El verano es la gran vara de medir que están usando todos los países para realizar sus predicciones sobre el avance de la pandemia tras los primeros meses de vacunaciones. Es el gran objetivo a corto plazo para tener la COVID-19 controlada, se busca un verano más cercano a la ‘normalidad’ que el anterior. Uno de los últimos en dar su vaticinio ha sido el gran virólogo italiano, Andrea Crisanti.

El director del laboratorio de microbiología de la Universidad de Padua ha hablado con la radio italiana Rai Radio1 y ha asegurado que es posible que este verano no se parezca en nada al anterior, libre de muchas restricciones. El propio ministro italiano de Turismo, Massimo Garavaglia, afirmó que podrían reabrirse las discotecas, y que “viviremos el verano como el año pasado, sin muchos problemas”, a lo que este ha reaccionado comparando con “haber hecho un viaje al pasado, remontándose a 2019”.

“Algo así me desanima”, confiesa, pensando en aquellos tiempos mejores y en las palabras de su compatriota. Es reacio a prometer algo: “Tendremos que ver cómo evoluciona el virus, hacer promesas como esta sin saber cuál es la situación generará frustración en las personas si no se pueden cumplir”.

Llama a la calma y a ver la evolución de la vacunación

Para Crisanti, lo mejor es ser prudentes, estar calmados y no aventurarse porque no se sabe con exactitud cómo será el verano o qué restricciones habrá. Así, considera “mejor decir 'no sabemos pero haremos todo lo posible para lograr este objetivo’. Esta sería la actitud correcta”. Y recuerda que el verano pasado fue así porque hubo antes un duro confinamiento, algo que esta vez no ha ocurrido.

En cualquier caso, si tiene que decir una fecha en la que todo mejorará, prefiere hacerlo en función del número de personas inmunizadas: “Cuando tengamos 20 o 30 millones de personas vacunadas, tendrán la expectativa de moverse libremente”.

La situación del coronavirus en Italia

Andrea Crisanti es uno de los expertos más respetados en Italia. Su llamado modelo del Véneto en el que proponía en marzo de 2020 un aislamiento de la población y la realización de test masivos acabó siendo un éxito y sirvió para descubrir que la mayoría de los infectados eran asintomáticos que propagaban el virus.

Advertencias como las de Crisanti son muy tenidas en cuenta, y entre otras cosas, por ello Italia ha tomado duras decisiones para llegar al verano en una buena situación. Por ejemplo, en abril el país estará en cuarentena en buena parte, con la reapertura de algunas escuelas y con la intención de duplicar el número de vacunados.

Las medidas de las últimas semanas no han logrado disminuir la media de los contagios de 22.000 diarios ni los 400 o 500 fallecimientos por día. El incremento de pacientes más jóvenes ha llevado el número de ocupantes de las camas de los hospitales a 23.472 enfermos, por encima de los niveles considerados críticos.

Se ha dividido el país en zonas rojas, las de más riesgo, y zonas naranjas. En las primeras los habitantes no pueden salir de casa y deben justificar sus desplazamientos, y en las segundas hay más libertad, aunque sin poder salir de los municipios.