Ricky: "Los Jazz no son el típico equipo NBA con 2 o 3 estrellas"
"Me hace muchísima ilusión", dice sobre sus primeros playoffs NBA. El base habla del Joventut ("no imagino su disolución"), su filosofía vital, el artículo de Love...
Después de seis temporadas en Minnesota, Ricky Rubio (El Masnou, 1990) fue traspasado el pasado verano a los Utah Jazz. Tras un arranque irregular en lo personal y colectivo, el base español y el equipo de Salt Lake City se encuentran en su mejor momento (han ganado 23 de los últimos 27 partidos). Muy cerca de asegurar el billete para sus primeros playoffs de la NBA, el base atiende a As vía telefónica.
¿Cómo ve la tensión por la que atraviesa el Joventut?
Es una situación delicada. Otros clubes están viviendo algo similar en lo económico, pero es muy difícil que a uno con tanta historia y que siempre ha estado en la máxima categoría se le deje desaparecer así porque sí. Espero que se puedan resolver tanto sus problemas económicos como deportivos.
¿Se llega Ricky Rubio a imaginar una posible disolución?
No, no me la imagino. Es una situación bastante límite, pero creo que siempre existe una solución.
Entiendo que estos días se le agolparan sus vivencias en Badalona. ¿Qué significa La Penya para usted?
No necesito este tipo de noticias para acordarme del Joventut, algo que llevo dentro. Hice muchos amigos durante mi etapa allí. Guardo un recuerdo muy bonito.
Hablemos de su actual equipo. Los Jazz lucen en estos momentos un balance de 42 victorias y 32 derrotas. Cuesta asimilarlo cuando hace un par de meses estaban 19-28.
Costó arrancar con tantos jugadores nuevos y algunas lesiones que hicieron mella en la evolución del equipo. Ahora estamos en un dulce momento, haciendo muy buen baloncesto. Siempre se planean las temporadas de menos a más. Estamos contentos de que esté siendo así. En lo personal, me estoy sintiendo muy cómodo.
¿Cómo fue su adaptación?
Desde el principio me han tratado de diez. Es una franquicia con mucha historia. Se nota muchísimo que aquí a la gente le gusta el baloncesto. Me encuentro muy a gusto. Los resultados al principio no fueron los esperados, pero con paciencia y trabajo hemos revertido la situación para que las cosas estén saliendo bien.
En una época en la que predomina la cultura ofensiva, Utah está haciendo de la defensa su santo y seña. Van a contracorriente.
Es uno de nuestros emblemas. Contamos con jugadores talentosos en ataque pero, aún más en defensa. No tenemos el típico equipo NBA de ahora con dos o tres estrellas ofensivas, sino que todos aportamos en ataque y atrás somos un bloque.
Llama la atención que esté anotando (12,7 puntos por noche) más y repartiendo menos asistencias (5,4) que nunca en su carrera. ¿A qué cree que es debido?
No hay una explicación concreta, aunque es cierto que por la manera de jugar de los Jazz no tengo tanto el balón. Aquí todo el mundo participa y aporta su granito de arena. No solemos buscar el primer tiro, sino que tratamos de dar tres o cuatro pases más hasta encontrar el siguiente lanzamiento.
Se ha convertido en el termómetro de los Jazz. En las victorias, sus números son notablemente mejores que en las derrotas.
Cuando las cosas funcionan siempre es más fácil jugar. Para mí, es positivo que cuando me siento cómodo el equipo también va mejor.
¿Produce ansiedad tener tan cerca la clasificación para sus primeros playoffs en Estados Unidos?
Me hace muchísima ilusión. Cada partido cuenta. Es una final. Uno tiene que aprender de sus experiencias pasadas. Por suerte, yo ya he jugado eliminatorias de este estilo en Europa y sé cómo funcionan las cosas.
Hace unos días lanzaba un curioso reto en Twitter: su compañero Rudy Gobert y John Stockton contra Karl Malone y usted. ¿Puede explicarlo?
Por casualidad me encontré a Karl Malone y me vino a la cabeza la posibilidad de hacer un dos contra dos invirtiendo las parejas para ver qué pasaría. Una idea que no se podrá llevar a cabo porque Malone y Stockton están ya están retirados.
