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La ‘Ley Biriukov’ se la come Yamal

La primera versión de la Ley del Deporte llegó en 1990 para poner solución a algunos casos excepcionales que afectaban a los internacionales. Uno de ellos era Chechu Biriukov, que fue el primer deportista que se acogió a esa nueva categoría llamada de “interés nacional”. Consistía en hacer una mili más llevadera a cambio de los servicios prestados en la selección. Eso sí, el llamado ‘campamento’ no se lo saltaba ni Dios. Tres meses de duro entrenamiento en cuarteles áridos o fríos, según el destino. A Chechu, que había agotado las prórrogas, le tocó en El Goloso. A la nueva Ley del Deporte se le llamó ‘Ley Biriukov’ porque fue el pionero. Pero hubo otros que también se acogieron a ella. Por ejemplo Emilio Sánchez Vicario, entonces número 2 del mundo, que hizo el Servicio Militar en el cuartel de Lepanto, en Barcelona.

La historia de Sánchez Vicario también viene al caso porque a su vez fue el primero (recientemente lo intentaron las futbolistas campeonas del mundo en su plante con la Federación que fue abortado tras una amenaza velada de Víctor Francos para que depusieran su actitud) que recibió un toque por criticar al capitán de la Copa Davis, Manuel Orantes, tras una eliminatoria en Moscú. Javier Gómez Navarro, entonces secretario de Estado, le avisó de que perdería su condición de deportista “de interés nacional” si consumaba su dimisión del equipo de Orantes. Finalmente, Sánchez Vicario rectificó y firmó una declaración jurada prometiendo obediencia a su capitán.

Han pasado 35 años de la ‘Ley Biriukov’ y ya no hay mili, pero la obligación legal de ir con las selecciones sigue vigente sin nada más a cambio que el honor de representar a España. Es una ley que sólo rige aquí y en Chipre, caray. No existe en Francia, Italia, Alemania o Inglaterra.

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