Rodrygo es el imán de la Champions
Es inevitable acordarse de aquella noche en la que los madridistas levitamos. Literalmente. Los nombres de Rodrygo y del City estarán para siempre unidos por esos 82 segundos de locura en los que el Genio de Osasco sacudió el corazón de 600 millones de almas blancas en todo el mundo, materializando un doblete que sigue apareciendo en las pesadillas de Guardiola. Ese desmarque al primer palo para aprovechar la asistencia de Benzema; ese remate de cabeza medido, tras el pase majestuoso de Carvajal y la peinada de Asensio, que dejó con el molde a Ederson... El Bernabéu flotó, se inundó de lágrimas de emoción incontenible y fue un volcán de ilusiones desatadas, festejando un momento único y casi irrepetible.
Rodrygo es el violinista de los 4 Fantásticos. Esa finura en la concepción del juego de ataque, e incluso en la definición, lo convierten en un delantero moderno, estético y determinante, sobre todo si entra por ese perfil izquierdo que a veces se convierte en el atasco de la salida de Semana Santa, con Vinicius y Mbappé pululando por allí en busca de la presa. Pero Rodrygo tiene un acuerdo matrimonial con la Champions que nadie pude discutirle. Suma 24 goles en la Copa de Europa, solo cuatro menos que Vini, a siete de Gento y a 11 de Puskas. El ‘11′ tiene mucho que decir hoy. En el Etihad le temen. No me extraña...