Es un hecho. No estamos más tontos, ni nada de nada. Es que desde que llevamos mascarilla escuchamos peor. Y hay varias teorías, aunque algunas de ellas tienen relación con la gestualidad, nos perdemos mucho ahí, y con la lectura labial. Pero hay más. 

El doctor Rafael Barona de Guzmán, especialista en Otorrinolaringología en la Unidad de Otorrinolaringología del Hospital La Salud, y miembro de Top Doctors tiene dos teorías sobre esta situación que nos ha hecho a todos esforzarnos más a la hora de hablar y escuchar.

"Dos son las principales razones que hacen que, con el uso de las mascarillas, oigamos peor: por una parte, no vemos los labios del que habla y, por otra, a la persona que habla, la mascarilla le “apaga” la voz", nos cuenta a Deporte y Vida.

Por qué escuchamos peor desde que llevamos mascarilla

"El que escucha pierde lo que llamamos la lectura labial, no puede ver el movimiento de la boca del que habla. La lectura labial mejora la comprensión auditiva casi un 15% y, si se pierde, el sujeto lo nota mucho, sobre todo, aquellas personas que tienen una cierta pérdida auditiva".

"Cuando escuchamos, es fácil que por el ruido ambiente (porque el que habla lo hace deprisa o no vocaliza bien…), perdamos algunos sonidos, como pueden ser determinadas consonantes que, habitualmente, con la visión del movimiento de los labios, somos capaces de sustituir y entender la frase completa", añade.

"Por otra parte, la voz del que habla se apaga. Al tener una mascarilla por delante se dificulta el paso de la voz. Además, al usar la mascarilla se hacen menos pausas al hablar, se reseca la garganta del que habla, las cuerdas vocales rozan y disminuye la potencia vocal", nos explica.

"Hay una tercera razón que no siempre se da y es que, frecuentemente, además de las mascarillas, nos ponen una pantalla de plástico entre el que habla y el que escucha. Esto todavía agrava más el problema de comunicación".

Una teoría por demostrar

Fisioterapeutas especialistas en ATM, la articulación de la mandíbula, la temporomandibular, tienen otra teoría. Y tiene que ver con la resonancia que haría la voz en el interior de la boca que se ve totalmente modificada, no sólo al hablar sino también al escuchar. Y como todo está relacionado, esa resonancia modifica el por qué escuchamos peor.