A medida que el país supera la fase más cruenta de la pandemia y se entra en una fase de estabilización previa a la de ralentización, comienza a cobrar más fuerza el debate sobre cómo debe ser el desescalado de medidas que permitan flexibilizar la situación de confinamiento que vive la población española.

Volver a la normalidad va a ser un proceso paulatino. Una vez que los niveles de transmisión sean lo suficientemente bajos se irán sucediendo las medidas y se irán dando pasos. El primero parece que va a ser recuperar las actividades no esenciales que se cancelaron hace poco más de una semana e instalarnos de nuevo en la situación del primer estado de alarma decretado.

Pero lo cierto, es que la mayoría de la población ansía poder pisar la calle de nuevo y, aunque ese escenario está lejos de producirse de manera inmediata, el Gobierno sí está analizando la posibilidad de que los niños puedan salir a dar paseos cortos a pesar del confinamiento decretado por la expansión de la pandemia.

"El Gobierno está analizando una serie de medidas entre las que se encuentra que los niños puedan salir, en condiciones muy determinadas, de su domicilio para dar paseos cortos. Lo vamos a decidir con mucha prudencia. En base a evidencias científicas. Siempre respetando derechos y libertades, y anticipando futuros escenarios", ha explicado Salvadoor Illa, ministro de Sanidad en las últimas fechas.

Esta medida por ejemplo ya se aplica en Italia, que autorizó la semana pasada que los menores de edad puedan salir a realizar "actividades motoras" con uno de sus progenitores en las inmediaciones de la residencia familiar. Pero en España las autoridades todavía no se atreven adoptar la medida, muy posiblemente debido a un arduo debate interno entre aliviar la situación de los más pequeños o mantener en casa a un grupo poblacional considerado como vector transmisor.

La opinión de los expertos

¿Debe el Gobierno permitir a los niños salir a la calle? ¿Necesitan los más pequeños una dosis de libertad controlada? Los expertos parecen coincidir en que sería una medidia positiva para su bienestar. "Estamos siendo muy poco sensibles con los niños y eso refleja una negligencia emocional que ya había en nuestra sociedad", sostiene el psicoterapeuta Manuel Paz, director de la clínica de salud mental IPSIMED.

De acuerdo con el experto, las medidas de confinamiento, aunque necesarias, "están desatendiendo dimensiones de la salud que son también muy importantes, como el impacto sobre los menores de una aislamiento tan prolongado”. "Los niños son población vulnerable y no se ha tenido en cuenta cómo les puede afectar este cambio tan drástico", añade.

Por su parte, la pedagoga y psicóloga Heike Freire, que lidera la campaña coronainfancias para exigir a las autoridades que presten "especial atención" a las necesidades de los menores aboga por qie se erpmita a los niños "estar al aire libre, recibir la luz del sol, moverse y jugar, de manera ordenada y sin poner en peligro la salud pública".

El neuropsicólogo Álvaro Bilbao también sostiene que el confinamiento de los menores “pueda derivar a corto plazo en ansiedad, pesadillas o episodios de irritabilidad. “A largo plazo posiblemente no tendrá consecuencias, ya que son muy resistentes y la mayoría lo está llevando muy bien, comparte el experto, que además añade un ingredciente más a la ecuación: los padres.

"Lo más importante es el trato que reciban en casa. Si los estresamos, los presionamos, gritamos o nos enfadamos con ellos por la más mínima cosa es muy posible que el encierro pueda tener consecuencias negativas", concluye.