A tu salud, Blatter

A tu salud, Blatter

Efecto Chiquito. Desde que me acerqué al California dos horas antes del partido, noté que la jaimitada de Blatter en Oxford había producido un maravilloso efectivo reactivo entre el madridismo. Aficionados llegados de todas partes del globo (un mexicano, Stefan, recién aterrizado desde Cancún) me insistían en que Blatter debía ser suspendido como socio de honor del Madrid y que Cristiano iba a hacer un hat-trick al Sevilla para poner en su sitio al mandatario suizo. La falta de respeto de Blatter hacia Cristiano logró que la afición dejase a un lado la dolorosa derrota del Camp Nou, se unió al equipo como el percebe a la roca y el Bernabéu se convirtió en un ejército indivisible en busca de un triunfo reivindicativo y justiciero. La grada se movilizó en plan todos a una como Fuenteovejuna y entre pancartas y cánticos enervados la enrabietada tropa de Ancelotti se dispuso a consumar el asalto a las líneas enemigas trazadas por Emery. Y si tu comandante se llama Cristiano, mejor sacar la bandera blanca (la del Sevilla, en este caso) y no enfadar mucho a esa fiera desatada que ya se ha llevado por delante a Puskas (en Liga) y que en año y medio habrá subido los otros Everest del Madrid que quedan en pie aparte del genio húngaro: Raúl, Di Stéfano y Santillana. Cristiano es el dueño del Bernabéu, el orgullo vikingo y el color esperanza de un futuro dibujado en torno a su imponente figura. Blatter, su exhibición de anoche va por usted. Si Florentino le quita hoy mismo el carné de socio, la felicidad será completa.

Teniente Bale. La espera mereció la pena. El galés jugó en su sitio reservado en el Madrid (aquí se ubicará en la banda derecha) y aprovechó el reto como sólo lo puede hacer un candidato al Balón de Oro (aunque el trofeo sólo lo merece este año Cristiano). El teniente Bale tiene un cañón en su pierna izquierda que dará muchas noches de gloria a este club. Sus bombas perforaron la portería de Beto, una de ellas con la colaboración de Alberto Moreno (‘echó una mano’ a Gareth). Además, dio dos asistencias. Se asoció bien con Isco y Benzema, la dupla creativa de la velada que debió ser titular en Barcelona (capisci Carlo?). Bale jugó los 90 minutos a todo trapo. Un día le cantará todo el estadio: “Gareth, tú sí que Bales...”).

Bienvenido, Xabi. El regreso del tolosarra confirma que la noche de este 30 de octubre será recordada con una sonrisa de oreja a oreja. Con él, al Madrid vuelve el compás y el cartabón. Ancelotti debe reconstruir el juego en torno a su figura. Y Florentino, renovarlo ya.

Teixeira, de Guinness. El paisano de Sánchez Arminio (¡qué casualidad!) puede presumir de un registro sin precedentes en la historia. Jamás al Madrid le habían pitado dos penaltis en contra en un partido de Liga en el Bernabéu (¡y ninguno era!). Puedes darte un homenaje para celebrarlo, campeón...

Felicidad vikinga. En su casa de Arnedo, mi amigo Chuchi tiene escrito esto en la pared: “El madridismo no es sólo un breve y frenético estallido de emoción; es la imperturbable y constante dedicación de una vida”. Así deben sentirse Juanfran Chelle (¡saldrás de esta amigo!), Luis Andaluz Díaz (socio número 70), José Antonio Moreno, El Tenor de Torrejón, y los peñistas de La Bella Easo (San Sebastián), La Línea de la Concepción, Pola de Laviana (han cogido el tren de vuelta a las 6 de la mañana) y El Robledo (Ciudad Real). ¡Vikingos!

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