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El Barça no enamora, pero conquista

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Con el 1-2 en el campo del Betis, otrora Heliópolis, luego Benito Villamarín, después Ruiz de Lopera y hoy Benito Villamarín de nuevo, el Barça completa su primera vuelta con 50 puntos, lo que hasta para los que somos de letras nos pone muy fácil hacer la proyección hacia los 100 en la cuenta final. Una Liga de 100 puntos equivale a matrícula de honor y en ese ritmo está el Barça, con aires de no desfallecer. Xavi parece ya decidido a organizar el equipo con cuatro medios colocados al modo del ‘cuadrado mágico’ de la vieja WM, bien que con sólo dos delanteros. Pendientes, eso sí, de las apariciones por la izquierda de Balde. O de Jordi Alba.

Los adelantados del cuadrado son Gavi y Pedri, interiores de toda la vida, industriosos, con recorrido, más agitado el primero, más fino el segundo, pero válidos ambos para meterle ritmo y juego al equipo. Detrás, Busquets pone la pausa y De Jong, favorecido por este sistema, va dando por fin su medida en el Barça. Su rapidez para sacar la falta que le hicieron a Gavi fue clave para el primer gol, coronado por Raphinha a buena entrega de Balde. El segundo fue obra de ese cazagoles de toda la vida llamado Lewandowski, que aprovechó un córner bien bajado de cabeza por Araújo. Luego Koundé se atarugó y regaló el 1-2, para emoción final.

Se podría decir que el Barça no enamora, pero conquista. En el entorno culé detecto gente que esperaría más, en parte por promesas excesivas que hizo Xavi a su llegada, en parte porque aún se añora el juego de tiempos mejores, cuando él no estaba en el banquillo sino en el campo, mano a mano con Iniesta y con Messi muy cerca de ambos. Eso pasó, pero fue tan grande que el recuerdo aún no está enterrado y a ello se suma la decepción del deslizamiento de la Champions a la Europa League. Por eso quizá muchos culés miran todavía con desconfianza a este Barça, a pesar de esos 50 puntos que tienen al Madrid haciendo la goma como un ciclista apurado.