¿Qué le comentó un mito de los Jazz como Malone?
Me dijo que es un aficionado más disfrutando del juego del equipo. Nos ve bien y está muy contento.
Quedémonos con Gobert. Habrán hablado de la gran rivalidad baloncestística de los últimos tiempos entre España y Francia.
Claro que lo hemos comentado, pero cada uno barre para casa. Tenemos un poco ese juego. Resulta divertido estar con esa coña. Cuando nos encontramos con la selección somos rivales dentro de la cancha, pero fuera somos amigos.
El rookie Donovan Mitchell es una de las grandes sensaciones del año. ¿Cómo han vivido en el vestuario su explosión?
En vez de un novato, parece que lleva varias temporadas en la NBA. Ha ido mejorando con el paso del tiempo y… ¡sólo está empezando! Es humilde y se hace querer, lo que va muy bien para el equipo. Tiene muy buena pinta.
Juega en una de las franquicias donde destacó Pistol Pete Maravich. Un jugador con el que se le comparaba cuando aterrizó en Estados Unidos.
Es bonito estar en un sitio en el que brillaron estrellas de este tipo, pero esa es una comparación que ya quedó atrás.
Por cierto, vaya éxito el de las camisetas City Edition de los Jazz.
Están haciendo una gran campaña de promoción y, particularmente, este modelo en concreto me gusta mucho. Es bonito jugar con él.
Según tengo entendido, aprovechó el parón por el All Star para conocer el estado en el que vive.
Fue una gran experiencia poder conocer las montañas y los maravillosos paisajes del sur de Utah. Encontré mucha paz.
Un viaje muy acorde a su nueva filosofía: vivir el día a día. ¿Cómo es este Ricky Rubio?
Me siento un poco más maduro. Saber cómo son las cosas me ha hecho disfrutar más del momento. Pensamos demasiado en el futuro y en lo que tenemos que hacer, pero si no disfrutas el ahora, no estás viviendo.
¿Y esto en qué se refleja sobre la cancha?
Dejar todos los temores atrás me ha hecho ser más libre jugando. Estoy muy contento con mi rendimiento porque, sobre todo, estoy disfrutando de nuevo.
Esta campaña varios jugadores de la Liga han hablado abiertamente de sus problemas de salud mental. Entre ellos, llamó la atención un artículo de su amigo y compañero Kevin Love en The Players’s Tribune en el que reconoció sufrir un ataque de pánico durante un partido. Fue muy valiente.
A veces idealizamos mucho a determinadas personas y perdemos el punto de vista de que todos somos humanos con sus sentimientos y problemas. Los súper humanos no existen. Cuando se dice que un jugador siempre tiene que rendir a gran nivel y en base a su talento, a menudo se obvia que todos pasamos por etapas y momentos críticos. Influyen otros muchos factores: personales, mentales… Que los deportistas nos abramos y expresemos nuestra forma de ser nos humaniza y hace que la gente se vea todavía más reflejada en nosotros. A veces se cree que todo es perfecto. Y no es así. Muchos, para llegar donde están, han tenido que superar no pocos obstáculos. Eso es lo que les ha llevado a ser lo que son. Sin embargo, hay quien sin pasar por ese camino previo desea ser ya esa otra persona; cuando es la experiencia vivida la que te hace ser la persona que eres en un determinado momento.
En relación al caso que describía Love, ¿ha experimentado usted alguna situación parecida durante algún encuentro?
Sí y no. No tan fuerte como su caso. Aunque, como todo el mundo, he pasado por malos momentos y el superarlos me ha hecho más fuerte.
Si su salud se lo permite, ¿se ha planteado disputar con la Selección las dos Ventanas fijadas para este verano?
La verdad es que no he hablado con nadie de la Federación. Tampoco sé cuál es su idea. Creo que la FEB está haciendo un gran trabajo durante todo el año con el equipo que tienen. Es la primera vez que a finales de marzo estoy luchando por disputar los playoffs. Algo en lo que estoy centrado y quiero disfrutar. Primero quiero ver cómo acabo la temporada. Cuando todo termine será el momento de hablar y ver cómo están las cosas.