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VUELTA A ESPAÑA | ETAPA 11

El triunfo del currela Iturria

El guipuzcoano del Euskadi-Murias estrenó su palmarés profesional al rematar victorioso una escapada de 14 ciclistas, permitida por un relajado pelotón.

Cuando a Mikel Iturria le preguntaron qué etapa de la Vuelta a España le gustaría ganar, no lo dudó: la de Urdax. Iturria no es navarro, sino guipuzcoano, pero este municipio limítrofe con Francia se encuentra a 64 kilómetros de su Urnieta natal, a una hora en coche. Por eso le esperaban por allí sus amigos, sus familiares... Y por eso este ciclista del Euskadi-Murias, que se define como "un currela", señaló esta 11ª etapa en el libro de ruta. Se metió en la escapada del día, compuesta por 14 ciclistas, sufrió para no descolgarse, atacó a 25 kilómetros... Y logró la victoria de su vida a sus 27 años, su primer triunfo como profesional. Fue el éxito de un jornalero, otra oda al ciclismo modesto, como aquella que protagonizó Ángel Madrazo en Javalambre.

Madrazo, recordemos, logró un doblete junto a Jetse Bol para el Burgos-BH en la quinta etapa. Un éxito que vino sucedido de una delirante conferencia de prensa, en la que reveló las continuas discusiones con su mujer, porque no quería comprarle la Play Station 4. Su desgarrado lamento llegó a oídos de Sony, que le regaló la famosa consola cuatro días después. El santanderino también se metió en la fuga de ayer, todavía enfundado en ese maillot de lunares azules que le distingue como rey de la Montaña. Un líder peculiar, que logró puntuar en cabeza en el primer puerto del trazado, el Col d'Osquich (3ª), para luego descolgarse en el siguiente, el Col d'Ispéguy (3ª). La meta la cruzó solo, a 17:15 minutos, más cerca del relajado pelotón que de los dinámicos cazaetapas.

La etapa de Urdax aparecía marcada en rojo por los aventureros, porque estaba predestinada a una resolución en fuga. Bastaba con rebobinar dos años para comprobar el desenlace de entonces, con 12 ciclistas animosos, con Valerio Conti como rematador triunfal, y con un pelotón pasota que cruzó la meta entre risitas a 33:54 minutos del ganador. El escapada fue en esta ocasión de 14 corredores, y el gran grupo también dejó hacer, aunque esta vez mantuvo cierta prestancia y llegó a 18:35, encabezado por un Jumbo-Visma que envolvía por primer día al maillot rojo, Primoz Roglic.

Los 14 escapados fueron los únicos que pusieron empeño, así que vayan por delante los nombres en su reconocimiento: Jorge Arcas (Movistar), François Bidard (Ag2R), Gorka Izagirre (Astana), Rémi Cavagna (Deceuninck), Lawson Craddock (Education), Benjamin Thomas (Groupama), Damien Howson (Mitchelton), Matteo Fabbro (Katusha), Ángel Madrazo (Burgos), Mikel Iturria (Euskadi), Álex Aranburu y Jonathan Lastra (Caja Rural), Amanuel Ghebreigzabhier y Ben O'Connor (Dimension Data).

Como decía Madrazo, la mayoría de ellos venían de dos jornadas de descanso: la oficial del lunes y la crono del martes, donde muchos no se exprimen. Todos menos Cavagna y Craddock, que sí se esmeraron en la contrarreloj y al día siguiente.

Mikel Iturria, durante el ataque que le dio la victoria en Urdax. JESÚS RUBIO

La victoria, como suele ocurrir, se resolvió con pequeños detalles. Antes de su ataque, Iturria se había descolgado del grupo, pero enlazó, disimuló, y arrancó a 25 kilómetros, una distancia arriesgada. El vasco conocía el terreno, había venido a inspeccionarlo antes de la Vuelta. Pero con esto no basta. Además de disponer de buenas piernas, hay que aliarse con la suerte. Detrás no hubo entendimiento, cada uno fue a lo suyo. Le tuvieron a tiro, pero mantuvo el tipo, a pesar de no estar acostumbrado a ganar. Su mejor puesto había sido un séptimo en la Klasika de Primavera.

Iturria ganó y reivindicó al currela, al jornalero, al modesto... Y, de paso, a equipos como el Euskadi-Murias, que el año pasado ya triunfó con Óscar Rodríguez en La Camperona. A pesar de ello está al borde de la desaparición, sin liquidez ni patrocinador para sobrevivir. Sus ciclistas han recibido la carta blanca para buscarse la vida fuera. El ejemplo de hoy demuestra que merece la pena la inversión.