No fueron dos toques, fueron tres
La UEFA ha hecho públicas las imágenes del VAR y ha dictado sentencia: el penalti de Julián Álvarez está bien anulado porque tocó el balón con el pie de apoyo antes del golpeo. En la página 134 del Reglamento Arbitral de FIFA puede leerse que “el ejecutor de un penalti no podrá jugar el balón por segunda vez hasta que lo haya tocado antes otro jugador”. Es la Regla 14.1, la que regula el lanzamiento de penaltis y a la que se remite el organismo ante la consulta del Atlético. En ese texto no viene por ningún lado que el toque deba ser más o menos ligero, como tampoco es razón para anular un gol por fuera de juego que el orsay sea por un solo centímetro. O toca el balón en el penalti o no lo toca. O está en fuera de juego o no lo está. O se está embarazada o no se está. No se puede estar medio embarazada.
Además, en puridad, viendo repetida una y otra vez la toma de la UEFA (la que usaron como referencia en el VAR) yo me atrevería a decir que Julián no toca el balón dos veces, sino tres. Una primera al resbalarse, rozándolo con el pie izquierdo, una segunda en el golpeo con el pie derecho, y otra vez más cuando la pelota vuelve a rebotar en el izquierdo. Tres. Podemos comprar el relato de que fue una desgracia, purita mala suerte. Incluso la UEFA en su comunicado abona esta tesis, ya que adelanta que hablará con la FIFA para que se revise la norma en los casos en que un doble (o triple) toque sea involuntario, como le pasó a Julián Álvarez. Puede que cambien el Reglamento por esa jugada del Euroderby,como lo cambiaron por el no fuera de juego de Mbappé en la final de la Liga de Naciones tras el toque de Eric García. Pero en el Metropolitano se jugó con la Regla 14.1, que dice lo que dice y de momento es la que vale.
El VAR, que vino para quedarse, está siendo mal utilizado en muchas ocasiones. Lo vemos cada domingo en la Liga, y muy especialmente con el descalzaperros de las manos. Pero ese mal uso es limítrofe a nuestro Campeonato. Porque en Europa no es así. Quedó demostrado con la mano de Giuliano Simeone. Esa jugada, aquí, seria penalti. Pero no en la Champions. Ni Marciniak la pitó ni el VAR le avisó para que la revisara, con buen criterio. Otra cosa fue el penalti de Julián. En el mismo Reglamento Arbitral de FIFA citado anteriormente, en su página 83, puede leerse lo siguiente: “El árbitro de vídeo asistirá al árbitro principal con ayuda de las imágenes en los casos de error grave o incidente grave inadvertido especialmente en lo relativo a un gol/no gol, penalti/no penalti, tarjeta roja directa o confusión de identidad con las tarjetas, bien sean amarillas o rojas”. El VAR puede gustar o no, pero no puede retorcerse el Reglamento para que un orsay deje de serlo según sea por un centímetro o por medio metro o un penalti se anule por dos toques, sean o no más o menos ligeros e incluso casi inapreciables.
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