CORONAVIRUS

Un reconocido farmacéutico advierte: "Debemos ser cautos con los tratamientos y vacunas que se están analizando"

Hasta la fecha no existen datos que confirmen un efecto beneficioso de algún medicamento en el tratamiento de la enfermedad por SARS-CoV-2.

Un reconocido farmacéutico advierte: "Debemos ser cautos con los tratamientos y vacunas que se están analizando"

Con el avance de la nueva enfermedad del coronavirus, son muchos los científicos e investigadores que trabajan día y noche para encontrar una cura contra la COVID-19, el virus que ya ha matado a más de 700.000 personas en todo el mundo. Este antídoto que se está buscando no tiene por qué ser siempre una vacuna, sino que también pueden surgir ciertos medicamentos que acaben con la enfermedad.

Las múltiples investigaciones que se están llevando a cabo han establecido que algunos fármacos que ya existían pueden mejorar la salud de algunos enfermos de la COVID-19 e incluso combatir el virus. Este ha sido el caso de la ‘quercetina', un componente natural en el que los investigadores de la Universidad de Zaragoza (Unizar) encontraron unas propiedades que pueden inhibir la proteína viral 3CLpro, esencial para el virus.

En el Diario AS hemos hablado con Antonio Blanes, director de los Servicios Técnicos del Consejo General de Farmacéuticos, quien nos ha hablado acerca de la quercetina, así como del resto de estudios que se están llevando a cabo actualmente sobre los posibles fármacos para hacer frente a la COVID-19.

En primer lugar, como experto, hemos pedido a Antonio Blanes que nos cuente qué es la quercetina: “La quercetina es una sustancia de origen natural, perteneciente al grupo de los flavonoides, y que se encuentra presente en gran cantidad de plantas medicinales como ginkgo, espino blanco, cardo mariano, té verde o hipérico, así como en alimentos habituales de nuestra dieta, como la cebolla, el ajo, frutas como manzana o la pera, o el repollo, coliflor o brócoli, entre otros. Igualmente es un componente importante presente en el vino tinto”.

En cuanto a cómo podrían ayudar sus facultades a los enfermos de la COVID-19, Blanes nos explica que en el estudio realizado sobre este compuesto, "se ha identificado a la quercetina como una sustancia que podría interferir en el proceso de replicación del virus, al menos en el ámbito experimental", dice.

Tal y como nos explica el experto del Consejo General de Farmacéuticos, los flavonoides “son responsables de los efectos farmacológicos de gran número de plantas, dando lugar a efectos antiinflamatorios, antioxidantes, antiagregantes plaquetarios y tónico venosos, reduciendo la fragilidad de los capilares sanguíneos”. De esta forma este componente actuaría en nuestro organismo sobre el virus.

A la pregunta sobre cómo se está llevando que este componente pueda ayudar a los pacientes con coronavirus, Blanes afirma que se está llevando “con prudencia”, y confiesa que “por el momento, no hay ningún dato que permita afirmar que el consumo de alimentos ricos en quercetina, por ejemplo, pueda proteger frente a la infección por el SARS-CoV-2, ni favorecer la eliminación viral”.

Para saber si este componente, aún en fase de investigación, es factible frente a la COVID-19, “son necesarios más estudios al respecto para establecer si, en su caso, podría constituirse en una posible línea de tratamiento”, explica Blanes. De igual modo, el experto nos afirma que “deben realizarse estudios posteriores con esta sustancia o con otras derivadas de la misma, para conocer si los datos preliminares se reproducen en estudios con animales y con seres humanos, así como para saber las dosis que deberían emplearse, en su caso”.

Dejando de lado el tema de la quercetina, Blanes nos ha hablado sobre el resto de estudios para medicamentos que alivien el coronavirus que se están llevando a cabo actualmente, pero nos recuerda que “hasta la fecha no existen datos que confirmen un efecto beneficioso de algún medicamento ni en el tratamiento de la enfermedad por SARS-CoV-2 ni en la profilaxis pre- o post-exposición”.

