El Atlético levanta su undécima Liga en una temporada marcada por el coronavirus, pero donde mandó con puño de hierro en lo alto de la tabla.
Simeone lo ha vuelto a conseguir. El Cholo ha vuelto a hacer al Atlético campeón y el equipo rojiblanco se ha llevado su undécimo título liguero, el segundo con el entrenador argentino en el banquillo del Atlético. Sólo dos técnicos lograron dos Ligas con el Atlético, Ricardo Zamora y Helenio Herrera, otros dos mitos del fútbol español. Simeone ganó la Liga 2013-14 y esta 2020-21, que pasará a la historia también porque se jugó sin aficionados en las gradas. A ellos, a los que están y a los que ya no pueden disfrutar de este triunfo, va dedicado el título, en una temporada complicada para el Atlético.
En diciembre se marchó Diego Costa; Trippier fue sancionado por la Federación Inglesa; hubo una plaga de futbolistas contagiados por la COVID y también muchos lesionados. Pero nada pudo con un Atlético que comenzó en plan arrollador, que sufrió un bache, pero que volvió a remontar en la recta final. Un Atlético que no traicionó el partido a partido y que hizo caso omiso de todos los comentarios externos que intentaron debilitarle. El Cholo aumenta su leyenda (junto a Luis Aragonés y Marcel Domingo tiene el título liguero como jugador y como entrenador). Ya ha conquistado ocho trofeos de rojiblanco y su ambición no tiene fin.
Simeone renovó una plantilla cuyo fichaje estrella fue Luis Suárez, al que el Barcelona dio como acabado para el fútbol de alto nivel. Pero la gran revelación de la temporada fue Marcos Llorente, cuyo partido en marzo del año pasado en Anfield le envolvió de una magia que aún conserva. Junto a ellos también cuajó un gran rendimiento Carrasco. Fueron tres actores principales de un Atlético con secundarios de lujo, pues Correa se llevó el reconocimiento general por su esfuerzo, a pesar de fallar goles cantados. El equipo se movió al ritmo de Koke, el gran capitán, quien ya ha sobrepasado los 500 partidos de rojiblanco. Únicamente Adelardo jugó más. Le alcanzará seguro. Y atrás sobresalió Savic, el nuevo jefe de la defensa. Oblak no necesitó hacer milagros, como en otras campañas, pero respondió cuando su equipo le necesitó. Giménez, Felipe. Hermoso, Lemar, Saúl, Kodogbia, João Félix... Todos intentaron aportar lo suyo, aunque es cierto que de manera desigual.
El Atlético es campeón. Perdió cuatro partidos (Real Madrid, Levante, Sevilla y Athletic) y dio mucha emoción a un torneo que parecía tener ganado. Pero no lo hubiese conquistado al modo en que suele hacerlo el equipo madrileño: sufriendo mucho, derrochando coraje y corazón, como dice su himno. Enhorabuena Atlético, justo campeón liguero.
El Atlético comenzó la temporada con pocas caras nuevas, un refuerzo de oro en la delantera con el lazo incluido del Barcelona a Luis Suárez y un semidesconocido Grbic para estar atento a cualquier resfriado de Oblak. Pero, tras dejar a las claras el nuevo Atlético que estaba preparando Simeone, con una goleada por 6-1 al Granada en un festival ofensivo, doblete del uruguayo en su debut incluido, llegaron dos empates consecutivos y el adiós de Thomas durante el último día de mercado en un equipo al que le empezaban a asomar las dudas. Acabaron firmando Torreira y Kondogbia para reforzar el pivote, pero fue el capitán Koke el que dirigió las operaciones en una posición más centrada y retrasada de lo que acostumbraba con el Cholo. Pisando menos área, pero distribuyendo fútbol y organizando un equipo plenamente ofensivo. Hermoso le dio sentido a la línea de tres centrales como el zaguero encargado de arriesgar para sacar la pelota jugada y Savic se erigió como un muro infranqueable, permitiendo a Trippier liberarse en ataque. Con Lemar por dentro, Carrasco percutiendo por la izquierda y Llorente siendo un todocampista extraordinario, el bajón de João Félix tras su espectacular inicio lo cubrió Correa, de menos a más y dejándose siempre la piel en el campo. La idea estaba clara, suministrar balones a Suárez en el área. Un equipo campeón a base de mantener la fiabilidad defensiva con el gigante Oblak en la meta y ser mucho más alegre en la presión y en sus llegadas al área rival.
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Jan Oblak
Portero 28 años Eslovenia
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Jan Oblak
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De nuevo un muro en la portería del Atlético. Cada vez más líder dentro y fuera del campo, volvió a ser fundamental con sus paradas para conseguir un nuevo Zamora y conquistar LaLiga. Acciones inolvidables como su penalti a Joselu, la mano a Messi, a Benzema… A lo que no llegaba la defensa ya estaba él bajo palos. Se asienta como el mejor portero del mundo.
