CICLISMO | PARÍS-ROUBAIX

La París-Roubaix de Paquot: barro, lágrimas y 150 kilómetros delante del coche escoba

El joven ciclista belga fue el último en llegar al velódromo de Roubaix pese al fuera de control en una carrera en la que tiró de casta y pundonor para terminar la prueba.

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El ciclista belga Tom Paquot, con la cara llena de barro durante la disputa de la París-Roubaix.
Instagram @tom_paquot

La París-Roubaix 2021 nos ha dejado, además de imágenes que ya forman parte de la historia del ciclismo con los rostros de los corredores cubiertos de barro tras una agónica jornada, y la gran victoria de Sonny Colbrelli, otras muchas historias que hablan mucho y muy bien del esfuerzo realizado por los ciclistas en una de las pruebas más exigentes del mundo.

Una de las historias que se ha hecho viral en las últimas horas ha sido la protagonizada por el ciclista belga del Bingoal Pauwels Sauces WB Tom Paquot, que pese a los imprevistos logró llegar al Velódromo de Roubaix aunque terminó la carrera fuera de control tras superar el límite permitido, en una historia que recuerda bastante a la vivida por Evaldas Siskevicius en la París-Roubaix de 2018 (el lituano terminó en el Top-10 en la siguiente edición).

En declaraciones recogidas por el medio belga Sporza, el propio Paquot contaba la odisea que vivió durante la carrera. "La primera hora rodamos a 50 km/h y en la caída que hubo justo antes del primer tramo de adoquines, me quedé cortado. Pasé 2 o 3 tramos en grupo, pero luego me quedé solo. Rodé con cuidado en el pavés porque si tenía una avería, mi carrera se terminaría porque no tenía ningún coche cerca para arreglar la avería. Sólo el coche escoba me hizo compañía".

Durante varios momentos Paquot tuvo la idea de bajarse de la bicicleta. "Si veía un coche de cualquier equipo me subiría a él para llegar a Roubaix. Pasó el de Movistar y les pregunté, pero me dijeron que no iban directamente a Roubaix. Y el conductor del coche escoba me dijo que venía un autobús a Roubaix, pero no apareció".

Fue entonces cuando Paquot ya se propuso terminar la París-Roubaix costase lo que costase. "A 50 kilómetros de meta le dije al hombre del coche escoba que ya no quería el autobús, que rodaría al velódromo de Roubaix a toda costa. Fue increíble, como si estuviera en un estadio de fútbol. Todo el mundo me aplaudía y me daba ánimos. Cuando llegué a Roubaix, la emoción se apoderó de mí. Pensé en todos los que me habían apoyado en el recorrido y en todos los que me querían. Sabían que estaban orgullosos de mí y me puse a llorar sobre la bicicleta".

Una odisea que Paquot logró terminar 40 minutos después de la victoria de Sonny Colbrelli, quien visiblemente emocionado, contaba así su aventura poco después de terminar. "Pensé en pararme 30 veces, pero mi cabeza no quería. Hice 150 kilómetros en solitario y 50 de ellos sin comida, en los últimos 5 kilómetros he llorado más que durante los dos últimos años de mi vida", relataba el ciclista en declaraciones recogidas por el periodista de L'Équipe Gaétan Scherrer.

El propio Paquot compartió sus declaraciones en las redes sociales al tiempo que agradecía el apoyo recibido para completar esta odisea. "A veces las emociones se apoderan de ti y no puedes hacer nada. He vivido de todo hoy, pero tenía que llegar al Velódromo en la París-Roubaix. Muchas gracias a todos por vuestros ánimos a los lados de la carretera".

También llegaron al Velódromo fuera de control Niki Terpstra (campeón de la Roubaix en 2014), Ramon Sinkeldam, Dylan Van Baarle, Florian Maitre, Davide Martinelli, Benjamin Perry, Sebastien Grignard, Maciej Bodnar, Tom Wirtgen y el mencionado Tom Paquot, que compartió en sus redes sociales las historias que subieron los aficionados sobre su paso por los exigentes tramos de adoquines de una París-Roubaix que nunca olvidará ya que, pese a no superar el fuera de control, sí logro terminar la carrera en el Velódromo de Roubaix.