El uso de la mascarilla para evitar la COVID-19 es algo que se está discutiendo mucho desde que se estableció su uso obligatorio como medida de prevención. Hay quienes afirman que llevarla no sirve para nada a la hora de contraer la enfermedad mientras que otros, aseguran su eficacia frente a las personas positivas por la nueva enfermedad.

Un ejemplo de que estos protectores faciales pueden favorecernos en el día a día para evitar infecciones tuvo lugar en ciudad surcoreana de Paju, cerca de Seúl, donde el pasado 8 de agosto una mujer, sin saber que portaba la enfermedad, entró en una cafetería Starbucks donde contagió a 55 personas, mientras que los cuatro camareros quedaron exentos por llevar mascarilla.

Sin mascarilla y con una salida de aire acondicionado

Según ha contado el medio estadounidense Bloomberg, la individua y un amigo, pidieron sus productos en el mostrador de la primera planta y, cuando los obtuvieron, subieron al piso de arriba para tomárselo tranquilamente y se sentaron en una mesa cercana a las escaleras donde en el techo había una salida de aire acondicionado. La mujer había entrado al local a las 19:30 horas y se marchó de él cuando este cerró, sobre las 22:00 horas.

Al día siguiente comenzó a notar síntomas relacionados con la COVID-19 y después de las correspondientes pruebas para detectar la enfermedad, dio positivo. En los días siguientes, se confirmó el contagio del resto de personas que se encontraban en el establecimiento el día 8 de agosto, en el mismo horario que la mujer, a excepción de los empleados que llevaban sus mascarillas.

Se confirma que la mascarilla es eficaz frente al contagio

Los clientes se quitaron sus protecciones faciales para poder comer y beber y eso, unido al aire acondicionado del local, hizo que se propagara el virus entre las personas que se encontraban en el establecimiento.

Este hecho ha confirmado que el uso de las mascarillas, aunque no sea eficaz 100%, puede evitar contagios en situaciones como esta, ya que los empleados del Starbucks de Paju mantuvieron una conversación cara a cara con la clienta a la hora de pedir los productos y de entregárselos. El resto de personas que se encontraban en el local simplemente estaban tomando algo, sin mantener ningún tipo de contacto con aquella mujer.