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Ivo Grbic
Portero 25 años Croacia
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Ivo Grbic
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El croata no ha llegado a debutar en Liga en su primer año en el Atlético. Tener por delante a Oblak implica para un portero suplente sólo tener que participar si el esloveno sufre algún contratiempo, cosa que no ocurrió. Guardameta de futuro, gran estatura y buenos reflejos, sí tuvo sus primeros minutos en Copa del Rey antes de contraer el coronavirus.
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Stefan Savic
Defensa central 30 años Montenegro
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Stefan Savic
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Temporada extraordinaria del montenegrino, un líder perfecto de la defensa, con una regularidad notable durante todo el curso. Seguro en el juego aéreo, notable en el cuerpo a cuerpo y con una gran evolución en la salida de balón, buscando iniciar las jugadas desde atrás. El mejor cierre para Oblak, en plena madurez futbolísitica y en plenitud física.
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José María Giménez
Defensa central 26 años Uruguay
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José María Giménez
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Las lesiones han vuelto a ser su mayor enemigo. Entre coronavirus y problemas musculares se ha perdido muchos partidos, pero cuando ha estado ha vuelto a ser todo un seguro y el jugador ideal para cerrar la línea de tres centrales por su velocidad y agresividad al corte. Puro carácter, representa a la perfección el sentimiento atlético. Uno de los capitanes.
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Felipe Monteiro
Defensa central 31 años Brasil
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Felipe Monteiro
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Después de haber deslumbrado la temporada pasada, este curso le ha costado más adaptarse a la línea de tres centrales, principalmente cuando le ha tocado perfilarse hacia el costado izquierdo. De menos a más, acabó mejor la temporada de lo que empezó, con una buena actuación en el Camp Nou y sumando muchos minutos ante las lesiones de Giménez.
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Mario Hermoso
Defensa central 25 años España
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Mario Hermoso
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El año de asentarse para el madrileño, perfectamente adaptado a esa línea de tres centrales con la polivalencia de poder caer al lateral izquierdo. Ha evolucionado notablemente y ha sido el encargado de dar salida de balón desde atrás mejorando cada jugada que pasaba por sus botas y manteniéndose fuerte también en defensa. Clave en la nueva zaga.
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Kieran Trippier
Lateral derecho 30 años Inglaterra
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Kieran Trippier
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Año magnífico, brillante como carrilero derecho. Una posición más avanzada que le permite jugar más tiempo en campo rival, donde explota su conexión con Llorente y Correa. Gran asistente, su sanción le dio muchísimos dolores de cabeza a Simeone. Con su vuelta, el Atlético recuperó el esplendor en la derecha. Uno de los grandes saltos de calidad del curso.
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Sime Vrsaljko
Lateral derecho 29 años Croacia
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Sime Vrsaljko
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Trippier lo estaba jugando todo en Liga, hasta que la sanción de la FIFA obligó a Simeone a buscar un nuevo dueño del carril derecho. El croata jugó nueve partidos tras más de un año parado por los problemas físicos. Cumplió, aunque lejos del nivel brillante que estaba ofreciendo el inglés por ese costado. Trató de mostrar una buena versión en defensa.
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Ricard Sánchez
Lateral derecho 21 años España
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Ricard Sánchez
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El único jugador del segundo equipo que participó en Liga en el año del título. Tuvo media hora en la derrota contra el Levante, intentando mostrarse en banda y buscar con centros el empate. El catalán sí había gozado de más oportunidades en Copa del Rey, donde se estrenó con gol. Puede jugar de lateral o interior derecho, con clara vocación ofensiva.
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Renan Lodi
Lateral izquierdo 23 años brasil
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Renan Lodi
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El cambio del sistema defensivo perjudicó al brasileño, que la temporada pasada se había instaurado como el lateral izquierdo titular. Comenzó en el once, pero fue perdiendo el sitio ante la evolución de Hermoso y Carrasco. En la segunda vuelta tuvo un tramo importante, subiendo mucho la banda y marcando un gol fundamental contra Osasuna.
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Manu Sánchez
Lateral izquierdo 20 años España
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Manu Sánchez
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El canterano participó en la victoria en Balaídos con el pase de gol para Luis Suárez. Ya con ficha del primer equipo, no estaba teniendo minutos y en el mercado invernal salió cedido a Osasuna, donde ha evolucionado mucho y ha seguido sumando pases de gol con facilidad. El Atlético deberá decidir su futuro de cara a la próxima temporada.
