Coronavirus

El uso de mascarillas ayudaría a evitar un rebrote de contagios

Una simulación realizada en el Reino Unido indica que su utilización generalizada reduciría la transmisión y daría el tiempo necesario para encontrar una vacuna.

El uso de mascarillas ayudaría a evitar un rebrote de contagios

Las mascarillas se han convertido en uno de los principales elementos de protección contra el coronavirus y uno de los mejores antídotos para prevenir la circulación y transmisión del virus. En España se extenderá su uso obligatorio en la nueva normalidad y será exigida en el transporte público, en el transporte privado cuando los ocupantes no residan en el mismo domicilio y en cualquier ámbito en los que no sea posible guardar la distancia interpersonal de 1,5 metros.

Y es que la mascarilla, según los datos, se ha mostrado efectiva para frenar el número de contagios. Ahora, una simulación realizada en el Reino Unido con 60 millones de personas indica que si todas esas personas llevaran mascarilla no se producirían segundas o terceras oleadas de la pandemia. La propagación del coronavirus bajaría, el número R (que muestra la cantidad de personas a las que contagia un infectado) caería por debajo de 1 y no serían necesarias medidas extremas de confinamiento, sino solo en casos puntuales y parciales.

La utilización de la mascarilla, además, daría el tiempo necesario a los investigadores para encontrar la tan deseada vacuna, que indican los responsables del estudio que se necesitarán unos 18 meses para su desarrollo. El trabajo, publicado en la revista científica Proceedings of the Royas Society A, indica que el sentido común dice que llevar mascarilla protege de las gotitas que se exhalan al hablar, toser o estornudar, por lo que actuarían como primera línea de defensa contra el patógeno.

Caería el número R por debajo de 1

El estudio concluye que, si al menos la mitad de la población llevara mascarilla en público, el ritmo de contagio bajaría y el número R estaría por debajo de 1, por lo que la curva de la epidemia iría descendiendo paulatinamente. “Si combinamos el uso masivo de las mascarillas con la distancia física y cierto grado de confinamiento, se podría gestionar de forma asumible la pandemia al tiempo que se recupera la economía mucho antes de que haya una vacuna efectiva”, apunta Richar Stutt, investigador de la Universidad de Cambridge, principal autor de la simulación.

Los científicos tienen dudas

Stutt y sus compañeros de trabajo sí advierten de que estos escenarios no contienen evidencias científicas, sino que parten de una simulación con una serie de suposiciones. “Realizar estudios científicos para medir directamente la efectividad de las mascarillas es muy complicado”, apunta. Por eso, varios científicos se muestran escépticos con esta simulación. En este sentido, Ellen Brooks, investigadora de la Universidad de Bristol, recuerda en declaraciones recogidas por El País que las mascarillas pueden reducir el contagio en “algunos entornos como tiendas o transporte público”, pero duda de que “impida la transmisión de contactos sociales cercanos, como en el hogar”.

Sea su eficacia mayor o menor y evite un rebrote o no lo haga, lo cierto es que los Gobiernos están apostando por las mascarillas para tratar de frenar la expansión del virus. Junto al mantenimiento de la distancia interpersonal de dos metros (1,5 metros en la nueva normalidad) y las medidas de higiene y prevención, es la principal vía para actuar contra el coronavirus.