Un estudio de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha determinado que los pacientes que presentan síntomas de fiebre, tos y dificultad respiratoria sufren una enfermedad más grave de coronavirus. Por el contrario, los que registran síntomas más comunes de un resfriado, además de la pérdida del gusto y el olfato, suelen desarrollar una infección más leve.

Aquellos individuos que presenten entre sus síntomas vómitos o diarrea, también sufrirán la enfermedad de una forma más grave, pero no llegaría al nivel de riesgo de aquellos pacientes que presentan dificultad respiratoria. Los enfermos de este grupo tienen más posibilidades de ingresar en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs), así como de morir.

12.000 enfermos españoles

El estudio se ha llevado a cabo con datos de 12.000 enfermos de diferentes hospitales españoles. El grupo de pacientes con síntomas más comunes de un resfriado presentó menos porcentaje de ingreso en UCI y una menor tasa de mortalidad. Del grupo de personas con síntomas de dolor de cabeza, garganta o musculares, solo un 10% tuvo que ser ingresado en UCI.

“Muchos centros hospitalarios enviaron sus datos para elaborar el estudio, que finalmente recogió la evolución de 12.000 pacientes españoles. Los enfermos que presentan disnea (asfixia) serían a priori como los que presentan cualquier otro tipo de neumonía, pero si se le añade fiebre y tos su evolución puede ser peor. Casi todos los ingresados sufren la los tres peores síntomas, algo que se puede ver agravado con procesos como la diabetes, la obesidad o una edad avanzada”, ha explicado José Ángel Martín Oterino, jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital de Salamanca, quien ha participado en el estudio.

El enfermo ha variado durante los meses de la pandemia

El Hospital de Salamanca ha aportado datos de 100 pacientes que fueron ingresados durante los primeros cinco meses de la pandemia (marzo-julio). Desde entonces, la tipología de pacientes ha variado mucho con los contagiados que se registran ahora.

En declaraciones recogidas por La Gaceta de Salamanca, Oterino ha señalado: “El contagiado de ahora varía un poco porque empezó siendo más joven. Además, ahora los enfermos acuden antes al Hospital. En marzo y abril muchos esperaban en casa y llegaban pasados casi 7 días del inicio de los síntomas, cuando puede empezar la peor fase de la enfermedad, con el proceso inflamatorio y la pérdida de control de los síntomas. Eso llevaba a que los enfermos iniciaran el proceso a las pocas horas de ingresar, algo que ahora se frena mucho antes”, ha concluido.