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Kondogbia
Centrocampista 27 años R. Centroafricana
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Kondogbia
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Llegado desde el Valencia en noviembre en el plazo extra concedido por LaLiga tras la salida de Thomas, el pivote ha tenido poco protagonismo, aunque dejó muescas de su nivel en dos grandes partidos contra Celta y Elche. Recambio habitual para Simeone en la segunda mitad de los partidos para dar intensidad y físico al centro del campo rojiblanco.
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Torreira
Centrocampista 25 años Uruguay
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Torreira
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Cedido por el Arsenal, no ha conseguido hacerse con un hueco en los planes de Simeone, aunque fue importante en su llegada al cierre del mercado veraniego. Pivote de mucha intensidad y despliegue físico, marcó un gran gol ante Osasuna. Muy pocos minutos en la segunda mitad de la temporada, pero siempre que entró al campo se mostró comprometido.
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Thomas Partey
Centrocampista 27 años Ghana
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Thomas Partey
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El Atlético tuvo que reponerse a la salida de su pivote y ancla del equipo en el último día del mercado veraniego, cuando decidió aceptar la oferta del Arsenal que pagaba su cláusula de rescisión. Jugó los tres primeros partidos de la temporada y se le antojaba de nuevo un papel protagonista en el equipo. Simeone se vio obligado a rehacerse.
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Héctor Herrera
Centrocampista 31 años México
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Héctor Herrera
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Entre lesiones, coronavirus y diversos problemas, el mexicano pudo jugar muy poco. Pero, cuando lo hizo, se convirtió en una pieza importante en el sistema de Simeone. Titular en dos momentos de la temporada, el Atlético encontró un gran nivel de juego con el mexicano generando fútbol junto a Koke. Bien en la recuperación y en la distribución de balón.
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Koke
Centrocampista 29 años España
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Koke
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El capitán ha sido el motor del campeón. Toda la temporada en una posición más centrada, ha ejercido durante la mayor parte del curso como pivote y ancla del equipo. Se ha echado a la espalda la salida de balón y el trabajo de recuperación para liberar a los futbolistas ofensivos. El corazón de este Atlético. Pisando menos área, pero siendo clave.
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Saúl Ñíguez
Centrocampista 26 años España
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Saúl Ñíguez
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No ha sido un año fácil para el ilicitano, que ha ido perdiendo el sitio en el esquema titular con muchas dificultades para hacer circular el balón. Entregado como siempre, no se le puede poner un pero a su actitud, intensidad y trabajo, jugando en el medio, en las bandas o hasta de carrilero. Sin embargo, ha sido su curso menos trascendente con Simeone.
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Thomas Lemar
Centrocampista 25 años Francia
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Thomas Lemar
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Simeone ha dado por fin con la tecla para encontrar la mejor versión del francés. Jugando por dentro, con mucha influencia en la salida de balón y en las transiciones ofensivas, se ha podido ver a un Lemar muy importante y fino. Genial en el regate con el cuerpo y en la intensidad tanto ofensiva como defensiva, colaborando mucho con Koke y Llorente.
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Marcos Llorente
Centrocampista 26 años España
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Marcos Llorente
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Probablemente el jugador más determinante del campeonato. Su explosión como jugador total, un coloso cuando pisa el área rival y con unos números que asombran, y más teniendo en cuenta que hace poco más de un año era un pivote que no se había estrenado en Liga. 12 goles y 11 asistencias, un trabajo descomunal, físico extraordinario y polivalencia máxima.
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Yannick Carrasco
Centrocampista 27 años Bélgica
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Yannick Carrasco
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Fundamental por su capacidad de adaptarse y trabajar como carrilero izquierdo, con el paso de la temporada fue cada vez más importante cerca del área rival. Su regreso de China ha sido una bendición para el equipo, que tiene en Carrasco su jugador más desequilibrante en el uno contra uno. Goles, asistencias y un trabajo impagable para Simeone.
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Vitolo
Centrocampista 31 años España
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Vitolo
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El canario apenas ha tenido participación esta temporada, un jugador al que sólo ha recurrido Simeone cuando se han concentrado las bajas en ataque y el marcador estaba en contra. Aportación discreta, con algún buen partido suelto como en Pamplona para derrotar a Osasuna completando el encuentro y provocando un penalti que convirtió João Félix.
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Ángel Correa
Delantero 26 años Argentina
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Ángel Correa
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Ha jugado en todos los partidos como una pieza fundamental para Simeone desde el once o saliendo del banquillo. Su abrazo con el Cholo tras una ocasión fallada en el Villamarín fue un preludio de lo que estaba por venir, echándose al equipo a la espalda en el final del campeonato con goles y asistencias. Trabajador infatigable, tuvo el premio en Valladolid.
