El uso de la mascarilla, el lavado de manos y la distancia social se han convertido desde el inicio de la pandemia en las tres medidas básicas para hacer frente al coronavirus. Cuando estas no son suficientes para frenar los contagios, se disponen de otras herramientas más estrictas como los confinamientos localizados según la incidencia del virus.

Con estas mismas variables, y teniendo en cuenta que se cumplan en todo momento, el Instituto de Medición y Evaluación de la Salud (IHM), fundado por Bill Gates, ha realizado una previsión del número de muertes por coronavirus en cada país del mundo hasta el primer día de febrero.

Tres escenarios diferentes

En el caso de España, en el escenario previsible, el número de fallecidos podría llegar hasta los 58.833, más de 25.000 nuevos fallecidos sobre la cifra actual.

Esto es en un supuesto en el que se siguen manteniendo todas las medidas como hasta ahora, pero hay otros dos posibles escenarios, uno más negativo y otro más positivo. En el primero de ellos, en el que las medidas y los comportamientos de la población se relajan, se podrían registrar hasta 77.762 nuevos fallecidos, llegando a los 111.527.

Finalmente, el tercero de los escenarios, el más positivo de todos, calcula el fallecimiento de otros 18.122 españoles desde el día de hoy hasta finales del mes de enero. En el peor de los escenarios, el mayor número de muertes se registraría entre los meses de diciembre y enero.

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Los fallecidos diarios (129 en el día de hoy), seguirían aumentando en el caso más negativo hasta superar la media alcanzada durante la primera ola, que fue de 843 el 31 de marzo. El nuevo pico de muertos se alcanzaría a principios de febrero, con más de mil fallecidos. Unas cifras muy por encima del resto de escenarios, más realistas, que estiman 251 fallecidos diarios en el mismo espacio de tiempo.

El organismo tiene en cuenta, para realizar estas estimaciones, variables como los datos actuales, las medidas que aplican los gobiernos y la capacidad del sistema sanitario de cada país. Pese a que se espera un ligero incremento en la ocupación de los hospitales, no predice un colapso sanitario como ocurrió durante la primera ola.