Final Liga Endesa

El Real Madrid se enfrenta al Barça y a la 'magia' del Palau

Rodolfo Molina

Esta eliminatoria ha igualado el arranque más ajustado en un playoff final, el que se vivió en 1986 en otro Clásico. Los blancos dominan el rebote, pero fallan en el triple.

Los clubes se pasan de octubre a mayo luchando por el factor cancha, siete meses aspirando a un privilegio que el Madrid perdió el martes en unos minutos tras desaprovechar una renta de 14 puntos y, luego, una de cuatro a 52 segundos del final. Un torpedo en la línea de flotación blanca, un golpe durísimo que dejó tocados a los de Laso y permite al Barça recurrir a la magia del Palau (hoy y el domingo) para lograr su tercer título seguido.

Desde el martes por la noche, sin embargo, el Madrid se ha levantado anímicamente, ha asumido los errores y su inconsistencia para administrar ventajas y se ve capaz de ganar en Barcelona y forzar el quinto partido en el Palacio. Se sabe más fuerte físicamente en esta carrera de fondo, aunque sólo ha ganado en una de sus últimas nueve visitas ligueras a un Barça que abruma por constancia (séptima final seguida). "La competitividad forma parte de nuestro ADN", dice Pascual.

El entrenador explicó ayer que los síntomas de Lorbek tras golpearse la cabeza en el segundo duelo fueron "estremecedores". Mareos, pérdida de visión... Pero posiblemente juegue. Por encima del esloveno, Tomic es la pieza imprescindible para el técnico culé: "Más allá de sus números, su importancia es brutal. Si le pasara algo, no podríamos ganar".

Pascual da casi por hecho que perderá la batalla reboteadora y se conforma con reducir la diferencia en los tiros de campo (el Real lanzó 19 más). Los azulgrana sufren bajo el aro, sí; pero han limitado mucho al perímetro blanco. Tienen dos tapones­ para tapar tres agujeros y han hecho su elección. El Madrid lleva 12 triples con un flojo 30% de acierto (Rudy, 0 de 8). El Barça, en cambio, suma 15 (45%). Clave a la vista.