CICLISMO

La odisea de Bas Tietema: 95 kilómetros delante del coche escoba en París-Roubaix

El ciclista neerlandés del Bingoal Pauwels logró terminar la carrera más de una hora después que su compatriota Dylan Van Baarle en un recorrido donde vivió numerosos percances.

Twitter @jossewester

La París-Roubaix siempre nos deja historias curiosas a lo largo de los 250 kilómetros de recorrido y sus 30 tramos de pavés que son una auténtica tortura para los corredores. El gran papel protagonista se lo llevó el neerlandés Dylan Van Baarle tras conquistar la carrera al llegar en solitario al Velódromo de Roubaix en la edición más rápido de la historia.

Sin embargo, también tiene mucho mérito el esfuerzo de todos los ciclistas que lograron llegar al velódromo de Roubaix, muchos de ellos ya fuera del límite de tiempo para clasificarse. En esta edición hasta 12 corredores lograron llegar al Velódromo de Roubaix fuera de control.

El último de ellos fue el neerlandés Bas Tietema, tercer clasificado en la París-Roubaix sub-23 de 2014, que esta temporada ha regresado al pelotón profesional en las filas del Bingoal Pauwels Sauces WB y que llegó a meta con un tiempo de 6:39:21, una hora y 21 minutos después que su compatriota Dylan Van Baarle, en una auténtica odisea para él por cumplir el objetivo de llegar a toda costa al Velódromo de Roubaix.

Tietema rodó en solitario desde el tramo de pavés de Wallers, la zona de adoquines posterior al bosque de Arenberg, a casi 95 kilómetros de meta. Desde allí, y siempre con el coche escoba que cerraba la carrera detrás, el ciclista neerlandés fue sorteando obstáculos ya que, además de los tramos de pavés, también tuvo que esperar en un paso a nivel en una de las localidades.

En declaraciones recogidas por el medio belga Sporza, Tietema confesó como cumplió su sueño de llegar al Velódromo de Roubaix tras una carrera durísima. "Fue muy duro. Se rodó muy rápido porque Ineos aceleró la carrera. Yo iba en un grupo en el que la gente decidió bajarse, eso era lo último que quería hacer. Me quedé solo a 95 de meta. Esperaba hacerlo mejor. No estoy contento con mi resultado deportivo. Aún así, agradezco a los aficionados el aliento que me dieron en el recorrido".

Finalmente Tietema logró llegar exhausto al Velódromo de Roubaix, donde fue el último ciclista en recibir los aplausos del poco público que quedaba ya en el recinto antes de ducharse en las icónicas duchas del recinto después del esfuerzo realizado y de una odisea increíble, al igual que hicieron en años anteriores ciclistas como Evaldas Siskevicius o Tom Paquot para conseguir el ansiado sueño de terminar la París-Roubaix, una de las grandes clásicas del ciclismo.

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