CORONAVIRUS

Coronavirus: ¿qué son los hogares burbuja y por qué son el último recurso?

Los expertos recomiendan reuniones entre grupos de convivencia para intentar frenar los contagios por coronavirus que surgen en los ámbitos sociales.

Coronavirus: ¿qué son los hogares burbuja y por qué son el último recurso?

Los casos de coronavirus siguen aumentando en todo el mundo y los expertos echan la culpa a las reuniones sociales y el ocio nocturno, ya prácticamente inexistente, así como a las reuniones entre amigos en los bares, las terrazas o las viviendas.

Es por todo ello que en algunos países y ciudades europeas han optado por reducir al máximo los contactos sociales, como ha sido el caso de Cataluña u Ourense, donde este tipo de reuniones entre personas no convivientes ha quedado totalmente prohibido.

Se reducen los contactos sociales

Al igual que en España, estas medidas se están llevando a cabo en otros países europeos, como por ejemplo, en Alemania, donde cuando en una zona sobrepasan los 50 positivos por cada 100.000 habitantes, las reuniones se limitan a 10 personas de dos grupos de convivencia diferentes.

Frente a esta situación, parece que el continente europeo terminará en una nueva forma de convivencia basada en los llamados hogares burbuja, es decir, las reuniones entre grupos de personas de un mismo círculo. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) apuntan a las reducciones sociales para frenar la curva de contagios que, según ellos, originan la mayoría de casos de coronavirus.

Las burbujas sociales de Nueva Zelanda

Para ello, los expertos señalan el modelo de las “burbujas sociales” de Nueva Zelanda. Esta medida consiste en mantenerse dentro de un solo círculo social, es decir, el Gobierno autorizó a los miembros de una casa a poder relacionarse con más personas pero que a su vez éstas no se relacionaran con otros círculos sociales. Al final es como tener un contrato que no puedes romper, porque entonces, volverían los contagios.

En este punto, nos encontramos también con la necesidad de que la ciudadanía participe de forma adecuada y para ello se necesita que los gobiernos interactúen con sus ciudadanos, construyan la confianza y seleccionen las medidas apropiadas que estén dispuestos a cumplir.

Evitar parar la sociedad

“Sin vacuna todavía, sin tratamientos efectivos y con unos repuntes explosivos, los Gobiernos han descubierto que su mejor arma es la sociológica. Y esto pasa por reducir a la mínima expresión las interacciones de las personas fuera de las actividades esenciales. En la situación actual, o vamos hacia las burbujas o hay que volver a parar la sociedad", explica Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una declaraciones que recoge El País.

“La tendencia es esta, porque a la que tenemos más interacción hay más circulación del virus. Si tienes pocos casos, puedes controlar la situación con una buena capacidad de rastreo y diagnóstico. Pero si la circulación del virus es elevada, si no se empiezan a aplicar restricciones, lo previsible es que la incidencia siga creciendo hasta dispararse. Y entonces ya es necesario recurrir a las medidas más duras”, explica para El País Joan Ramon Villalbí, de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS).

El psiquiatra Enrique García Bernardo advierte: “La mejor estrategia para hacer frente a las nuevas situaciones es fomentar al máximo la autonomía de las personas dentro de grupo de convivientes. Hay quien necesita estar todo el día relacionándose con otras, pero también quien quiere justo lo contrario. La clave es el máximo respeto a la diferencia y las necesidades individuales dentro de la burbuja, porque no hacerlo aboca a sus miembros a la tensión y el conflicto”, añade.

“La primera ola mostró que las restricciones pueden llevar a algunas personas a sufrir más ansiedad y vivencias depresivas, con sentimientos de tristeza o de vacío. Pero son cuadros leves, aunque resulten muy poco agradables para quien los sufre”, concluye.