del agua, quien le explicó que esa mujer se había ido de la ciudad. Manny no le creía por lo que el marinero le dió pruebas que Manny llevó al tío de la fregona, el cual se largó de allí. Manny quedó fregando el suelo. Ya se había instalado en la ciudad.

¿Estás intrigado? ¿Qué hará Manny Calavera? ¿Volverá a ver a Merche? ¿Se manchará Glottis de grasa los pantalones?