La pandemia del coronavirus ha cambiado nuestra vida por completo. Entre otras cosas, la mascarilla se ha convertido en un elemento imprescindible en nuestro día a día. Estos protectores faciales ya están a la venta en multitud de comercios, tanto físicos como online, y los hay de varios materiales y fabricantes. Muchas empresas han visto en ellas una gran oportunidad de negocio, pero hay que tener cuidado, pues no siempre están homologadas.

Recientemente, países como Alemania, Austria y Francia han prohibido a sus ciudadanos llevar las mascarillas de tela, por considerar que no protegen lo suficiente. Frente a ello, han impuesto el uso de las mascarillas de tipo FFP2 debido a su mayor filtración y protección frente a las partículas que circulan en el ambiente.

A pesar del rechazo de los protectores de tela por parte de algunos países, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha contradicho esta idea, recalcando: “Las mascarillas de tela siguen siendo eficaces, incluso contra las nuevas variantes del coronavirus, porque el modo de transmisión es el mismo”.

Uso correcto

Las mascarillas FFP2 ofrecen una gran protección frente al coronavirus, pero para su correcto funcionamiento debemos asegurarnos de que las llevamos de manera adecuada. Joseph G. Allen, profesor asociado y director del programa 'Healthy Buildings' de la Escuela de Salud Pública TH Chan de la Universidad de Harvard, dio el truco para The Washington Post:

“Hay que colocar las manos sobre la mascarilla y exhalar suavemente. Si haces eso, no deberías sentir que el aire sale por los costados o sube hacia tus ojos. Luego debes mover la cabeza para ambos lados y comprobar que la mascarilla no se te ha movido”, explicó el experto.

Capacidad de filtración de un 95%

Al comienzo de la pandemia, las mascarillas de tipo FFP2 estaban indicadas exclusivamente para el personal sanitario. Sin embargo, su uso se acabó extendido al resto de la población después de que los expertos las recomendaran en espacios interiores debido a su elevada capacidad filtración, un 95%, y su alta eficacia contra los aerosoles, elementos muy peligrosos en la propagación de la COVID-19.

Cómo saber si son seguras

El principal problema de este producto es su elevado coste, ya que su precio individual puede rondar los 2 o 3 euros. Por ello, hay quien ha aprovechado su éxito para falsificarlas y venderlas más baratas, pero con una menor protección. Por eso, a la hora de comprar una mascarilla FFP2 es necesario fijarse en ciertos aspectos.

Una mascarilla solo podrá garantizar su autenticidad estando homologada. Para saber si lo está, debemos comprobar que está aprobada por el Reglamento de la UE 2016/425 y por la norma EN149:2001+A1:2009. Por tanto, tendrá que contar con esta nomenclatura en su envase.

Los cuatro dígitos del organismo notificado

Asimismo, en su etiquetado debe reflejar si es reutilizable o no reutilizable con las letras R o NR, respectivamente, y especificar el nombre de la empresa productora. Por último, el producto también deberá contar con los cuatro números del organismo notificado junto a las iniciales de la Comisión Europea (CE). En este caso, dependerá de cada país. Por ejemplo, en España los cuatro números son 0099.

Dentro del tipo de mascarillas FFP2, las del tipo KN95 son las más comunes en nuestro país. Sin embargo, al proceder de China, su comercialización no tienen un marcado CE, por ello a partir del pasado 30 de enero ya no se podrán poner a la venta en España al considerarse no homologadas. El 30 de septiembre ya no se podían adquirir nuevos productos de este tipo, pero sí que se permitió la venta del stock que quedaba.

Sin embargo, como explica la farmacéutica Gemma del Caño en su cuenta oficial de Twitter, desde China sí que pueden enviar sus mascarillas a Organismos Notificados válidos para que comprobar que sus productos cumplen con la UNE149.