Javier Clemente continuó al frente de la Selección tras el Mundial’94, pero cada vez estaba más cuestionado. En donde sí hubo revolución fue en el campeonato doméstico. En el verano de 1995 se aprobó establecer una Liga de 22 equipos para las dos siguientes temporadas y, meses después, se aprobó la llamada Ley Bosman que dictaminaba que ningún jugador perteneciente a la UE ocuparía plaza de extranjero. Esto transformó para siempre la fisonomía del deporte europeo. (Foto de apertura: España jugó un gran Mundial, pero no pudo con Italia).

El éxito de Vicente Miera con la Selección olímpica en los Juegos de Barcelona no fue suficiente para que Ángel María Villar le mantuviera al frente del equipo nacional; su sustituto fue Javier Clemente. El de Baracaldo llevó a cabo una profunda renovación en la Selección, prescindiendo enseguida de la Quinta del Buitre y confiando ciegamente en jugadores de marcado espíritu de lucha y en algunos componente de la Quinta del Cobi, ganadores del oro olímpico, como Ferrer, Cañizares o Luis Enrique.

Siempre enganchado a la polémica, Clemente tuvo muchos detractores. Criticaron su planteamiento, en ocasiones insultantemente defensivo, la ausencia en el equipo de jugadores como Buyo y Míchel. Clemente se enzarzó en enfrentamientos dialécticos con entrenadores como Cruyff y Heynckes. Sin embargo, y a pesar de estar continuamente en el disparadero, el vasco forjó un equipo corajudo y racial. Se consiguió la clasificación para el Mundial de 1994 en el que la Selección dejó una buena imagen y un sabor agridulce. El que siempre queda cuando asalta un qué hubiera pasado si no... En esta ocasión, el grano le salió a España en cuartos y ante Italia y se llamó Sandor Puhl, colegiado húngaro. Aparte de no amonestar a los italianos por su juego violento, el trencilla obvió en el 93’ un penalti a Luis Enrique por codazo de Tassoti con el resultado de nariz rota. Antes, y tras un fallo de Julio Salinas, Roberto Baggio había marcado el segundo gol azzurro y España fue eliminada (2-1).

Luis Enrique muestra al árbitro su nariz rota (imagen superior izquierda). Salinas no consigue batir a Pagliuca (imagen superior).

Tras el Mundial, comenzó el baile de fichajes para la Liga 1994-1995. Zubizarreta y Otero firmaron por el Valencia, Juanele fichó por el Tenerife, club que abandonaron Jorge Valdano y Redondo para recalar en el Real Madrid junto a Laudrup, Quique Sánchez Flores y Amavisca, Simeone aterrizó en el Atlético y Julio Salinas en el Deportivo. El nuevo Real Madrid representó la cuesta abajo de Butragueño y su Quinta y parió una nueva estrella, Raúl González Blanco, un joven de 17 años, del Atlético hasta que Gil suprimió las categorías inferiores y que, a la postre, batiría todos los récords con la camiseta blanca.

El equipo blanco conquistó una Liga que contó con un 5-0 al Barcelona como punto más álgido. El Depor volvió a ser segundo y el recién ascendido Betis, tercero. El Barça, por contra, acabó cuarto en Liga y apeado en cuartos de la Champions como resultado de una temporada con demasiados actos de indisciplina interna. Por contra, el Zaragoza dio un golpe en la mesa europea y se proclamó campeón de la Recopa con un gol imposible de Nayim en la prórroga. Por último, los tres españoles (Madrid, Athletic y Deportivo) fueron eliminados en los octavos de la UEFA.

El verano siguiente fue uno de los más convulsos que se recuerdan en nuestro fútbol y tuvo como consecuencias el nacimiento de la llamada Liga de 22 equipos. El primer día de agosto de 1995, los Comités Deportivo y de Finanzas tomaron una decisión que sonó como una explosión: descender administrativamente a Sevilla y Celta porque, según la documentación enviada, estos clubes no aportaban los avales por valor del 5% del presupuesto de la última temporada, como era requerido por el Real Decreto 449/1995 de 24 de marzo. Sus plazas vacantes se ofrecieron a Valladolid y Albacete. Tras dos semanas de manifestaciones de las cuatro aficiones y movilizaciones de los altos cargos directivos, el 16 de agosto la Asamblea General Extraordinaria de la Liga decidió establecer un campeonato con 22 equipos, tanto en Primera como en Segunda, para las dos próximas temporadas, con los consiguientes cambios en el calendario y renegociación de los derechos audiovisuales. Asimismo, se modificó el tradicional sistema de puntuación y a partir de la 1995-1996 la victoria se comenzó a valorar con tres puntos.

El horizonte del fútbol español cambiaba por completo y el del fútbol y el del deporte mundial lo hizo cuatro meses después. El 15 de diciembre en el que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictó una sentencia por la cual declaraba que los jugadores de los países pertenecientes a la Unión Europea dejaban de ocupar plaza de extranjero. Era la disposición conocida como Ley Bosman. Algo excepcional fue el doblete, Liga y Copa del Rey, del Club Atlético de Madrid. El Madrid defraudó con el cese de Valdano, la reaparición de Arsenio Iglesias y el éxodo de Butragueño a México. El Deportivo, que cayó en semifinales de la Recopa, eliminó antes al Zaragoza. Sevilla y Betis fueron eliminados en los octavos de la UEFA, mientras que el Barcelona cayó en semifinales ante un Bayern que se proclamaría campeón.

Una demanda del jugador belga Jean-Marc Bosman (imagen) desencadenaría uno de los mayores cambios en el mundo del deporte.

El año 1996 fue especial para el Atlético. El equipo entrenado por Radomir Antic conquistó los títulos de Liga y Copa del Rey.

Desde más de 40 metros, Nayim marcó este golazo al Arsenal. Este gol valió una Recopa.