NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

100 HISTORIAS DE LAS COPAS DEL MUNDO | 90

El haitiano que detuvo al mundo con los colores de EEUU

Joe Gaetjens anotó el gol más importante en la historia de la selección de Estados Unidos en el Mundial de Brasil 1950. Debió ser un héroe, pero terminó asesinado por la dictadura de Duvalier.

Estados Unidos
Joe Gaetjens anotó el gol más importante en la historia de la selección de Estados Unidos en el Mundial de Brasil 1950. Debió ser un héroe, pero terminó asesinado por la dictadura de Duvalier.
FIFA

Corría el minuto 38 del partido entre Estados Unidos e Inglaterra, durante el Mundial de Brasil 50, cuando Walter Bahr impactó la pelota con su pie derecho. Un misil recto se elevó en ángulo agudo y velocidad crucero. El balón se pierde en la imagen. El gol de Joe Gaetjens solo vive en recuerdos. Harry Keough apela a la memoria para revivir el momento cumbre del fútbol estadounidense. “Si hubiera cabeceado de lleno, la pelota habría terminado en el tiro de esquina”. Gaetjens encontró el obús de Bahr y el rozar de su cabellera ensortijada envenenó el envío y sacudió al mundo. La única fotografía del suceso, impresa en el carrete dos segundos después, muestra la pelota, mansa, que reposa tras las espaldas del arquero inglés Bert Williams. Y Gaetjens y su mirada perdida. Como un transeúnte que pasaba por ahí. Parecía no caer en cuenta. 52 minutos después, el árbitro italiano Dattilo dictó el fin del partido y el comienzo de la historia. Gaetjens, en hombros, la banda azul militar que le atravesaba la camisa blanca, el rostro sereno; la procesión de un santísimo. Estados Unidos había derrotado 1-0 a Inglaterra, la todopoderosa Inglaterra de Billy Wright y Stanley Matthews, en plena Copa del Mundo.

Joe Gaetjens nació en Puerto Príncipe, la capital de Haití, el 19 de marzo de 1924. Hijo de una familia acaudalada, con 14 años se registró para formar parte del equipo Etoile Haitienne. Sin embargo, al no encontrar un sustento de vida en el fútbol, y ante la imposibilidad de ascender en los negocios familiares, consiguió una beca que le permitió estudiar contabilidad en la Universidad de Columbia. En Nueva York compaginó su formación académica con un trabajo de lavaplatos en un restaurant de Harlem. El dueño del establecimiento también poseía un equipo de fútbol amateur llamado Brookhattan, e invitó a Gaetjens a formar parte de él a cambio de 25 dólares extra. Sus actuaciones llamaron la atención de los visores de la US Soccer, quienes buscaban a través del país las piezas para conjuntar a la selección que asistiría al Mundial brasileño. Gaetjens, pese a no tener la nacionalidad estadounidense, fue aceptado en el equipo al declarar su intención de adquirirla después del campeonato.

El equipo estadounidense en el Mundial de Brasil 1950
Ampliar
El equipo estadounidense en el Mundial de Brasil 1950

Ninguno de los compañeros de Gaetjens era futbolista profesional. Walter Bahr fungía como maestro de primaria. Harry Keough trabajaba en el servicio postal. El portero Frank Borghi, otro de los héroes de aquella tarde de Belo Horizonte, era un beisbolista amateur que apenas podía golpear la pelota con los pies. No obstante, los pupilos de Jeffrey Bill resistieron el brutal asedio. “Nadie creía que al medio tiempo estuviéramos ganando”, recuerda Keough en un reportaje de FIFATV. La defensa americana defendía como jauría. Hasta tres defensores salían al paso para bloquear los intentos ingleses y despejaban el peligro a patadas sin ton ni son. Pero el gol de Gaetjens permanecía. Y permaneció. Mientras Gaetjens recorría el Estadio Independencia en hombros de sus compañeros y de un puñado de aficionados, como un rey que reconoce su terruño conquistado, los cables recorrían el mundo con una información que las agencias rechazaban. El New York Times, al recibir el informe, optó por no publicarla en su impreso del 30 de junio. Les parecía un ‘fake news’.

Estados Unidos perdió su tercer partido del torneo ante Chile (5-2; el primero fue un 3-1 contra España) y el equipo se desintegró. Gaetjens declinó la nacionalidad y emigró a Francia donde jugó, sin éxito, para el Racing Club de París y el Olympique Alès. En 1953, volvió a Haití, se convirtió en entrenador y abrió una lavandería. Pero llegó Francois Duvalier. ‘Papa Doc’ fue elegido presidente en 1957 y construyó un régimen de terror, cimentado una demencial mixtura de excesos militares y tradiciones vudú, que encontró en la élite mulata (a la que pertenecía la familia Gaetjens) en las víctimas predilectas de su política represiva. Para ello, apadrinó a un grupo paramilitar llamado Tonton Mouscotes, un auténtico escuadrón de la muerte que detenía, secuestraba, encarcelaba, torturaba y asesinaba sumariamente a opositores al régimen.

El 8 de julio de 1964, una cuadrilla irrumpió en el negocio de Gaetjens y lo llevó al Fort Dimanche, la simbólica prisión de la dictadura-Duvalier. La familia del futbolista, su esposa y cuatro hijos, abandonaron el país vía Puerto Rico y no volvieron a saber nada sobre Joe hasta 1972, el año que Duvalier murió. Gaetjens, el autor del gol más importante del fútbol estadounidense, no vivía más. Lesly, el mayor de los hijos, contó a la BBC en 2014 que tenía informes de la CIA de que Duvalier mismo había asesinado a su padre.

Joe Gaetjens, el héroe que desapareció. El futbolista que labró una de las historias más apasionantes que haya escrito el balompié. El adalid olvidado de un país que, hoy, reniega de él y sus compatriotas. Que la historia no vuelva a olvidarlo.