Grim Fandango
Grim Fandango Remastered, guía completa - La Última Estación
Te contamos paso a paso como llegar al final de este clásico del género de la aventura gráfica que regresa a PC y debuta en PS4, PSVita y iOS.
Grim Fandango: LA ÚLTIMA ESTACIÓN
Pasaron otro año de viaje y por fin llegaron a su destino, la última parada del tren que llevaba al Noveno Infierno. Este añó Manny no prosperó. Lo único que consiguió fue unos sabañones en los huesos de sus pies tras una larga travesía por zonas heladas. Pero habían llegado. Sin embargo cuando estaban en presencia del Guardián de la Puerta, Glottis se desvaneció.
Manny estaba en una gran escalera que discurría por una pirámide azteca, no había duda de que aquella estación de tren estaba bien decorada. Tenía tres caminos posibles, arriba, abajo y a su derecha o abajo y a su izquierda. Subió hasta arriba y conversó con el guardian de la puerta, quien le explicó que toda la gente que había salvado de la mina de coral estaba allí retenida por no tener billete. Manny explicó que habían sido robados, pero aquel tipo era inflexible, tendría que volver a El Tuétano y recuperar los billetes. Despues de ver como un tren de almas malvadas era devorado por las llamas y de que el guardián le diera un mensaje que le había llegado para Manny, se fue de allí hacia abajo.
El mensaje era de Hector Lemans, el más malo entre los malos, y le amenazaba con hacerle brotar. Estaba en la escalera y esta vez bajó y giró a su izquierda, hasta llegar una estancia donde estaba Glottis moribundo rodeado de unos demonios iguales que él pero del tamaño de un balón de fútbol. Hablando con ellos y con su amigo supo que para salvarle necesitaban un vehículo extremadamente rápido. Glottis dibujó el diseño en una pared antes de caer inconsciente y pidió a Manny que buscara el combustible. No sería facil, no habían visto ninguna gasolinera en su travesía por la nieve. Junto a ellos había una escalera que bajaba hasta una puerta que daba a una cocina y junto a esta puerta había unos barriles de lubricante. En la cocina había un cajón que abrió y del que sacó un trapo.
También habia una tostadora, y al lado un estante para colgar jarras que recordaba a una antena de T.V.
Se fue de allí, a la escalera exterior, y ahora bajó por el tramo que le faltaba. Encontró unos coches funebres y un ataud en el suelo que abrió. Salio de allí el enano que Manny había encontrado en el envenenamiento varios años atras, y estaba muy agradecido por los tres años de encierro, tanto que lanzó a Manny al estómago una taza llena de espuma de empaquetar. Por suerte los esqueletos no tenían estómago. Manny volvió al lugar donde estaba Glottis, llenó el trapo de grasa en los barriles, lo metió en la tostadora de la cocina, encendió la tostadora y comenzó a arder. Apareció uno de los mecánicos chiquitines y la apagó con un extintor. Esto le hizo recordar algo que le había explicado cierto diablo técnico tres años atrás. Cogió otro trapo del cajón y lo engrasó en los barriles. Despues situó la jarra de espuma en el estante que había junto a la tostadora e introdujo en esta el trapo. En esta ocasión la espuma del extintor reaccionó con la de la taza haciendo volar a esta por la habitación. Acababan de descubrir un combustible superpotente.
Los mecanicos pequeñitos fabricaron una mezcla de tren y telelférico, que impulsado por el nuevo combustible tenía un doble objetivo: reanimar a Glottis con la velocidad y poner a Manny y a Merche rumbo a El Tuétano