Faltó juego y ecuanimidad, sobró crueldad

El destino suele guardarle un regusto cruel al Atlético. Se marcha de su estreno en el Mundial de Clubes a las primeras de cambio con seis puntos de nueve (hay grupos donde el líder puede acabar con menos) y esa desazón del deber no cumplido.

Y más en el caso rojiblanco, con la dificultad de superar cuatro años a Real Madrid o Barcelona para estar en el torneo. Compite contra colosos y quizás no se valoró lo suficiente una gesta difícil de repetir. Al equipo le faltó juego, como en los últimos meses. También refuerzos. Un lateral izquierdo, un central dominante (Cuti es el sueño), un pivote (avanza Johnny Cardoso) y la creatividad que aportaría Baena. Nadie llegó a tiempo y lo pagó ante el PSG. Los males no se enderezaron. Falta de tensión, ideas, contundencia...

Al Atleti le faltaron muchas cosas. Estabilidad (los centrales, como flanes), De Paul desatinadísimo, la banda izquierda como agujero en el lateral e interior, Sorloth y Julián negados de cara a puerta... Pero también ecuanimidad. Partido tras partido castigado por los arbitrajes. Y el mexicano César Ramos puso la guinda. Tres penaltis pidió Julián en la primera mitad, uno catedralicio. Se escudó en una disputa previa de Sorloth para no pitarlo. Lo importante que hubiese sido.

Y le sobró crueldad. En el grupo más complicado del torneo, contra el campeón de la Champions y de la Libertadores, cada detalle cuenta. Seis puntos de nueve y pone rumbo a casa. Un curso donde la ilusión se perdió por el camino. Dinamitada en marzo (Julián y el VAR...). Y donde buena parte de la plantilla se despide de forma triste, con Correa a la cabeza (salvo sorpresón). Rodear con calidad a la Araña, el próximo objetivo.

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