Superman cede el maillot rojo a Edet en vísperas de Andorra
Los favoritos evitaron complicaciones y consintieron una numerosa fuga de 21 corredores, en la que Aranburu brilló, Arndt ganó y Edet accedió el liderato.
La crónica de hoy podría haber tenido como asunto central la victoria de un prometedor ciclista español de 23 años, el estreno en una grande del guipuzcoano Alex Aranburu, quizá el más fuerte de la nutrida escapada de 21 ciclistas que se jugó el triunfo en Igualada, después de superar el alto de Montserrat, un clásico de la Vuelta a España en blanco y negro. Aranburu, que ya tiene tres triunfos profesionales en su palmarés, el Circuito de Getxo (2018) y etapas en las rondas a Madrid y Burgos (2019), se sabía de los más rápidos del grupo, por eso no quiso que se le escapara ningún corte. Y tanto controló, tanto gastó, tanto se esmeró, que cuando llegó el esprint se topó con otro más veloz: Nikias Arndt, un alemán con más cicatrices, que ya había ganado en el Giro de Italia de 2016. La diferencia entre el germano del Sunweb y el vasco del Caja Rural son cuatro años de edad... Y de experiencia.
Así que la crónica no trata sobre la victoria de Aranburu, pero sí de su proyección de futuro, de su ímpetu en carrera y de su ilusión por el ciclismo. La presente temporada está siendo especialmente fértil en el lanzamiento de jóvenes valores menores de 25 años que ya mandan en el pelotón. Egan Bernal, Evenepoel, Van der Poel, Pogacar, Van Aert, Sivakov, Iván Sosa… El porvenir se ha anticipado. Muchos ya triunfan a lo grande. Otros están todavía en pleno aprendizaje. La maduración se gana con el paso del tiempo. Y también las carreras. Añadan al listado a Fernando Barceló, otro activo protagonista de la escapada del día.
La etapa se convirtió en una especie de clásica en la que sólo participaban 21 corredores. El pelotón dejó hacer. Y tanto soltó la cuerda, que Miguel Ángel López cedió por tercera vez el maillot rojo, seguramente sin ninguna intención de defenderlo. El nuevo líder, el cuarto en lo que va de Vuelta, es Nicolas Edet, francés del Cofidis, de 32 años, un viejo conocido de esta carrera, en la que conquistó el Premio de la Montaña en 2013. La última vez que la ronda española desembarcó en Igualada, hace 41 años, también se vistió de líder un francés. El nombre les sonará bastante: Bernard Hinault.
La clásica estuvo aliñada con esa subida a Montserrat, que se coronaba a 27,5 kilómetros de la meta, que en otra época fue juez de etapas reina y vio cabalgar a ilustres como Luis Ocaña. La Vuelta ha evolucionado tanto que ahora exhibe otros muchos puertos decisivos. La lluvia dificultó enormemente el escenario y aumentó las cautelas en el descenso. Las guerrillas alternaron a jóvenes irreverentes como Aranburu y Barceló, Guerreiro y Tusveld, con experimentados galgos como Jesús Herrada, Luis León, Stybar, Teuns... Y un hombre de la tierra: De la Cruz. Ninguno de los insistentes ataques abrió hueco, el triunfo se resolvió en un esprint de 14 corredores. Nikias Ardnt, que gastó menos disparos, aprovechó su momento. Letal.
Por detrás, el grupo de los gallos decidió no moverse en Montserrat. Y menos todavía cuando apareció la lluvia, “¿Para qué?”, se sinceró luego Superman López en los micrófonos de TVE. Los aspirantes tenían el pensamiento puesto en el día siguiente, en una de las grandes jornadas de esta Vuelta, esa explosiva etapa de Andorra con cinco puertos y un tramo de tierra concentrados en 94 kilómetros. El sábado ha sido un día de cazadores. El domingo, la presa es el maillot rojo.