Este año, la Navidad será más fría de lo habitual. Y no porque vayan a bajar las temperaturas, sino por las restricciones impuestas con el objetivo de evitar la tercera ola de COVID-19 hacia la que se dirige España. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, y la Organización Mundial de la Salud insisten en recomendar que cada uno cene con sus convivientes y se limiten al máximo los desplazamientos. De celebrar las reuniones, además del límite en el número de personas reunidas o el toque de queda, las autoridades sanitarias aconsejan que los asistentes al encuentro lleven mascarilla y no se abracen o besen. Un cometido difícil de cumplir cuando se trata de seres queridos.

Algunas comunidades autónomas, por su parte, apuran para endurecer las medidas del Gobierno central en función de la incidencia acumulada que tengan y de cómo se haya desarrolla el pasado puente de diciembre en ellas.

Estrategias de las familias

Mientras los diversos gobiernos regionales deciden si mantienen o aumentan las restricciones, las familias españolas buscan la forma de poder reunirse o, al menos, sentirse cerca aunque no se puedan ver. La táctica más sonada son las famosas videollamadas durante las cenas o comidas navideñas, pero la usuaria @de_infantil ha compartido en Twitter otra estrategia diferente. La maestra y escritora ha contado que cada miembro de su familia cocinará un plato diferente y después se repartirán todos con una furgoneta.

Según ha contado, en su familia cocinan “todos” y cada año “cada uno lleva un plato”. Pero este año han decidido que cada uno se quede en casa para evitar contagios. Sin embargo, para que todos puedan disfrutar de un delicioso menú, con platos que solo se comen en esta época del año, “cada uno tiene que hacer nueve tupper, pequeños, con la comida que le toca”. El día de Nochebuena, “todos los vamos a llevar en la mañana a un punto de encuentro, y mi primo el de la furgoneta (que no va a cocinar) lo repartirá por las casas”. El proceso será completamente seguro ya que, todos deben ponerse la mascarilla para cocinar. Además, “los tupper hay entregarlos sellados con papel trasparente, nos fiamos poco del transportista”, bromea.

No parece una táctica muy complicada, pero según cuenta la maestra y escritora “la organización nos ha llevado casi un mes de negociación”. Al final, según lo establecido, ella se encargará del postre: nueve mousses de turrón con crocanti de bombón. “Y sabéis qué, lo mismo lo importante este año no es cenar juntos. Lo importante es CUIDARNOS juntos”, deja como mensaje final.