Un paseo rematado con risitas
Fue en 2016, en la 13ª etapa con final en Urdax-Dantxarinea, donde el pelotón llegó con 33:54 de retraso respecto al ganador Valerio Conti.
'Un paseo irreverent', tituló AS la crónica de la 13ª etapa de la Vuelta 2016. ‘Risitas en la meta’, destacó El País. La información sobre aquella jornada reflejó la desgana del pelotón, que decidió tomarse un descanso extra y se plantó en la meta de Urdax-Dantxarinea con 33:54 minutos de retraso sobre el ganador: el italiano Valerio Conti.
La Vuelta había volcado muchas esperanzas en esa etapa de media montaña, que acumulaba 3.720 metros de desnivel en cuatro puertos de tercera, durante sus 214 kilómetros de recorrido, el más largo del certamen. Pero el pelotón no pensaba igual, y menos con la etapa reina asomando al día siguiente en los Pirineos franceses, con final en el Aubisque.
El pelotón dejó marchar una escapada de 12 ciclistas sin peligro para la general, pero se le fue la mano y se presentó con 33:54 minutos de retraso, la segunda mayor diferencia de una fuga en una grande, después del triunfo de Erik Dekker en la octava etapa del Tour 2001, entre Colmar y Pontarlier, con 35:54 de ventaja. Aquel 15 de julio, el jurado técnico repescó al gran grupo, que había llegado fuera de control. En la Vuelta no hizo falta, porque el límite se había estipulado en 52 minutos, al ser un trazado muy duro.
Los ciclistas de la Vuelta cruzaron la meta sin acelerar el ritmo. Alejandro Valverde amagó un esprint y varios ciclistas, como Rojas y Sutherland, soltaban bromas y chanzas entre risitas. "Convenía una jornada más de reposo y fuimos bastante despacio, pero no de paseo. No se pretendía ofender", explicó el maillot rojo, Nairo Quintana.
La otra cara fue la de Conti: "Yo sí quería ganar. Lo que hicieron los demás, me da igual".