Cuando se anunció Dragon Ball Fighterz, el nuevo juego de lucha centrado de la mítica saga de Akira Toriyama, se levantó una gran expectación alrededor de un título que al fin podía hacer justicia a una de las marcas más explotadas del género.
Todo gracias a que la desarrolladora detrás del proyecto es Arc System Works, especializados en el género de lucha y que cuenta con reputadas sagas en su currículo como BlazBlue o Guilty Gear, muy queridas entre los jugadores hardcore.
Poder unir una saga tan popular con unos verdaderos expertos en crear obras maestras de la lucha era un sueño que muchos esperaban con fuerza. Y ahora que ya finalmente ha salido al mercado, analizamos hasta qué punto hace honor a todo lo que se esperaba de ellos.
Si bien desde las primeras betas lo que más se ha criticado ha sido la simplificación del combate respecto a otros títulos más complejos, lo cierto es que el equipo ha sabido manejar de una forma muy inteligente sus herramientas para crear un juego sencillo de aprender pero difícil de dominar.
El gran problema que los más puristas le achacan se llama autocombo, la posibilidad de encadenar espectaculares golpes sólo pulsando un botón. Algo que puede preocupar en un inicio no resulta tan grave en la práctica, ya que Fighterz cuenta con una buena lista de elementos que le permite ser más completo y táctico de lo que parece.
Y es ese punto intermedio entre la espectacularidad y el manejo lo que le da verdaderas opciones de entrar con fuerza en ambientes competitivos como el EVO, y hacerlo para quedarse.
Una propuesta más compleja de lo que parece
El juego permite a los más veteranos dominar con rapidez a los 24 personajes de inicio, pero el verdadero gancho de la diversión llega con la puesta en práctica de esas habilidades. En cada combate es muy importante saber gestionar las barras de ki, cuando tomar el relevo entre personajes o activar el Sparking, habilidad capaz de regenerar nuestra salud perdida y aumentar temporalmente nuestra fuerza de ataque.
Pero también es importante estar alerta para esquivar los poderosos ataques especiales con saltos, teletransportes a la espalda de nuestro oponente, bloqueándolos o incluso reflectándolos. Eso por no hablar de la relevancia del posicionamiento, saber cuando es mejor mantener las distancias, controlar los impulsos para fustigar al enemigo y cancelar los suyos lanzándolos por los aires e iniciar un posible combo aéreo.
Sí, puede parecer sencillo iniciar ataques y realizar mucho daño a un rival descuidado, pero nada de eso será suficiente contra aquel que domine a la perfección el funcionamiento de los personajes y como aprovechar sus habilidades únicas. Y si ambos son grandes contendientes, la diferencia pueden marcarlas las bolas de dragón, que nos otorga un deseo entre cuatro a elegir para sufrir menos daño, recargar el sparking, resucitar a un compañero con poca salud o recuperar la del luchador principal.
Sólo el tiempo dirá si Dragon Ball Fighterz consigue hacerse un hueco y mantenerse entre la oferta de títulos competitivos, pero su popularidad conseguirá que muchos jugadores se atrevan a competir y ofrecer espectáculo durante bastante tiempo.