La increíble transformación física de Kelly Osbourne: "He perdido 40 kilos"
La hija del cantante británico Ozzy Osbourne ha compartido en sus redes una serie de selfies en los que se puede apreciar su drástica bajada de peso.
En el mundo de hoy, en el que las redes sociales y la comunicación digital ejercen de microscopios directamente enfocados a la intimidad de nuestro día a día, no hay detalle sobre la vida de los famosos que, tarde o temprano, no sea captado por algún internauta y comentado posteriormente por el público en la arena virtual.
Los cambios físicos de las celebrities suelen recabar especial eco mediático, como bien ha demostrado el revuelo que se ha organizado en torno a las últimas imágenes de la cantante Adele, que en los últimos meses ha perdido la friolera de 70 kilos. A ella se ha sumado ahora la hija de Ozzy y Sharon Osbourne, la intérprete Kelly Osbourne, que desde hace unos cuantos días ha estado publicando en las redes sociales una serie de selfies que no han pasado desapercibidos a sus seguidores.
Y es que la estrella de la telerrealidad británica presenta en sus nuevas publicaciones un aspecto considerablemente cambiado: ahora se encuentra mucho más delgada, con el rostro fino y los pómulos bastante más marcados. Un giro de imagen sobre el que ella misma se ha pronunciado al contestar amablemente al comentario de un usuario, que le preguntó por su notable bajada de peso. "Así es, perdí 85 libras (40 kilos) desde la última vez que te vi, ¿puedes creerlo?", replicó Osbourne, confirmando así la impresión que daban sus últimos posts.
Según indican varios medios norteamericanos, esta transformación podría estar relacionada con la promesa de Año Nuevo que la británica compartió en sus redes sociales el pasado 31 de diciembre: "El 2020 será mi año. Es momento de ponerme a mí misma en primer lugar", escribió entonces la joven.
Osbourne nunca ha escondido los problemas que ha sufrido debido al tratamiento que la prensa ha hecho siempre de su aspecto físico. En 2011 llegó a confesar que las críticas que recibía por su peso consiguieron que se odiase a sí misma y que terminara enganchándose a los opiáceos, lo que acabó con su ingreso en una clínica de rehabilitación.