Se buscan tratamientos centrados en los enfermos más graves

Los estudios clínicos que analizan diferentes sustancias potencialmente beneficiosas para la COVID-19 están centrados en el tratamiento de los pacientes más graves por la nueva enfermedad “no pudiéndose sacar aún conclusiones sobre el uso de ninguno de ellos en pacientes leves-moderados, que representan la mayoría de los infectados por SARSCoV-2”, explica Blanes.

El director de los Servicios Técnicos del Consejo General de Farmacéuticos nos cuenta que “muchos de los fármacos que han sido analizados en este periodo y sobre los que se han publicado diferentes estudios (hidroxicloroquina, Lopinavir/Ritonavir, remdesivir, dexametasona, etc.) están siendo evaluados en escenarios clínicos muy diversos, como, por ejemplo, en combinación con otros agentes, en profilaxis pre- o post-exposición, en pacientes con enfermedad leve-moderada, etc”.

“También se están estudiando terapias avanzadas, como las células madre procedentes de tejido adiposo. Es, por tanto, seguro que la evidencia disponible irá ampliando y clarificando el conocimiento científico, de manera que lo que conocemos por el momento no es en ningún caso definitivo y está sujeto a cambios a la vista de futuros resultados”, declara.

La melatonina también podría ayudar a combatir el virus

Sobre si hay más tipos de componentes naturales que podrían ayudar a frenar el coronavirus, Blanes nos ha hablado sobre la melatonina y nos explica que “diversos artículos científicos plantearon desde el inicio de la pandemia el posible uso terapéutico de la melatonina (incluso junto a vitamina D) desde la base, principalmente, de sus efectos antiinflamatorios y antioxidantes: a priori, podrían contrarrestar la respuesta inmunitaria exagerada y el estrés oxidativo para evitar los efectos de la tormenta de citoquinas que se produce en la mayoría de pacientes graves, así como reducir la mortalidad por sepsis”.

Tal y como nos ha contado Blanes, actualmente se continua explorando en esta posibilidad de la melatonina ya que a día de hoy se carece de datos de eficacia y seguridad clínicas de este componente en el tratamiento o la profilaxis de la COVID-19 y deja claro que “no se debería considerar actualmente la melatonina como una opción en el tratamiento sistemático de la COVID-19”.

Cómo se esta viviendo la pandemia en el sector farmacéutico

Hemos preguntado a Blanes sobre cómo se está viviendo la pandemia del coronavirus dentro del sector farmacéutico y nos avanza que “el profesional farmacéutico ha tenido y sigue teniendo un papel fundamental desde la farmacia comunitaria y hospitalaria y también como agente activo en salud pública desde las Administraciones, Asociaciones y Colectivos Profesionales, especialmente en todo lo referente a la educación sanitaria a la población y a la posible prevención y detección precoz de infecciones respiratorias”.

Asimismo, nos cuenta que “solo durante el primer mes de confinamiento, las farmacias comunitarias atendieron a más de 30 millones de pacientes, realizaron más de 850.000 dispensaciones a domicilio y atendieron a más de 2 millones de personas por vía telefónica”.

Vacunas

También hemos querido saber la opinión del experto farmacéutico sobre las vacunas que actualmente se están llevando a cabo y nos cuenta que “los datos de inmunogenicidad en humanos con diversas de las opciones de vacunas que se están estudiando, están siendo prometedores y, aunque son aún tempranos y requieren confirmación de la inmunoprotección frente al virus en fases clínicas más avanzadas (algunas ya en marcha), permiten albergar esperanzas de que el desarrollo de una vacuna eficaz y segura es posible, si bien aún queda un largo camino por recorrer para disponer de ella”, afirma.

Avance de la pandemia

Por último, hemos preguntado a Blanes su punto de vista sobre el avance de la pandemia, a lo que nos ha contestado que “es difícil predecir ahora mismo la evolución a corto y medio plazo de la pandemia. Debemos ser cautos con las opciones de tratamientos y vacunas que se están analizando”, advierte.

“Son muchos los casos en la historia de la medicina en los que medicamentos que funcionaron en el papel o en un tubo de ensayo, no funcionaron en humanos o que en realidad eran dañinos. Por tanto, es muy importante seguir las evidencias y esperar a tener resultados contrastados”, finaliza Blanes.