El Big Bang de Gianni Infantino
Anoche, 95 años después de que se inaugurase el de selecciones en Uruguay, arrancó en Miami el primer Mundial de Clubes.


Experimento. Anoche, 95 años después de que se inaugurase el de selecciones en Uruguay, arrancó en Miami el primer Mundial de Clubes. Según su presidente, Gianni Infantino, un “Big Bang” para el fútbol. Hasta aquí ha llegado la FIFA después de reformular la Intercontinental en un Mundialito que nunca funcionó. Infantino ha regado la fiesta de mucho dinero: cerca de 1.000 millones de euros en premios, unos 125 para el ganador. Un buen botín que justifica los 130 millones que ha desembolsado el City por Reijnders, Cherki y Aït-Nouri; o que el Madrid haya apretado a Xabi Alonso para que se sentase ya en el banquillo y haya pagado 60 millones por Huijsen, 10 por Trent y otros 63 por Mastantuono aunque sea como fichaje preventivo (jugará con River) por si destaca en un torneo que está en el laboratorio. Su arranque coincide con un escenario de estallido social en Estados Unidos generado por las agresivas políticas migratorias de Trump, socio muy cercano a Infantino, quien acudió el pasado 19 de enero al mitin de la victoria electoral del magnate. La participación, además, tiene asteriscos. Los criterios de clasificación han sido inflexibles y concienzudos en algunos casos. Pero variables, ligeros y sospechosos en otros, como el que permitió darle plaza al Inter Miami por ser campeón de la liga regular cuando la MLS la terminaron ganando los Galaxy.
Dudas-certezas. Los partidos se emiten gratis por televisión a través de ‘Mediaset’ y ‘DAZN’, una plataforma cuya razón de ser tiene que ver con el pago. Una contradicción a lo Superliga, que pone bajo sospecha el interés real por el torneo. No sólo en las pantallas. También en los estadios. Ningún equipo, salvo el Madrid, ha conseguido agotar las entradas de sus partidos. Los precios han pasado de las nubes al suelo; y en Miami casi se regalaban entradas por los institutos para el partido inaugural. Llegados aquí, sin embargo, el Mundial también está lleno de atractivos. La novedad siempre engancha. Hay exotismo. Algunos equipos darán el cante, pero también hay un puñado de instituciones históricas y estrellas. Dembélé, Vitinha, Mbappé, Haaland, Palmer, Julián Alvarez, Kane, Musiala, Di María, Lautaro. Y los últimos coletazos de uno de los más grandes, Messi. Asegura Infantino que dentro de cien años se recordará al primer ganador del Mundial de Clubes. Es difícil saber si el torneo se asentará, pero armonizando calendarios y resolviendo algunos criterios de clasificación sin hacer trampillas para asegurar el negocio, tiene muchas cosas para triunfar.
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