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7
João Félix
Delantero 21 años Portugal
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João Félix
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De más a menos, empezó el curso como un tiro, dirigiendo los ataques rojiblancos y desarrollando toda su calidad para suministrar balones a los delanteros. También aportando goles y mucho peligro, fue desapareciendo, donde las lesiones en el tobillo le lastraron. Acabó como suplente habitual, sin marcar desde marzo y aportando poco desde el banquillo.
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9
Luis Suárez
Delantero 34 años Uruguay
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Luis Suárez
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El punta del que tanto adolecía el Atlético. El Barça le liberó y el club rojiblanco estuvo rápido para hacerse con un delantero que, pese a no estar físicamente rápido, sigue siendo determinante en el área. Aunque a final de curso le costó más ver puerta, no paró de dar puntos y sus goles ante Osasuna y Valladolid son de oro. Acabó pichichi del campeón.
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19
Diego Costa
Delantero 32 años Brasil
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Diego Costa
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El hispanobrasileño salió del club en diciembre, pero hasta el momento estaba siendo el punta suplente para dar un recambio a Suárez. El coronavirus y los problemas físicos, sufriendo una trombosis, le impidieron jugar con regularidad, aunque dejó dos goles y partidos con buenas sensaciones arriba. De haberse quedado podía ser importante.
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17
Ivan Saponjic
Delantero 23 años Serbia
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Ivan Saponjic
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El serbio fue convocado en 14 partidos de Liga, pero vio todos ellos desde el banquillo antes de salir cedido al Cádiz en el mercado invernal. En su préstamo al conjunto gaditano se ha estrenado como goleador en Primera División de penalti y el Atlético deberá buscarle destino para la próxima temporada, donde no parece contar para el Cholo.
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Moussa Dembélé
Delantero 24 años Francia
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Moussa Dembélé
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Firmado desde el Olympique de Lyon en invierno para suplir a Diego Costa, ha tenido un papel muy secundario. Cuando parecía empezar a entrar en los planes de Simeone se contagió de coronavirus. Poca participación en partidos con el marcador en contra, donde pudo dar la victoria contra el Getafe con dos remates que no encontraron la red por poco.
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El final de temporada ha puesto a prueba los corazones de la afición del Atlético, pero también hay que ser justos con el equipo. Desde que se encaramó al liderato en diciembre, cogió una ventaja histórica y, aunque estuvo a punto de perderla, nunca cedió su puesto de privilegio. Igual que muchos le auparon como campeón antes de tiempo, otros tantos (en realidad, la mayoría eran los mismos) le dieron por muerto cuando el ritmo de los rojiblancos empezó a flojear. El vestuario se ciñó al partido a partido, a respetar cada jornada y le funcionó.
La primera media Liga del Atlético fue espectacular, al nivel de las mejores de siempre, 50 puntos de 57, con una racha de siete triunfos y otra de ocho. Es más, si el equipo no se puso líder antes fue porque empezó a competir en la jornada 3. Aquella coletilla de “con dos partidos menos” acompañó al Atleti durante meses y hasta marzo no se igualó con el resto de los equipos, porque además de esos dos encuentros pendientes se le sumó la visita del Athletic al Metropolitano, aplazada por la borrasca Filomena.
Con todo, el equipo rojiblanco llegó al ecuador de su Liga con diez puntos de ventaja sobre Madrid y Barça, que habían jugado un partido más. El empate que arañó el Celta in extremis y el doble tropiezo con el Levante en cuatro días (un punto de seis) generaron las primeras dudas. El ritmo goleador de Suárez bajó, el coronavirus se coló de nuevo en el vestuario, el físico flaqueó y los rivales aceleraron, sobre todo el Barça. Pero el Atleti resistió. Contra los equipos de Zidane y Koeman dio muy buenas versiones en la segunda vuelta y sólo la puntería le impidió ganarles. Aun así, las cuentas seguían saliendo. Hasta que las matemáticas, por fin, han confirmado el título.
Una de las grandes penas del Atlético es no haber podido disfrutar de todo este trayecto junto a la afición. La Liga de la pandemia, a puerta cerrada, ha impedido a la hinchada colchonera sufrir junto a los suyos, darles aliento cuando las piernas temblaban y hacer vibrar el Metropolitano. Se echan de menos aquellas imágenes del Cholo levantando a la gente como si fuera un director de orquesta y se fantasea con cómo habría sido la comunión entre Suárez y la grada. Y, por encima de todo, el equipo ha echado de menos celebrar la Undécima sobre el césped rodeado de los suyos. Pero eso, por suerte, también pronto volverá…
El Atlético vivió una temporada 2019-20 definida por Simeone como el año de transición. Pasar de su guardia pretoriana (los Godín, Juanfran, Filipe, Griezmann…) a una nueva generación de futbolistas que necesitaban un periodo de adaptación al cholismo. Y también el librillo del técnico argentino necesitaba evolucionar según las características de sus nuevos referentes en la plantilla. Con apenas pinceladas en verano, más allá de conseguir hacerse con un nueve de primera clase en las botas de Suárez, Simeone revolucionó sus esquemas, cambió los sistemas de juego y demostró que siempre es buen momento para reinventarse.
