CORONAVIRUS

David Quammen: "Todos los humanos somos responsables de lo que está sucediendo"

El divulgador y autor del libro Contagio cuestiona en una entrevista en El País el estilo de vida humano y se muestra "decepcionado" con los gobiernos por su falta de previsión.

David Quammen coronavirus 2020
Twitter: @calderondy9

"Todo era predecible. Es lo que los expertos a los que entrevisté para mi libro me decían". El libro es Contagio y su autor, David Quammen, divulgador científico y reportero estadounidense de 72 años entrevistado por El País a propósito de la pandemia de coronavirus. Quammen no tiene duda: la culpa de todo esto es única y exclusivamente de nosotros y aquellos a los que hemos elegido para gobernarnos. 

Se muestra sorprendido y decepcionado por "la falta de preparación de los gobiernos y sistemas sanitarios públicos para afrontar un virus como este". "La ciencia sabía que iba a ocurrir" y, pese a ello, los dirigentes "no se molestaron en prepararse". ¿Por qué? "Se decían: no gastaré el dinero por algo que quizá no ocurra bajo mi mandato". "Este es el motivo por el que no se gastó dinero en más camas de hospital, en unidades de cuidados intensivos, en respiradores, en máscaras, en guantes".

Esa nula previsión que lamenta nos podría haber ahorrado el confinamiento, explica Quammen. "La ciencia y la tecnología adecuada para afrontar el virus existe. Pero no había voluntad política y, por tanto, el dinero, y la coordinación entre gobiernos locales y nacionales, y entre gobiernos en el mundo. Tampoco hay voluntad para combatir el cambio climático. La diferencia entre esto y el cambio climático es que esto está matando más rápido.

En este virus y en otros que han causado epidemias recientemente, como el SARS, hay un denominador común: los murciélagos. Quammen los considera unos anfitriones ideales por tres motivos: su alto número, su diversidad ("una de cada cuatro especies de mamíferos es una especie de murciélago") y su longevidad, "18 o 20 años". Y apunta a la posibilidad de que sus sistemas inmunes hayan "evolucionado para ser más hospitalarios a cuerpos ajenos". Nuestra tendencia a destruir sus hábitats y su consiguiente acercamiento a los núcleos de población humanos completarían la ecuación: sus heces y orina están más cerca de personas y animales domésticos y así es más fácil que se dé una transmisión zoonótica, que Quammen ha estudiado. ¿Solución? "Dejarles en paz". 

Una "corrección natural"

Porque, afirma Quammen, comportamientos como ese son los que generan estos problemas: "Sin duda somos responsables. Todos los humanos, todas nuestras decisiones: lo que comemos, la ropa que vestimos, los productos electrónicos que poseemos, los hijos que queramos tener, cuánto viajamos, cuánta energía quemamos. Todas estas decisiones suponen una presión al mundo natural. Y estas demandas al mundo natural tienden a acercar a nosotros a los virus que viven en animales salvajes". "Los humanos somos más abundantes que cualquier otro gran animal en la historia de la Tierra. Y esto representa una forma de desequilibrio ecológico que no puede continuar para siempre. En algún momento habrá una corrección natural. Les ocurre a muchas especies: cuando son demasiado abundantes para los ecosistemas, les ocurre algo. Se quedan sin comida, o nuevos depredadores evolucionan para devorarles, o pandemias virales las derrumban", abunda en una teoría que da escalofríos. Pero porque tiene sentido. 

No es sólo nuestro estilo de vida, sino la tendencia globalizadora. Cada vez estamos más conectados y eso ofrece un mercado ingente de contaminación a los virus. Cuando consiguen pasar a nosotros desde algún animal, asegura Quammen, "les toca el gordo". Pone de ejemplo la peste bubónica. "Quizá mató a un tercio de la población europea. Pero en el siglo XIV no podía pasar a Norteamérica ni a Australia". En cambio la globalización ha permitido a este patógeno convertirse, en términos evolutivos, "en uno de los virus de más éxito del planeta, junto a la cepa pandémica del VIH". Y nosotros "le hemos invitado" a hacerlo

Como la mayoría de expertos, Quammen fía el fin de la pandemia al hallazgo de una vacuna. Una que tendrá que "evolucionar", pues el virus también lo hará en cuanto empiece a encontrar más dificultades para reproducirse y seguir contagiando. Es "lo que ya hacemos con la gripe". Hasta que eso suceda, deberán mantenerse las medidas de confinamiento en mayor o menor medida. Así "le retiramos una oportunidad de extenderse de manera tan amplia e intensa como ha hecho hasta ahora".