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Raheem Sterling da una lección de solidaridad y regala una cena a dos 'sin techo'

El futbolista del Manchester City estaba pidiendo comida para llevar en un local de la ciudad de Slough cuando decidió ayudar a dos mujeres sin hogar.

Raheem Sterling da una lección de solidaridad y regala una cena a dos 'sin techo'

Pese a ser venerados por millones de personas, disponer de cuentas bancarias de ensueño y tener la posibilidad de desarrollar un estilo de vida muy diferente al común de los mortales, son muchos los futbolistas que siguen manteniendo los pies en la tierra y no se hallan cegados por su éxito ni por su condición de estrellas. Y de vez en cuando, sale a la luz pública una historia que lo demuestra.

El encargado de uno de los locales de la cadena de 'fast food' Chicken Delite ubicado en la ciudad de Slough, en el sur de Inglaterra, se debió llevar una buena sorpresa cuando vio entrar esta semana en su establecimiento al delantero del Manchester City Raheem Sterling. El futbolista, vestido con una sencilla camiseta y unos pantalones de chándal, hizo una parada nocturna en el lugar para pedir algo de comer, y mientras aguardaba a que su pedido estuviera listo, decidió llevar a cabo una buena acción.

Tal y como ha contado el encargado del local, Wasib Arif, "Raheem me preguntó por una pareja de mujeres que se encontraba fuera pidiendo limosna, y quiso saber si estaban siempre allí. A continuación, me consultó si les podía comprar comida, pues prefería darles algo de comer antes que dinero que pudieran gastarse en alcohol o drogas. Yo le dije: 'Puedes hacerlo'".

El futbolista adquirió entonces varios menús de pollo y hamburguesas por un precio total de 40 libras (unos 45 euros), pidió que se lo dispusieran en tres bolsas, y se las entregó a las dos 'sin techo' al salir del establecimiento. Sterling tampoco tuvo problemas en posar amablemente con el encargado ante la puerta del local, justo antes de ofrecer la comida a las mujeres.

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Además, el jugador entregó una propina de 20 libras (alrededor de 22 euros) a los empleados del Chicken Delite, que quedaron muy complacidos con la experiencia. "Tomó sus bolsas y se marchó", contó Arif, "podría haber hecho que alguien las recogiera en su lugar. Fue realmente humilde... un caballero encantador".