CORONAVIRUS

Propuesta de propagación “controlada” en menores de 60 años

Un epidemiólogo sueco defiende que las autoridades deben prestar mayor atención a los grupos más vulnerables y “permitir” el coronavirus en otros.

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Enric Fontcuberta EFE

Siguen llegando posibles soluciones para combatir el coronavirus a lo largo del mundo. Cada país, en función de sus características y de sus datos, está decidiendo combatir la pandemia de una forma u otra. En el caso de Suecia, la última en conocerse no está exenta de polémica. El epidemiólogo sueco Johan Giesecke cree que es necesario permitir una propagación “controlada” entre los menores de 60 años y así volcarse con los grupos más vulnerables.

Este experto ha comparecido ante un comité parlamentario irlandés, es decir, no en su país, y desde allí ha lanzado un mensaje a las autoridades sanitarias. Los esfuerzos deben ir destinados a los mayores y a los vulnerables, mientras que al resto de la población con una edad inferior a los 60 años hay que dejarlos más desatendidos aunque sin descuidarlos del todo.

La estrategia planteada por Giesecke no ha sentado del todo bien, teniendo en cuenta que Suecia fue, principalmente al comienzo de la pandemia, de los países escandinavos más atacados por el coronavirus y con peores cifras. No obstante, ahora se ha relajado más la situación para los suecos.

Las claves, según Giescke, para combatir el virus

El experto sueco ha señalado que lo principal es la “cohesión social y la estabilidad política”, al igual que confiar en la “responsabilidad” de los ciudadanos para seguir todas las recomendaciones de las autoridades sanitarias.

Precisamente sobre esta cuestión, Giescke ha puesto como ejemplo a su país, ya que no ha habido ningún tipo de confinamiento obligatorio: “Se trata de decirle a la gente que debe mantener la distancia social, lavarse las manos con frecuencia, estar en casa y aislarse si se encuentra mal. Cuando el Gobierno lanzó esas recomendaciones a mediados de marzo, el número de infecciones por contacto cayó un 70 %”.

Por ello, ha resaltado el buen comportamiento de sus compatriotas. “No hemos cambiado nada en seis meses, mientras que otros países han activado y desactivado confinamientos y restricciones”, afirma el epidemiólogo.

Distanciamiento y test

Para Giescke, el verdadero problema es que la población “se olvide del distanciamiento, que es más importante que las mascarillas”. Y es que, de hecho, las mascarillas no son obligatorias en Suecia. Aunque sí considera necesarios los equipos de protección personal (EPIs) en las residencias de ancianos.

En cuanto a los test, el sueco si confía en su capacidad para frenar los contagios: “Se debe aumentar la frecuencia de los test en las residencias y perseguir una política de rastreo de contactos agresiva. Es mucho trabajo y tampoco es útil al cien por cien, pero reduce los muertos, que debe ser el principal objetivo de nuestros esfuerzos”.

Por último, Giescke ha concluido su intervención ante los irlandeses alertando sobre “las decisiones antidemocráticas” y con una visión negativa de una enfermedad con la que “aprender a vivir”.