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NBA

Golpe maestro de Detroit Pistons

Unas horas triunfales, entre el traspaso de Jerami Grant y el draft 2022, convierten a los jóvenes Pistons en uno de los equipos del momento: Cade, Ivey, Bey, Duren...

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Golpe maestro de Detroit Pistons
Raj MehtaUSA TODAY Sports

Seguramente, los dos ganadores del draft 2022 de la NBA fueron Detroit Pistons y Houston Rockets. Y eso es francamente interesante porque son también los equipos que eligieron con los picks 1 (Cade Cunningham) y 2 (Jalen Green) en 2021. Los primeros ya saben que manejan material especial con Cade. Los segundos acabaron satisfechos gracias a la progresión y las últimas semanas de temporada de Green. Suficiente para, con optimismo, sentir que también tienen jugador franquicia. Que un año después, como parece que ha sucedido en ambos casos, aciertes de pleno en el siguiente draft es un salto al híper espacio, la posibilidad de acelerar definitivamente una reconstrucción en la que el riesgo siempre es (y pasa constantemente) quedarse estancado. En el fango, año tras año. Promesa tras promesa, un what if detrás de otro.

Los Pistons no han ganado un partido de playoffs desde 2008. En catorce años, han llegado tres veces a las eliminatorias: tres derrotas sin rascar nada (4-0). En ese tramo solo han estado dos veces en un mínimo del 50% de triunfos. Han sido tiempos oscuros, con muy pocas buenas noticias e intentos generalmente fallidos: mala suerte, malas decisiones… siempre es lo mismo. Greg Monroe, Andre Drummond, Kentavious Caldwell-Pope, Stanley Johnson, Luke Kennard, Sekou Doumbouya y, si las cosas no cambian mucho, Killian Hayes. Una galería de disparos al aire en el draft sin nada mejor que los dos all star de Andre Drummond, calorías vacías que acabaron en un fallido contrato de cinco años y 130 millones. Hacían falta, efectivamente, buenas noticias. Caer al pozo (20-52 en la temporada 2020-21) y pescar al gran jugador generacional: Cade Cunningham. Su año rookie fue delicioso: 17,4 puntos, 5,5, rebotes, 5,6 asistencias por partido con la sensación de que apenas ha comenzado a arañar la superficie de su potencial. Y de que será mejor cuanto mejores sean sus compañeros porque él se encarga de que todos jueguen. De conectar todos los cables, apretar todos los interruptores.

El movimiento joven había comenzado un año antes de Cade, en 2020. Si Killian Hayes (pick 7) pende de un hilo en el nuevo núcleo del equipo, los Pistons pescaron en la primera ronda a Isaiah Stewart y Saddiq Bey. Un pívot duro que progresa a trompicones y un alero que fue una excelente noticia en el año I de Cade y se confirmó como un valor de futuro, uno más en los nuevos Pistons que está forjando Troy Weaver, que en dos años como general manager ha cambiado el viento de la franquicia totalmente. En 48 horas de actividad frenética, el ejecutivo dio una lección sobre cómo operar en los despachos para desatar el estado de optimismo en torno a su equipo.

Ayton, como gran objetivo o como anzuelo

Jerami Grant, su gran baza como pieza de traspaso, salió hacia Portland Trail Blazers por mucho menos de lo que los Pistons (a priori) habrían obtenido por él antes del pasado cierre invernal: sus casi 21 millones de contrato se fueron a Oregón a cambio de una primera ronda de 2025, con protección 1-4 y aparentemente baja (es de Milwaukee Bucks), un intercambio de segundas rondas que dio a los Pistons el 36 de este draft y un par de segundas futuras. Como los Blazers absorbieron el salario de Grant con una trade exception no mandaron ni un dólar a los Pistons, que se acercaron a la barrera de los 50 millones de espacio salarial. Más que nadie a días de la apertura de mercado y, se suponía todavía el miércoles, dando zancadas hacia DeAndre Ayton y su posible contrato máximo en la MoTown.

Pero Weaver tenía otros planes. O preparados de antemano o creados con maestría sobre la marcha, a medida que las cosas se fueron poniendo de cara en una noche de draft triunfal, el jueves. Los Pistons no picaron con las idas y venidas de los Kings, que elegían en el número 4 y acabaron, como parecía cantado, con Keegan Murray. El primer milagro que necesitaba Weaver había llegado. Jaden Ivey, para casi todos (menos para los Kings) un talento top 4 (o más, para muchos), estaba a disposición de los Pistons con el pick 5. Muchos equipos llamaron para hacerse con el explosivo base de Purdue, pero los Pistons no entraron al trapo, sumaron otro joven con potencial de súper estrella y prepararon el golpe que, justo a continuación, pocos vieron venir. En una complicada marejada de movimientos entre ellos, los Knicks y los Hornets, aprovecharon las necesidades económicas de los otros dos, como se debe hacer, para escalar al pick 13 y llevarse al ultra físico Jalen Duren, pívot de 18 años que había enamorado a la franquicia en sus entrenamientos pre draft. Los Pistons, con espacio salarial de sobra, absorbieron los 9 millones que los Knicks (pensando en Jalen Brunson) querían quitarse con Kemba Walker, que ahora saldrá de Detroit vía buyout. Seguían con mucho espacio salarial, se llevaron de premio un pick 36 al que dejarán madurando en Europa (Gabriel Procida) y demostraron que tal vez Ayton no fuera el premio gordo sino solo un señuelo. Veremos qué dice el mercado, pero desde Michigan ya hablan de invertir ese todavía suculento bocado de espacio salarial en unos cuantos veteranos que solidifiquen el nuevo núcleo joven y no en un gran contrato único (Ayton, Miles Bridges…). Otra forma de construir.

Cade Cunningham, Jaden Ivey, Saddiq Bey y Jalen Duren son ese nuevo núcleo joven en el que todavía tiene sitio Isaiah Stewart. Y veremos qué pasa con Killian Hayes. Ivey aparece como un complemento estupendo de backcourt para Cade Cunningham si se acostumbra a jugar sin balón, a aprovechar la inteligencia de su nuevo compañero… y no digamos si, además, mete unos cuantos tiros por fuera. Es un base explosivo, tremendo cuando va hacia el aro. Todavía toma malas decisiones, le cuesta ver el pase bueno y sus finalizaciones son irregulares cuando no puede, sencillamente, imponer su físico. Pero el talento está ahí. Duren, por su parte, es un pívot de vieja escuela. Un 2,11 que no cumplirá 19 años hasta noviembre y que tiene un físico descomunal, ideal para intimidar en defensa y acabar por encima del aro las jugadas que inicien Ivey y Cade.

Cade Cunningham tiene 20 años. Ivey otros 20. Duren, 18. Bey 23 y Stewart, 21. Hayes, para el que todavía le tenga fe, solo 20. Los Pistons son uno de los grandes ganadores del draft (y alrededores) y uno de los equipos que todo el mundo querrá ver en el League Pass: uno de los proyectos jóvenes con más potencial. Que puede haber dado ya, lo más difícil de todo, con sus próximas súper estrellas. Y también con los complementos ideales para ir formando un bloque que, ahí llega el paso definitivo, gane muchos partidos de baloncesto. Las cosas se hicieron tan bien en un puñado de horas, plan perfecto o improvisación con reflejos, que Deandre Ayton pasó de sueño a opción a estudiar en un visto y no visto. Y los Pistons, un clásico de la NBA, aceleran. O eso parece. Por fin.