Tras nueve temporadas dirigiendo al Atlético y cumpliendo siempre los objetivos del club, Simeone fue valiente, se salió de los patrones en un equipo que había ido perdiendo brillo en los últimos años y se sacó de la manga un vestuario campeón apostando por un juego con mayor prioridad a la posesión, a la presión alta y a construir las jugadas desde atrás. La idea, suministrar de balones a Suárez en el área. Para ello, situó una defensa con tres centrales, dando un papel protagonista en la salida de balón a un Hermoso que en verano tenía un pie fuera, potenciando a Trippier y convenciendo a Carrasco de que, con trabajo, es un futbolista descomunal (que gran vuelta la suya). Con Oblak bajo palos y Savic liderando la retaguardia para mantener también la fortaleza defensiva, el Atlético ha dado el salto en ataque.
Si la posición de Koke había sido una de las más controvertidas estas últimas temporadas, con la duda sobre si debía jugar más centrado o seguir tirado a banda, el capitán ha aceptado el reto de su técnico: liderar todo el curso la sala de máquinas desde el pivote. Un trabajo más oscuro, que le ha alejado de las espectaculares cifras en asistencias y goles de temporadas pasadas, pero que le han hecho aún más imprescindible en el equipo, en plena madurez futbolística como el líder para iniciar el fútbol, dirigir la presión y sacrificar su llegada al área para que otros cuatro futbolistas pudiesen mirar al área rival con un guardaespaldas siempre al quite. Es el único futbolista que ha estado en la plantilla desde el primer día del técnico y ahora es su sombra sobre el campo. Durante una parte del inicio del curso con Herrera de apoyo, los problemas físicos del mexicano se solventaron con el salto de calidad de Lemar, que por fin ha sentido el ADN atlético y consiguió que Simeone le diese galones por el medio. El francés agarró el balón en la media punta mientras João Félix se evaporaba y Correa volvía a demostrar que siempre está cuando su técnico le necesita. Y el Cholo dio la puntilla encontrando la posición para una explosión sin igual de Llorente, quizás el futbolista que más ha mejorado en LaLiga y en Europa en el último año y medio.
En esta temporada Simeone ha continuado pulverizando récords. Con su segunda Liga, ya suma ocho títulos de rojiblanco, el técnico más laureado de la historia del club (dos Ligas, dos Europa League, la Copa del Rey, dos Supercopas de Europa y la Supercopa de España) y también el entrenador con más victorias (314 en 526 partidos), superando a todo un referente como Luis Aragonés (308 en 612). El Sabio de Hortaleza es el único que ha dirigido más partidos que el Cholo, a años luz del tercero (Ricardo Zamora con 206). Pero, quizás lo más importante ha sido la demostración de que siempre hay que seguir innovando, aprendiendo de los errores y tratando de mejorar, evitando apoltronarte en lo que antaño había funcionado con otros futbolistas. Simeone se ha sabido adaptar a las cualidades de sus futbolistas, las ha potenciado y ha logrado de nuevo acabar con el duopolio de Barcelona y Real Madrid, el único en conseguirlo, y en dos ocasiones, desde el año 2004.
El Atlético fichó a Luis Suárez en busca de un salto de calidad y desde bien pronto la realidad superó a las expectativas. El uruguayo se estrenó con un doblete que disparó la ilusión —ya de por sí abundante desde su llegada— y acabó siendo determinante para la undécima Liga colchonera, con una racha espectacular entre diciembre y enero que le señaló como uno de los cracks de la competición. Suárez aterrizó en el Metropolitano tras ser desterrado por el Barça, que lo alejó de su amigo Messi y le afiló el colmillo. Tras coquetear con la Juventus, finalmente se lo quedó el Atlético, que a su vez mandaba a Morata a Turín.
El uruguayo, mientras, cambiaba de ciudad, pero no de país ni de liga. Y sí, se presentaba con ganas de revancha, especialmente contra quienes pensaron que ya no valía para estos retos. La afición rojiblanca le recibió con los brazos abiertos, fantaseó con su sociedad junto a Simeone y sólo lamentó no poder animarle a gritos desde la grada. Suárez es de esos futbolistas que conecta con una hinchada y, más en concreto, era un perfil ‘muy Atleti’, o incluso ‘muy Simeone’. El argentino tenía para el ataque al Lucho, a Diego Costa, a João Félix… Pero todos entendieron pronto que el ariete era él y sus cifras no hacían más que reafirmarlo. También se temía por el estado de sus rodillas y físicamente, aunque no está para grandes esprints ni para avanzar 50 metros con la pelota, ha estado al nivel requerido. Sólo el coronavirus, en noviembre, y una lesión muscular en abril le frenaron.
