La gran diferencia entre el PSG y el Real Madrid es el alma: un equipo tiene, el otro no. El alma del Madrid es antigua, forjada a lo largo de los años.
Es apremiante hacer buena la ventaja conseguida en la Liga, porque perderse en distribuciones de minutos y esfuerzos puede conducir a un despiste peor.
Después del fiasco de París, donde el resultado no fue tan malo como las sensaciones, Ancelotti se ha dado cuenta de que tiene que cambiar el plan del famoso bloque bajo.
Mas allá del mal resultado, quedó una imagen de inferioridad física que no invita demasiado al optimismo de cara a la vuelta.
El Real Madrid necesita un recambio para Karim, una vez visto los efectos de su baja ante equipos como el Granada, y a la espera de jugar el partido de ida ante el PSG en Champions.
La Copa y San Mamés forman una ecuación de tercer grado que sólo los muy preparados son capaces de resolver.
La responsabilidad de Vinicius se ha multiplicado exponencialmente en meses, pasando de ser un suplente a casi un jugador franquicia del que se espera lo mejor cada partido.
Ancelotti ha conseguido dotar al equipo de una regularidad impresionante. El equipo está más construido y domina más registros de juego que las últimas temporadas.
El Real Madrid llega en clara ventaja a la semifinal de la Supercopa ante el Barcelona: los blancos llegan con más confianza, con un Vinicius estelar y un Benzema arrollador.
El chico de los memes, el objetivo de las bromas y los chistes crueles resulta que se ha convertido en esencial y los aficionados, le echan mucho de menos.
Una vez olvidados ciertos inventos raros y recuperados algunos lesionados, Ancelotti dio con el estilo que mejor le viene a este Real Madrid.
Se volvió a ver un futbolista vertical, mostrando su talento rodeado de contrarios, atreviéndose en el regate y en la llegada al área. Si sigue así, Eden puede ser el mejor refuerzo de invierno.
La presencia de Benzema y Luis Suárez convertirá el derbi en un combate de pegadores, un duelo de dos tipos que, con estilos diferentes, tienen la portería contraria entre ceja y ceja.
Ancelotti, que lleva años martilleando con el concepto del equilibrio, se ha dado cuenta de que su equipo muchas veces está más seguro con un bloque defensivo bajo.
Aunque el cuarto puesto de Benzema en el ránking del Balón de Oro ha levantado algunas ampollas, no hay mejor desprecio que no hacer aprecio.
El Madrid afronta un calendario súper exigente hasta Navidad, nueve partidos en apenas un mes y Carletto tiene que pensarse muy bien la dosificación de la plantilla
El futbolista ha vuelto a sentir la indómita llamada de la patria galesa. Solo falta que vuelva a sacar su bandera con aquel 'Wales, Golf, Madrid. In that order'.
La gran noticia es la confirmación de una pareja de centrales de largo recorrido, porque el dúo formado por Alaba y Militao ha despejado todas las dudas.
No parece que los de Carletto estén para exhibiciones de dominio y posesión sino más bien para estar precavidos y esperar su momento.
El potencial físico de este jugador le permite ganar la mayoría de los duelos por su sector y su instinto defensivo le lleva siempre a echar una mano a los centrales cuando lo necesitan.
Por encima de filias y fobias, es innegable que Benzema ha dado los últimos años un salto en su carrera, que le hace merecedor de estar entre los favoritos a ganar el Balón de Oro.
Conviene que el Real Madrid mida muy bien sus movimientos y sus declaraciones alrededor del nuevo intento de fichar a Mbappé, sobre todo para no llevarse otro fiasco
Casemiro no está fresco ni rápido y le cuesta llegar donde antes siempre aparecía. El Madrid, como no podía ser de otra manera, lo acusa.
Hace unos meses imaginar un Madrid en el que no estuvieran ni Modric ni Kroos ni Casemiro hubiera sido enfrentarse al abismo, hoy casi apetece seguir viendo rostros nuevos en el medio.
Ancelotti parece haber entendido desde el inicio que, con la plantilla que tiene, el vigor de los jóvenes es fundamental para sostener un mínimo nivel competitivo.
Página3