Xabi Alonso es un milagro


No es normal que en tan poco tiempo el Madrid haya dado un cambio de este alcance. Ni el más optimista de los vaticinios podía pensar en una metamorfosis similar, pero Xabi Alonso ha roto todos los pronósticos. Si algunos le atribuían cierta condición milagrosa al nuevo entrenador blanco, de alguna forma respaldada por esos desenlaces agónicos con el Leverkusen, van a tener razón. Este Madrid se ha quitado las bridas y empieza a hacer muchas cosas bien como equipo. Todos los jugadores están mejor porque Xabi les ha dado las instrucciones necesarias para responder como colectivo. Nada es casualidad.
La actuación del Madrid ante el Dortmund se asienta en la mudanza que ha emprendido con Xabi Alonso. Fue su partido más aparente del torneo, aunque se cayera durante algún rato tras el descanso y se expusiera a un inútil sufrimiento final. Xabi repitió once, una muestra de respeto a la meritocracia, y Gonzalo se lo retribuyó con otro gol. Lo suyo no es flor de un día. Pero al Madrid ya no le explican solo los resultados, sino su juego. Conocedor de las fortalezas del Dortmund, Xabi introdujo algunos matices tácticos a tener en cuenta. En fase de posesión, el Madrid casi se ordenaba bajo un 1-4-4-2 con Tchouameni en paralelo a Güler y Fran García estirando más que Trent. Cuando tocaba defender en bloque medio-bajo, pasaba a una línea de cinco. Se cerraba Trent, Valverde se retrasaba para fijar a Svensson y Tchouameni seguía muy de cerca a Brandt.
Lo que no cambió fue la dinámica creciente del equipo blanco. Esa primera presión del Madrid equivocó al Dortmund, tanto como la persistente movilidad de todas las piezas madridistas. Aquí nadie se queda quieto y son continuas las rupturas, sumando numerosos jugadores en el área rival. Tchouameni, Bellingham o Valverde fueron un ejemplo de ello.
Con ese traje, el Madrid gustó y se gustó. Güler cogió el volante creativo, Fran García se despegó por fuera, Vinicius atacó los espacios y Gonzalo se apoderó del área ante las inoperantes vigilancias del Dortmund. El equipo de Kovac tuvo poco que decir, aunque al Madrid se le hiciera larga la segunda parte. En cualquier caso, no se angustió en exceso porque jugó junto y preservó su escudo. Fue una cuestión de orden y voluntad también. Querer es poder, y Xabi Alonso ha persuadido a los suyos de que nadie está exento de ahorrarse una carrera de retorno o una ayuda al compañero. Cada partido deja detalles en este sentido, aunque un caótico final expulsó a Huijsen de la semifinal y pudo haber sido peor de no estar Courtois. El Madrid tendrá que aprender esa lección como parece haber interiorizado otras. De ganar va la cosa, pero también de correr y jugar bien. El PSG, la próxima asignatura del Madrid, es un maestro en esto.
Llegada desde las bandas

Trent y Fran García simbolizan la evolución ofensiva del Madrid. Los dos pisan el área para crear el 2-0. Su presencia sorprende a la línea defensiva del Dortmund.
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