Suárez sólo ha sido suplente en su debut ante el Granada (doblete en 20 minutos) y en Bilbao, saliente de una lesión muscular. Ha sido el ariete del campeón, a pesar de que en su último ha estado más seco, una versión que contrasta con la que después de Navidad disparó al Atleti en la clasificación. Después del traspié en Valdebebas (12 de diciembre), el equipo hiló ocho triunfos en los que Suárez logró nueve tantos, casi todos determinantes: el 1-0 al Getafe, el 1-2 al Alavés en el 94’, doblete en Eibar para remontar, doblete en Cádiz… Además, el ‘9’ exhibió una variedad tremenda de recursos para el gol: de penalti, de falta, en el segundo palo, en el primer, lanzándose en plancha, con el exterior, con el interior… Puro cazagoles.
Además, Luis se convirtió rápido en un futbolista con peso en el vestuario. Uno de los líderes de la caseta pese a ser un novato en la plantilla. Ha sabido ser agradecido con sus compañeros, a los que también ha apretado cuando ha tocado. Siempre siendo exigente consigo mismo. “Suárez gana partidos que antes se empataban”, es una frase que se escuchaba en los pasillos en cuanto el charrúa cogió vuelo. Pura ambición, cada gol era un triunfo para sí mismo y una pequeña revancha para quienes le dijeron que no valía. Y claro, en el Atlético lo celebran. El chollo del verano ha acabado siendo el goleador del campeón.
Marcos Llorente. El suyo es un apellido que se coserá para siempre al undécimo título de Liga del Atlético de Madrid. El segundo del Cholo, el primero suyo. Llorente, hijo de, nieto de, y nombre propio para la historia ya. El de Marcos. El futbolista que llegó del equipo rival para hacerse gigante en el Metropolitano. No fue fácil. Nada. Basta mirar al verano de 2019, cuando llegó al equipo rojiblanco con vitola de fichaje estrella… y se estrelló nada más comenzar la pretemporada. Rodrigo acababa de irse al City, tras la llamada de Pep (Guardiola), después de una sola temporada a las órdenes del Cholo. El centro del campo rojiblanco se quedaba con un agujero y Llorente parecía el hombre ideal. Su año de cesión blanca en Vitoria fue uno de los futbolistas de LaLiga pero en su regreso al Madrid de Zidane no ocurrió lo esperado; nunca entró en el equipo, nunca se hizo imprescindible. Cuando llegó la oferta del Atlético mandó a sus representantes que no escucharan nada más. Haría la maleta pero no se iría de Madrid. Al principio, lo escrito, nada sucedió como esperaba.
Porque sí, Llorente desde el inicio de la pretemporada en San Rafael era de los jugadores que siempre estaban en el once titular de Simeone (Correa, por ejemplo, en aquel entonces no). Pero llegó el segundo partido de pretemporada, el primero de la gira, ante el Chivas, y una roja nada más comenzar, le condenó. No sólo con el Cholo, que dejó de incluir su nombre en las alineaciones titulares, sino en su propia cabeza. Aquel partido sembró las dudas, se germinaron con las alineaciones del Atleti después, partido a partido. Porque a Llorente aquella tarjeta le arrancó la vitola antes de empezar. Ahora suena casi a broma aquella estadística de diciembre de 2019: Llorente era el segundo jugador de campo con menos minutos en el Atlético. Había jugado 310’. Sólo un hombre por detrás en esa lista, Saponjic. El dato desató rumores aquel mercado invernal pero la realidad era otra: Marcos le había dicho a sus agentes que no escucharan nada, que él no ve movía del Atlético. Él iba a triunfar. Era marzo el mes en el que espantó a todos los fantasmas de su cabeza en Anfield. ‘You'll never walk alone’ gritaba el campo y él lo sintió en las piernas, como si afición inglesa se lo cantara a ellas. Salió cuando el Liverpool le había remontado al Atlético aquellos octavos de final y tumbó al equipo de Klopp con un doblete. Bye, bye fantasmas. Un nuevo Marcos Llorente emergió. Y nunca más se ha ido.
