Mumbrú, Hervelle y Raúl siguen cabalgando juntos en Miribilla

Mumbrú está viviendo un verano atípico en su larga carrera. Ni Selección ni la pelea por la supervivencia del club del año pasado. Ha podido disfrutar del sol, prorrogar su vínculo con la entidad en la que tiene claro que se retirará y pensar incluso en su papel en el Bilbao Basket una vez que cuelgue las botas. "Hemos estado cargando las baterías, poniéndonos en forma, aunque ya estábamos (risas). Tenemos agujetas hasta en músculos que no conocíamos. Ahora estamos entrenando mucho, conociéndonos todos y especialmente con los nuevos. Nadie puede sacar conclusiones porque se podrían sacar de mí (risas)", expone con una amplia sonrisa. En 2014, por estas fechas, andaban cuatro y el del tambor por Miribilla, tras salir de las tinieblas a las que había enviado la ACB a la franquicia vizcaína: "Estábamos tres, entre lesionados, los que aún no habían venido, los que faltaban por llegar... un poco solitarios. Pasamos un momento muy complicado que intento tener en el olvido, los jugadores tuvimos que dar un paso adelante, aunque la situación era complicada. Luego se produjo una ampliación de capital y faltaban los patrocinadores, que han llegado ya; eso nos deja más tranquilos. Ahora estamos todos, faltan Dairis (Bertans) y Axel (Hervelle), pero contamos con gente de Zornotza para ayudarnos", prosigue el capitán.

El equipo tiene muy buena pinta. La adaptación de James (un americano top en Europa hasta hace nada), Hannah, Bogris, Suárez y Ruoff marcha por buen camino. El físico de este último es portentoso; jugador potente, es un multiusos. Tipo duro, con una energía que deberá ir adquiriendo el griego Bogris. "Bilbao es una ciudad muy fácil para integrarse rápidamente -expone el capitán- y les ha gustado a todos. Lo que tenemos que hacer es entrenar mucho, Sito nos está apretando. Estamos todos cansados pero es lo que necesitamos".

Mumbrú sigue batiendo récords en la ACB y en Bilbao: aquí las ha visto de todos los colores, desde subcampeonatos ACB y de Eurocopa hasta el descenso administrativo del club. Es evidente que va a acabar con todos los topes del club. "No le doy mucha importancia, si estás muchos años en un club vas batiendo marcas. No me planteo qué está cerca, juego y lo que vaya saliendo...", despeja.

Los tres mosqueteros cabalgan juntos. Encara el alero catalán su séptimo curso en Bilbao; nunca ha estado tanto tiempo seguido en otro rincón de la élite. Compartirá vestuario una vez más con Hervelle y Raúl López, por quinto año consecutivo, y a eso le concede enorme importancia: "En todos los clubes es importante que se mantenga un grupo sólido y la gente que venga de fuera sepa la identidad del club y el equipo, y la manera de hacer las cosas. Que sepan lo que es Miribilla antes de jugar aquí. Son buenos amigos, además de grandes jugadores, y poder jugar con ellos es increíble. Que la gente disfrute de ellos está muy bien. Raúl sigue: sabe el ADN del club y no hace falta que diga yo cómo juega cuando está bien".

El equipo es más ambicioso este año, y no lo esconde nadie. "La gente nos debe tener más en cuenta. El objetivo es competir cada partido, creciendo poco a poco desde septiembre para llegar a enero por encima de eso y luego aún mejor", resume el alero internacional. "El equipo tiene muchas cosas parecidas al del año pasado. pero adaptadas a los jugadores de ahora, el fondo es parecido pero la finalidad es diferente. Sabemos de qué va la historia, Para los que llevamos un año con Sito es más fácil porque conocemos su estilo, es muy detallista. A Raúl y a mí el año pasado nos costó cogerlo. Todos los que han venido son grandísimos jugadores, pero destacaría lo que nos puede ayudar Tobías (Borg); ya está adaptado. No es fácil para un chaval de 19 años cambiar de país y todo lo que conlleva... va a ser una de nuestras bazas importantes".