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Grim Fandango

Grim Fandango

Grim Fandango Remastered, guía completa - El Envenenamiento

Te contamos paso a paso como llegar al final de este clásico del género de la aventura gráfica que regresa a PC y debuta en PS4, PSVita y iOS.

Grim Fandango: EL ENVENENAMIENTO

Se llamaba Manuel Calavera, pero todos le llamaban Manny. Vivía en una ciudad llamada El Tuétano, y desde su muerte, a causa de la mala vida que había llevado, trabajaba para purgar sus culpas facilitando el viaje por la tierra de los muertos a las almas de los nuevos fallecidos hasta el noveno infierno, el punto de destino. A cada cliente la vendía el tipo de viaje que correspondía según había sido su comportamiento en vida. Cuanto mejor se habían portado, mejor era el viaje y eso redundaba en el beneficio del propio Manny, ya que necesitasar vender buenos viajes para, algún día, poder ir él mismo al noveno infierno. Sin embargo últimamente no le iban muy bien las cosas en el curro

Estaba en su despacho meditando sobre su penosa situación laboral cuando se levantó la banderita de su tubo de mensajes, eso significaba que había llegado uno nuevo. Abrió el tubo y leyó el mensaje. Era de Don Copal, su jefe, al parecer había un envenenamiento masivo y todos los agentes debían acudir al lugar, para recoger a las almas. Antes de salir de su despacho cogió la baraja de cartas que había en la mesa del fondo a la derecha, junto a unos libros.

Atravesó el pasillo y se paró a hablar un rato con Eva, la secretaria de Don. Ella tenía sobre la mesa una perforadora de papel, y Manny sacó una carta de la baraja y la marcó, nunca se sabe cuando se puede presentar una buena partida de poker. Frente a Eva había un ascensor al fondo y otro a la izquierda, tomó este último que bajaba al garaje.

Al llegar giró a su izquierda y llegó hasta el final. Allí no había nadie, por lo que llamó a la puerta de una caseta.

De ella salió un tipo de unos cinco metros de alto por tres de gordo. En realidad no era un tipo sino un demonio llamado Glottis, experto mecánico. Le dijo a Manny que Dómino había dado el día libre al conductor. Ese Dómino era el máximo rival de Manny en la empresa, y se la había jugado una vez más. Por tanto nuestro heroe intentó convencer a Glottis para que condujera para él, pero el demonio alegó que no cabía en los coches, a lo que Manny contestó que el problema estaba en el coche, que era demasiado pequeño. Glottis vio claro que podría modificar el coche para caber, pero necesitaba una orden de Don para hacerlo, y le dio un papel a Manny para que lo firmara el jefe.

Manny subió otra vez y le dijo a Eva que quería ver a Don, pero este se negó a recibirlo. Sin saber que hacer se fue de allí, esta vez cogiendo el ascensor del fondo, que llevaba al piso de arriba. Desde aquí cruzó una gran puerta doble que había la final del pasillo y salió a la calle. Giró a su izquierda y otra vez a su izquierda entró por un callejón hasta llegar una cuerda hecha por corbatas horribles. Trepó por ella y llegó a una cornisa en la que había una ventana abierta por la que entró. Era el despacho de Don y estaba vació. En la terminal de ordenador descubrió que contestaba a Eva con mensajes grabados, por lo que puso el que a él le interesaba, el que le decía a ella que firmara por él. Volvió a donde estaba Eva y por fin consiguió la firma. Podía dirigirse al envenenamiento.

Glotttis había modificado el coche y con el llegaron al lugar de los hechos. Otra vez Dómino se llevaba la mejor pieza.

En el suelo estaba empaquetado otro cadaver. Lo desenvolvió con su guadaña y volvió a la central.