De la catarsis emergió un Llorente aún mejor que todos los Llorentes vistos hasta ahora. Simeone puede anotarse el tanto en su libreta. El entrenador que sacó a Griezmann de la izquierda para convertirle en delantero y campeón del mundo (con Francia, 2018), que hizo mejores a Arda Turan, a Thomas Partey, movía unos pasos adelante a Llorente para aprovechar su zancada, su velocidad y privilegiado físico. Voilà. Si Anfield fue una explosión que nadie esperaba, la temporada 2020-21 ha sido su confirmación. Tercer jugador de campo más utilizado por el técnico argentino (3.369’), sólo por detrás de Savic y Koke, ha logrado sus mejores números de siempre. 13 goles, 12 asistencias, el contener el aliento cada vez que coge un balón. Aunque visto con perspectiva en realidad no era tan difícil intuirlo. Lleva el ‘14’ a la espalda. Número de grandes en el Atleti. La última vez que el equipo había ido a Neptuno, de hecho, su dueño fue el que se subió a Neptuno a ponerle la bufanda.
El campeón tiene al mejor portero de LaLiga. Y posiblemente de Europa. El Atlético presume de Oblak, quien ha conseguido su primer título liguero con el equipo rojiblanco. Tras siete temporadas en el Atlético, club al que llegó con la complicada papeleta de sustituir a Courtois, Oblak ya tiene una Liga. Y lucha por conseguir su quinto trofeo Zamora, algo que únicamente tienen dos cancerberos históricos, Ramallets y Valdés. La temporada ha sido histórica para Oblak, quien ha acabado el campeonato igualando a Abel Resino como el cancerbero con más partidos en la historia del Atlético: 303 encuentros. Un ejercicio, pues, que el esloveno no podrá olvidar facilmente, tanto a nivel colectivo como individual.
Oblak fue de menos a más durante el campeonato. Durante la primera vuelta sus intervenciones no fueron decisivas. El Atlético fue superior en muchos partidos y los rivales apenas le pusieron a prueba. Otra cosa distinta fue en la segunda mitad del torneo, donde sí recordó al de pasadas campañas. Fue determinante en varios partidos y sacó a relucir una faceta de la que fue criticado. Oblak paró penaltis que a la postre resultaron clave. Primero a Joselu, el jugador del Alavés. También le detuvo uno a Ocampos, aunque no sirvió para puntuar. Y frente al Elche Fidel lanzó al poste. En LaLiga, Real Madrid, Cádiz, Celta, Levante y Athletic le hicieron dos tantos. Ningún equipo del campeonato pudo hacerle más.
Con 28 años, y con contrato en vigor hasta junio de 2023, su valor de mercado es de 90 millones de euros. Es el jugador de LaLiga cuyo mercado de valor es más alto. Los grandes del fútbol europeo le pretenden, aunque el Atlético se remite a su cláusula de rescisión: 120 millones. Oblak es uno de los capitanes del conjunto madrileño y ya es habitual verle con el brazalete, de lo que ha declarado sentirse muy orgulloso. Además de sus reflejos y su agilidad, le ha aportado su particular manera de afrontar los enuentros: una sangre fría que le da puntos al Atlético. El campeón tiene al mejor portero.
Más allá de los goles de Suárez, los guantes de Oblak, el Koke omnipresente y la zancada de Llorente, este Atlético campeón se ha alzado también sobre ladrillos inesperados pero bien fuertes aferrados a sus cimientos, “como los fragmentos de un imán a los que su propia naturaleza ingobernable reúne”, que escribe Leonardo Padura en Como polvo en el viento. Ladrillos llamados Hermoso, Carrasco y Lemar. Sobre todo resulta llamativo el último. Porque habían pasado tres años desde que el francés llegara al Atlético de la mano de Griezmann y un peso insoportable en los hombros: el de fichaje más caro de la historia del club en el verano de 2018 (hasta que un año después João Félix lo desbancara con los 120 millones pagados al Benfica por él). No le salieron las cosas aquella temporada. Fue Lemar un efímero cometa sobre la hierba de Tallin, en la Supercopa de Europa ante el Madrid, de su desborde y conducción de balón después de aquella noche no quedó nada, sólo un rastro imposible de perseguir, en el que él mismo se perdió.
No lo hizo la confianza de Simeone, sin embargo, que durante tres años le ponía una y otra vez de titular. Una y otra vez sin que nadie lo entendiera muy bien. Eran pocos los partidos en los que Lemar no escribía su esquela en el Atleti. Perdido, sobrepasado, superado, a miles de kilómetros con el futbolista que era cada mañana en el Cerro del Espino, el mejor en los entrenamientos mañana a mañana. De ahí la confianza del Cholo. Se le buscó equipo, se puso su nombre en el mercado, pero estaba tan devaluado que no le quedó otra que continuar el pasado verano, cuando su nombre había convertido en meme. Fue entonces cuando se sacudió todos los golpes en el cuerpo y emergió aquel Lemar, escurridizo y decisivo, del Mónaco. En enero, allá donde ponía epitafio ahora ponía resurrección. Quizá fue la ausencia de público en los estadios, y de los pitos cada vez que erraba un balón. Quizá el cambio del Cholo en su esquema, jugando más por dentro y encontrándole su sitio. La única certeza es que, desde que comenzó la temporada, este Lemar ya era otro. Imprescindible. Cambiando el meme por la resilistencia. Y los elogios.
