CORONAVIRUS

¿Qué puede aprender Europa de la experiencia de Suecia contra la COVID?

Una experta de la OMS señala que la estrategia de los países ante la pandemia del coronavirus "debe basarse en su situación y contexto específicos", tal y cómo ha hecho el país nórdico.

¿Qué puede aprender Europa de la experiencia de Suecia contra la COVID?
JONATHAN NACKSTRAND AFP

A pesar de que la estrategia de Suecia para hacer frente a la pandemia del coronavirus ha sido cuestionada por los científicos en varias ocasiones, algunos expertos señalan que la comunidad internacional puede extraer conclusiones útiles de la manera en la que el país escandinavo ha afrontado la crisis y aplicarlas en sus respectivos territorios.

Suecia no ha seguido el camino de la mayoría de los países europeos y no ha impuesto restricciones severas en ningún momento para combatir la enfermedad. Su plan se ha basado más en el cumplimiento voluntario de las medidas de prevención que en la imposición, un sistema que no ha levantado recelos ante la imparable expansión del virus en todo el mundo.

Sin embargo, la coordinadora de emergencias sanitarias para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Dorit Nitzan, subraya que la nación nórdica podría "proporcionar lecciones para la comunidad global" en algunos aspectos.

Decisiones en función de sus características

Nitzar afirma que la sostenibilidad a largo plazo, la participación ciudadana y el cumplimiento voluntario que se aplican en Suecia son interesantes, ya que "todos tenemos para aprender a vivir con este virus". No obstante, Nitzan matiza que no existe una solución única para todos los países y que cada estrategia debe basarse en la situación que atraviese y el contexto social, según relata The Guardian.

En el caso de Suecia, Nitzan destaca que el Gobierno ha basado sus decisiones en “el comportamiento” y las características de su población “y lo aprovechó para que resultasen efectivas” ante la pandemia. El país escandinavo no decretó la obligación de cumplir con el distanciamiento físico, aunque sí lo aconsejó, ni impuso el cierre de bares y restaurantes.

Tampoco ha obligado a la utilización de mascarillas y ha mantenido abiertas las clases para los menores de 16 años. Pero sus recomendaciones, entre las que se incluyen la realización de las labores profesionales a través del teletrabajo y el aislamiento de los grupos de riesgo, han sido seguidas mayoritariamente por los ciudadanos.

Involucrar a los ciudadanos

“El contrato social en Suecia entre el Gobierno y su población se basa históricamente en un nivel de confianza muy alto”, resalta Dorit Nitzan, quien añade que el ejemplo de este país no significa adoptar de manera exacta su estrategia. “El plan de cada país para frenar a la COVID-19 debe basarse en su situación y contexto específicos, y ser tanto científicamente sólida como culturalmente aceptable. Este es el enfoque de Suecia”, añadió.

“Mucha gente piensa que debido a que Suecia no cerró, el gobierno no hizo nada, cuando en realidad aplicó varias medidas clave. Pero, principalmente, logró que la ciudadanía entendiera y participara en la lucha contra el virus, sin coacciones, leyes o reglamentos obligatorios”, explica en The Guardian Antoine Flahault, profesor de salud pública y director del Instituto de Salud Global de la Universidad de Ginebra.

Suecia no ha sufrido hasta el momento un grave incremento de contagios como los registrados como otras naciones europeas y presenta una media de 37 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, números muy inferiores a los de España (320), República Checa (229), Francia (205), Bélgica (139) y Holanda (132).