Nadal: "He recuperado mi fuerza interior y mi intensidad"
El once veces campeón se sentó a hablar con As: su catarsis en Barcelona, donde se encerró en un habitación a meditar, su estado emocional, sus rivales...
-¿Cómo se encuentra física y anímicamente?
-Físicamente, más o menos bien. Dentro de mi estado actual, creo que es un buen momento. Pero es verdad que he pasado 18 meses muy malos, con muchos problemas físicos. Por eso estoy siempre en un estado de alerta continuado. Pero bien, contento de la evolución en estas últimas semanas. Lo más importante es que he podido completar cuatro consecutivas y eso para mí significa bastante. El año pasado jugué nueve torneos y este me tuve que retirar en dos, Brisbane e Indian Wells. Y ahora he conseguido encadenar esas semanas.
-¿Cuando juega, tiene miedo de que le ocurra algo más?
-Después de todo lo que me ha pasado, claro que tengo más miedo ahora que cuando tenía 19 años, que no había vivido prácticamente ninguna lesión. Creo que me ocurre a mí y a todo el que ha pasado por eso. Del Potro seguro que también lo piensa, pero debemos estar centrados.
-Moyá dijo que usted perdió un poco la ilusión y las ganas, ¿fue así?
-Cuando a uno le van pegando castañas por todos los lados, hay que parar y analizar lo que está pasando. Desde el final de 2017, que me tuve que retirar en París y en Londres, hasta antes de esta temporada de tierra, ha sido más de un año y medio con muchos sucesos. En Australia pasó lo que pasó, no llegué a Brisbane y en Melbourne lo tuve que dejar, como después en el US Open. Uno hace el esfuerzo de recuperarse, de intentar volver y de mantener la ilusión y la mentalidad intactas, pero te vuelven a pasar cosas. Este año, hice un muy buen primer Grand Slam y me entrené bien para Acapulco, pero peloteando en Cozumel pegué una derecha y me quedé con la mano clavada. ¡Ostras! Sucedió eso, vale. Lo acepto y estoy varios días sin poder jugar. Luego pierdo contra Kyrgios, no pasa nada. Y cuando en Indian Wells me veo otra vez a un nivel muy alto, me sucede lo de la rodilla. Tenía que recuperarme otra vez, que no es fácil, y me quedé un poco KO. Ahí empieza el trabajo de recuperar la ilusión por las pequeñas cosas, el que desgraciadamente me ha tocado hacer muchas veces y he pasado con muy buena nota.
-¿Cuando dijo antes del Godó que había tenido problemas no tenísticos, se refería solo a las lesiones?
-Sí, sí. A nivel personal y familiar está todo muy bien y no tengo queja.
-¿Cuándo cambió exactamente de actitud?
-En Barcelona tuve otra vez la capacidad de decir, 'Vamos a centrarnos y a avanzar'. Ese ha sido el modus operandi. Lo primero era recuperar mi fuerza interior y mi intensidad mental, para después poder hacer lo mismo con el nivel de juego.
-Su entrenador señaló como punto de inflexión el partido contra Mayer en Barcelona, ¿está de acuerdo?
-Jugué muy mal. Toqué fondo y tuve una de las peores sensaciones que he sufrido en una pista de tenis. Ahí sí que estaba bajo, bajo. Fue un momento complicado. No sé cómo, pero gané. Aquella tarde tuve la ocasión de hablar con mi equipo, mi familia y conmigo mismo. Hice una reflexión. Estuve horas solo en la habitación, pensando. Poco a poco fui recuperando cosas. Vi unos vídeos de buenos momentos míos y me prometí a mí mismo que de ahí en adelante tendría una actitud impoluta, sin quejas, sin lamentaciones, sin regodearme en lo que me pasaba.
-¿Su tenis le preocupaba?
-Bueno, cuando uno pierde la actitud, pierde el tenis. El deporte no se puede separar del estado emocional de una persona. Yo he jugado muy bien todo este tiempo. El año pasado acabé número dos del mundo terminando solo siete torneos. Para mí, lo principal era recuperarme físicamente, con aceptación. Después tienes que tener la humildad y la capacidad de saber que sales a jugar contra Thiem en Barcelona y no eres favorito o que en Madrid, con la altitud, podría no irme bien. No fue un mal torneo, para mí fue positivo porque me vi competitivo.