Como Hermoso. Si su primera temporada en el Atlético, la 2019-20, fueron más sinsabores y banquillo que oportunidades, el cambio en el sistema del Cholo, con tres centrales, le dio minutos y pelota. Y pocos tienen su salida de balón en el equipo del Cholo. Sexto futbolista de campo más utilizado por Simeone, ha arrinconado a un fichaje como el que fue Lodi (14º hombre de campo del Cholo en la 2020-21), la temporada pasada siempre por delante de él.
Y hay un tercer nombre en esos cimientos fundamental. El del hombre que regresó de China para terminar de confirmar todo aquello que había deslizado en una primera etapa en el Atlético en la que no terminó de encajar, ya no sobre el césped sino con el grupo. Es de Yannick Carrasco, el fichaje sorpresa del Atlético que en enero de 2020 estuvo a punto de firmar a Cavani para que le diera los goles que a un Costa lesionado y un Morata siempre en fuera de juego le faltaban. Su zancada y velocidad se agigantaron con el hambre, que el fútbol de Europa se ve muy lejos cuando tienes 25 años en China, por mucho que la cartera abulte. Regresó con Simeone y la mili ya hecha para convertirse en aquel futbolista que ya apuntaba cuando se le fichó del Mónaco en 2016 y se pasaba los entrenamientos de los sábados marcando goles, en los entrenamientos en espacios reducidos, para ganar la apuesta que mantenía con Lucas, Griezmann y Filipe Luis. Hoy el Atlético ya no se entiende sin él. Como sin Hermoso. Y el nuevo Lemar. Este Atleti campeón.
La temporada del Atlético no ha sido un camino de rosas en todo momento. La Liga, como el resto de las competiciones, ha tenido que convivir con la pandemia, que ha afectado a todos los niveles al fútbol y, también de forma más particular, al equipo rojiblanco. Por ejemplo, se ha proclamado campeón sin que su afición haya podido pisar el Wanda Metropolitano para llevarlo en volandas. En lo sanitario, el coronavirus ha castigado severamente a la plantilla, de la que pocos se han librado. Y otros temas que han agitado el transcurso de un curso que, si bien pronto cogió muy buena pinta, ha sido intenso.
La COVID empezó a atacar al Atlético ya desde la pretemporada. Antes de empezar, dieron positivo Arias y Diego Costa. En Los Ángeles de San Rafael, hubo que acabar con la concentración antes de tiempo por un positivo en el staff técnico, y también se contagió Simeone. En octubre le tocó a Giménez y en noviembre, con la selección, cayeron Torreira y Suárez. Al mes siguiente, Grbic. Ya en 2021, un nuevo brote hizo temblar los cimientos del Atlético, por entonces líder destacadísimo de Primera: dieron positivo Carrasco, João Félix, Hermoso, Dembélé, Héctor Herrera y Lemar en menos de diez días.
A algunos, por fortuna, no les afectó prácticamente y otros tardaron más en recuperar la forma al volver. De todos, el caso que más preocupó fue el de Diego Costa. En noviembre tuvo que dar un paso a un lado por una trombosis venosa profunda, posible secuela del coronavirus que sufrió en verano. Por suerte, unas semanas después pudo retornar al equipo, aunque luego le pidió al club que le dejara salir. En su lugar llegó Dembélé, cedido desde el Lyon. El francés tampoco ha tenido suerte. No sólo por el coronavirus, sino que en marzo, durante un entrenamiento en el Cerro, sufrió un desvanecimiento que también generó mucha preocupación en el club.
Más allá de la salud, lo más importante, el día a día del Atlético ha sufrido otros reveses. Para inesperado y difícil de explicar, el caso Trippier. En diciembre saltó la noticia: la Federación Inglesa sancionaba al lateral por una apuesta ejecutada por un familiar. Al rojiblanco se le acusaba de haberle pasado información privilegiada sobre su fichaje por el Atleti. Tras recursos, idas, vueltas, el castigo de 10 semanas le dejó fuera de 12 encuentros. Para Simeone era un imprescindible y una de las claves de su sistema con dos carrileros. El equipo le echó de menos, pero de esto también se repuso. Como de todo lo demás. Un año accidentado, con momentos que invitaban a dudar, pero del que el Atlético sale reforzado y campeón.