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Lunin y Brahim ya reciben trato de usted

Dos outsiders del Madrid, de los que poca importancia cabía esperar esta temporada, protagonizaron en Leipzig una noche definitiva en sus carreras. Lunin y Brahim, que se habían ganado el respeto del equipo y de la hinchada madridista en los últimos meses, no tendrán que someterse a más dudas y preguntas. Las ingobernables circunstancias del fútbol les colocó ante una oportunidad que han aprovechado hasta el hueso. La sucesión de lesiones abrió puertas en la plantilla, donde parecían destinados a una contribución escasa, residual. Nadie podrá decirlo ahora, menos aún después del decisivo papel que desempeñaron contra el Leipzig.

La ausencia de Bellingham, que ha adquirido el papel de superhombre en el Madrid, invitaba al temor. Durante toda la temporada, el equipo se ha sentido bajo la protección del jugador del año en España y en Europa. Sin el inglés, Ancelotti eligió para el partido a un jugador que está en las antípodas de Bellingham. Brahim es pequeño, liviano y regateador. Tiene el aire de jugador callejero, etiqueta que desgraciadamente no favorece a los futbolistas en estos tiempos. Ahora todo es método en las escuelas. La inspiración que procura tiene mala prensa.

Brahim, que juega con un fervor que emociona, tuvo una presencia anecdótica en las primeras semanas de la temporada, pero aprovechó cada minuto de cada oportunidad que le concedió Ancelotti. Habla maravillas de los dos la situación actual. Ancelotti ha reconocido el creciente impacto de Brahim, habitual en las alineaciones y titular con alguna frecuencia. Sus méritos resultan incuestionables. En un equipo de estrellas y con la delantera ocupada por Vinicius y Rodrygo, ha irrumpido a golpe de goles, regates y contagiosa actividad.

No es Bellingham, nadie lo es, pero mejor que no se lo pregunten al equipo alemán. En un partido precioso, favorecido por la admirable propuesta del Leipzig, Brahim jugó con la prestancia de los futbolistas que se sienten seguros y apreciados. Sustituyó a una estrella mundial sin sentirse superado por el desafío. Ganó el partido con un gol sensacional. Probablemente marcará su carrera. No habrá manera de pensar en él como un jugador revoltoso, un agitador anecdótico. A Brahim ya hay que tratarle de usted.

Lunin había estado bajo sospecha desde que llegó al Madrid desde Ucrania. Sucesivas cesiones no invitaban al optimismo. En el Leganés (2018-19) jugó cinco partidos. En el Valladolid (2019-20), ninguno. Esa temporada pasó al Oviedo, donde fue titular en 20 ocasiones. Regresó al Real Madrid, donde sólo fue titular en un partido de Copa y cuatro en la temporada siguiente (21-22). Su recorrido total se reducía a 17 partidos en tres temporadas. El fichaje exprés de Kepa, vía préstamo, no le auguraba nada bueno.

Como ha ocurrido con Brahim, Lunin ha aprovechado su oportunidad y se ha ganado el puesto en la competencia con Kepa. La temible ausencia de Courtois ahora se antoja más manejable. Con Lunin en la portería, el Madrid camina con comodidad en la cabecera de la Liga, ha ganado la Supercopa y está en la mejor posición posible en los octavos de final de la Liga de Campeones, en buena medida por la fenomenal respuesta de su portero en Leipzig, frente a un excelente rival que tiene el gatillo fácil.

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