-A París llega en buen momento...
-Sí, pero después se tiene que plasmar en partidos y resultados, el primero ha ido bien, afortunadamente.
-¿Siente que este año, con la vuelta de Federer, el estado de forma de Djokovic y la explosión de Thiem y Tsitsipas tiene más competencia?
-Yo siempre lo he visto todo muy difícil. Djokovic lleva muchos años siendo muy bueno. Thiem ha hecho como mínimo semifinales los tres últimos... Son cosas que se saben y que hay que aceptar. Siempre ha habido rivales complicados. A ninguno de los que jugamos ahora nos ha tocado vivir una época fácil en ese sentido.
-Esta vez parece que puede tener un inicio amable. ¿Prefiere eso o empezar con más dificultad?
-No hay nada escrito en ese sentido, ese aspecto tiene poca incidencia. Ha habido buenas y malas experiencias de las dos maneras. Al final, lo principal es estar lo suficientemente bien para ganar los partidos cada día, y hay algunos en los que tienes que aportar un extra. Si llegas a las rondas donde hay rivales que te exigen el máximo, tienes que poder igualarlo o superarlo para vencer. Hanfmann no jugó mal, pero las cosas me salieron. Y ahora me toca Maden, que ya ha ganado cuatro partidos aquí, contando la previa. Los rivales siempre te quieren ganar. Intento no perder la perspectiva de que cada día es un reto y una prueba.
-Son jugadores que supongo que no conoce mucho, ¿cómo prepara estos partidos?
-Bueno, siendo honesto, vi jugar a Hanfmann el año pasado en Múnich contra Zverev. Así que recordaba un poco ese. Y hoy con YouTube puedes encontrar cosas. Vi algunos aspectos destacados en sus partidos, me hice una idea, aunque es diferente cuando juegas contra él. Investigué un poco y con Maden haré lo mismo. Lo importante, de todas formas, es jugar bien. Y si sabes un poco sobre tu oponente, mejor.
-¿Le ha gustado la reforma de la Philippe Chatrier?
-Es muy bonita. En cuanto a las sensaciones de juego, no supone una gran diferencia. Creo que es lo mismo. La pista es igual. Visualmente hay pequeñas diferencias, pero en términos de tenis, no. El viento viene de la misma manera, es una cancha muy, muy grande.
-Relajémonos. ¿Por qué suele jugar siempre con equipaciones de colores vivos?
-Me gustan más los colores alegres que los apagados, porque entiendo que la vida con más alegría es mejor. Es importante tener gente al lado que te ayude a ser más feliz, Me gustan siempre los colores vivos, sin pasarse. Una combinación clásica, pero divertida. No soy muy fan de los tonos oscuros y me han quitado de la sesión nocturna de Nueva York por esas cosas.
-¿No pretenderá despistar a los rivales?
-No, no (sonríe), faltaría mas.
-Sé que le gustan las series, ¿ha visto Juego de Tronos?
-Vi cinco temporadas, pero la dejé y cuando intenté arrancarla otra vez, tuve un problema. Hay tantos personajes y tantas historias, que me perdí. No sé si la retomaré.
-¿Y ahora qué está viendo?
-'Nuestro Planeta', en Netflix. Es un documental por episodios y voy por el cuarto. Es muy chulo, la verdad.
-La última. ¿Si algún día tiene un hijo o una hija, qué vida querría para ellos o si le dijeran, 'quiero ser como tú, papá', qué les diría?
-Yo no sería quien para decidir sobre la vida de nadie. Intentaría educar o ayudar de la manera que consideráramos oportuna para que un hijo o una hija tuvieran el futuro encaminado. Para eso lo que se requiere es una base estable y fuerte a nivel educativo y de valores, con ejemplos positivos que intentaríamos transmitir. Si quisieran dedicarse al deporte, encantados, porque da una buena formación y nunca debería ser negativos. Intentaría no caer en el error de muchos padres: tener más ganas yo que ellos de que fueran algo concreto. Les apoyaría, pero sin forzar ni tener más ilusiones que ellos, porque así las cosas no suelen funcionar.