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PARÍS-ROUBAIX

La épica historia de Siskevicius para terminar la París-Roubaix

El ciclista lituano logró terminar la prueba pese a sufrir numerosos percances. Llegó a una hora de Sagan y le abrieron el velódromo para terminar la prueba.

Evaldas Siskevicius espera a que le abran las puertas para entrar en el velódromo André Pétrieux y concluir la París-Roubaix 2018.
Twitter @laflammerouge16

La disputa de la París-Roubaix del pasado domingo nos dejó, además de la triste noticia de la muerte de Michael Goolaerts y la gran victoria de Peter Sagan, una de esas historias que hacen del ciclismo un deporte especial y muy duro en la que el ciclista hace todo lo posible por llegar a meta.

El protagonista de esta historia es el lituano Evaldas Siskevicius, que compite en el Delko Marseille Provence KTM. Aunque no figure en la clasificación general de la prueba por superar el fuera de control, Siskevicius fue el último ciclista en completar la París-Roubaix 2018 que nunca olvidará por la épica que le supuso culminar la carrera, una aventura de la que también se han hecho eco medios como L'Équipe o Sporza.

Después de trabajar para su líder, Siskevicius quedó descolgado de los grupos mientras otros muchos corredores se veían obligados a bajarse de la bici a causa de las caídas. A 40 kilómetros de Roubaix la Voiture Balai, el 'coche escoba' que cierra la carrera, le dio caza y rodó junto a él en una aventura que el medio belga Sporza recogió a través de un bonito vídeo.

A 30 kilómetros de meta desde el coche escoba le comunicaron a Siskevicus que Peter Sagan había ganado una prueba que al lituano se le complicó aún más a 18 de meta cuando pinchó la rueda trasera en el Carrefour de l'Arbre. Lejos de bajarse de la bicicleta y subirse al coche escoba, Siskevicus trató de arreglar la avería pese a que el coche del Delko-Marseille iba ya remolcado. Una vez arreglado el contratiempo y contagiado por el ánimo de los aficionados presentes en el recorrido, Siskevicius volvió a ponerse en marcha con el objetivo de llegar al Velódromo André Pétrieux de Roubaix.

A las 18:13, una hora después de que Sagan lograse el triunfo de la prueba, Siskevicius llegó a las puertas del velódromo y se las encontró cerradas. Sin embargo, los organizadores recompensaron su pundonor y dejaron pasar al ciclista lituano para que completase la vuelta y media al velódromo y cumpliera su sueño de culminar la París-Roubaix entre los aplausos de los aficionados que aún quedaban en el recinto.

"Llegué al velódromo y ya habían cerrado, pero me dejaron terminar la prueba"

En declaraciones recogidas por Sporza, Siskevicius se mostró orgulloso de haber logrado la hazaña. "No me gusta renunciar ni a la bicicleta ni a otras cosas en la vida, ni quería rendirme por respeto a la organización. La París-Roubaix es un monumento que debes honrar. Llegué al velódromo y la organización ya había cerrado la puerta pero fueron comprensivos y me dejaron entrar para dar la vuelta y media a la pista".

Siskevicius también bromeó con los percances que sufrió en la carrera. "Cuando el conductor me dijo a 30 mde meta que Sagan había ganado comprendí que quería que me detuviera lo antes posible, pero ya había recorrido 230 y me quedaban sólo 30". El lituano también agradeció el apoyo de los aficionados. "Fue increíble que la gente me animase y me gritase en los adoquines 'Llega hasta el final, rueda hasta el velódromo'. Eso me motivó muchísimo". Sin duda, la de Siskevicius será una de las grandes historias del ciclismo en este 2018.