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El campeón pasa a ser aspirante

La temporada de tenis ya está en marcha. De hecho, empezó en fechas del año pasado, el 27 de diciembre. Cada vez antes. La inminencia del Open de Australia, el primer Grand Slam del curso, del 12 al 26 de enero, obliga a pegarse un madrugón. Pese a ello, no todos los ases del circuito se han subido al tren de los primeros torneos. Así lo han decidido los dos dominadores de la pasada campaña, los dos tenistas que se repartieron los cuatro grandes, dos por cabeza, y que en la presente vuelven a liderar los pronósticos. Jannik Sinner, el número uno, ganador en Australia y Estados Unidos, arranca con ventaja en la pole, aunque con una espada de Damocles que pende sobre su futuro en forma de recurso de la Agencia Mundial Antidopaje por su positivo con clostebol. Carlos Alcaraz, número tres, vencedor en Roland Garros y Wimbledon, es el otro candidato a gobernar en el calendario. Con permiso de Alexander Zverev, siempre dispuesto a entrometerse.

Ninguno de los dos disputará ningún partido oficial hasta su debut en el Abierto. La preparación se suple, en ambos casos, con dos exigentes encuentros de exhibición dentro de los Charity Matches previos. El italiano, ante Popyrin y Tsitsipas. El español, ante De Miñaur y también Popyrin. Quien sí ha elegido otra ruta es Novak Djokovic. Después de un 2024 decorado por el oro olímpico en París como único título, Nole quiere volver a reinar en los principales escenarios, entre ellos en este grande de Melbourne que ha conquistado diez veces, más que nadie. Para cargarse de rodaje y moral eligió el ATP 250 de Brisbane, pero cayó en cuartos ante el gigante Opelka, actual 293 del mundo, después de batir a Hijikata y Monfils en las rondas anteriores. Una derrota, a estas alturas, no dice mucho. Pero confirma que el gran campeón debe asumir este año la extraña condición de aspirante.

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