Alerta de la OMS: la urgencia por la vacuna puede empeorar la pandemia
Varios expertos del organismo han advertido sobre "el peligro de que las presiones políticas y económicas" acaben creando un remedio poco efectivo.
El mundo espera con ansiedad la llegada de la vacuna que acabe con la COVID-19. Pero según ha advertido un grupo de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es posible que algunas de las primeras curas estén lejos de tener un 100% de eficacia, lo que podría ser incluso peor que no tener nada.
Actualmente, existen 33 vacunas experimentales que están ensayándose en humanos, pero ninguna ha demostrado seguridad y eficacia. Pese a ello, Estados Unidos ha prometido tener listas las dosis de los primeros remedios para el próximo mes de octubre, coincidiendo con el sprint final de la campaña para las Elecciones que se celebran el 3 de noviembre.
La OMS prefiere una vacuna monodosis con más de un 70% de eficacia, aunque se conformaría con dos dosis y un 50%, según los límites fijados en abril, aunque no está claro cuál será el umbral necesario para frenar la pandemia.
Posible empeoramiento
Para los expertos de la OMS, las prisas no ayudan: "La utilización de una vacuna poco efectiva podría empeorar la pandemia de COVID-19 si las autoridades asumen erróneamente que reduce el riesgo de manera sustancial, o si las personas vacunadas creen equivocadamente que son inmunes, reduciéndose otras medidas de control de la COVID-19 o su cumplimiento".
Si hay muchos enfermos de coronavirus entre los vacunados y no sucede nada extraño, la cura será eficaz y segura. Pero si se autoriza una que no lo es y se convierte en un tratamiento preventivo, las siguientes vacunas no demostrarían que son mejores que un placebo, sino más eficacia que la cura aprobada.
Ahí es cuando se produce el fenómeno del bioarrastre. Es la posibilidad de que por espejismos estadísticos, acaben aceptándose vacunas cada vez menos válidas. Por ello, los expertos de la OMS insisten es que es fundamental garantizar la eficacia de las futuras inyecciones, comparando las vacunas experimentales entre sí y con un placebo en un ensayo de entre tres y seis meses.